Rebajar las tasas universitarias: un paso más, aunque corto, hacia la equidad

Todos los créditos de los grados y los másteres habilitantes costarán menos de 20 euros el próximo curso

Júlia Claramunt Pi
4 min
Un grupo de estudiantes universitarios, en una facultad.

BarcelonaEl primer curso de ingeniería de la energía en la UPC que cursa Melanie Nayeli vale 1.660 euros este curso, pero el próximo septiembre costará 1.107, 553 euros menos. La rebaja de las tasas universitarias, anunciada por el Govern este martes, establece que a partir del curso 2022-2023 todos los grados y los másteres habilitantes (los necesarios para ejercer determinadas profesiones, como la de profesor de secundaria), costarán, como máximo, 18,46 euros el crédito. Se trata de una larga petición de los sindicatos de estudiantes, que han conseguido blindar por ley las tasas universitarias impulsando con éxito una iniciativa legislativa popular. El Sindicato de Estudiantes de los Países Catalanes (SEPC) celebra la medida –"un paso importante"–, pero avisa que "el problema del acceso a la universidad no desaparece" solo bajando el precio de los créditos.

La profesora de investigación ICREA en el Institute of Political Economy and Governance (IPEG), Caterina Calsamiglia, también considera que el coste no es el único factor determinante a la hora de ir a la universidad. "No hay ninguna evidencia, tampoco a escala internacional, que demuestre que un incremento de las tarifas reduce el acceso a la universidad", explica en referencia al polémico aumento de un 60% del precio de las matrículas universitarias del curso 2012-2013. "No parece que sea un filtro de entrada, porque está la posibilidad de pedir becas", añade. Es el caso de Melanie, que es beneficiaria de una de las diez Becas Salario UPC, que le permite financiarse la carrera: a pesar de que valora positivamente la rebaja de precio, admite que en su caso no influirá.

Según Calsamiglia, el hecho de no poder trabajar, el desajuste entre las expectativas y la adaptación en el entorno y la falta de acompañamiento suponen un impedimento más importante a la hora de acceder a las facultades: "Muchos jóvenes ni se lo plantean porque no lo ven como una opción. No tienen referentes en su entorno que los acompañen". La presidenta del Observatorio del Sistema Universitario (OSU), Vera Sacristán, coincide en afirmar que el precio solo es la “guinda del pastel” de un sesgo socioeconómico en la enseñanza muy arraigada a la sociedad: los hijos de personas con estudios universitarios están sobrerepresentados en la universidad, mientras que los jóvenes con padres sin más estudios que los obligatorios están infrarepresentados. Melanie ha recibido el asesoramiento sobre las becas gracias al programa Prometeus, que acompaña a adolescentes de los institutos públicos de los barrios más vulnerables de Barcelona para que puedan acceder a la universidad.

Una elección pragmática

Más allá del acceso a las facultades, el contexto socioeconómico también puede condicionar la elección del grado. “Hay estudiantes que se plantean hacer una carrera de letras en vez de medicina, por ejemplo, por culpa del coste. Hay una diferencia de unos 600 euros entre una y otra, no tiene ningún tipo de sentido”, comenta Marta Daviu, portavoz nacional del SEPC. Según la consellera de Investigación y Universidades, Gemma Geis, esta rebaja permitirá que "los estudiantes que quieran ir a la universidad puedan escoger qué estudian según la vocación y cómo se proyectan en el futuro, y no según la capacidad económica".

Pero Sacristán va más allá del precio y señala el coste de oportunidad. Es decir: “El dinero que pierdes por el hecho de estar estudiando en vez de trabajar”. “Las personas de origen socioeconómico más desfavorecido eligen cada vez menos carreras consideradas difíciles. Implican dedicar más años y, por lo tanto, es más tiempo sin trabajar”. En el caso de querer tener trabajo, compaginarlo con los estudios no es fácil. Berta Rovira, estudiante de nanotecnología en la Universitat Autònoma de Barcelona, ha intentado trabajar entre semana, pero “las clases por la mañana y las prácticas de laboratorio por la tarde” se lo han hecho muy difícil: "Ahora hago de camarera los fines de semana".

¿A quién beneficiará?

"Nadie tendría que quedarse fuera de la universidad por motivos económicos. Con la rebaja, más estudiantes se atreverán a ir", apunta Daniel Crespo, presidente de la Asociación Catalana de Universidades Públicas (ACUP). Tanto Daviu como Sacristán coinciden en que la rebaja tendrá un impacto especialmente positivo en los colectivos que tienen dificultades económicas, a pesar de que la directora del observatorio añade que "también habría que disponer de becas salario". Calsamiglia, en cambio, no está de acuerdo. Según la profesora de investigación, la reducción beneficiará a las clases medias y altas: “Sería mejor coger este dinero y concentrarlos en becas que garanticen la gratuidad. Para la gente que ya paga la universidad no es un limitador”.

Sea como sea, para los sindicatos estas becas son "insuficientes": “En muchos casos dependen de tu media y las que se otorgan según la renta económica tampoco cubren a todo el mundo", lamenta Daviu. En este sentido, Geis admite que el escenario que "le gustaría es un sistema de becas más fuerte en el país".

Segundas matrículas

Donde todavía hay margen para bajar precios es en la segunda matrícula, cuando el estudiante suspende o no se presenta a una asignatura. No me puedo permitir suspender", reconoce Rovira, que está becada. A pesar de que no se ha anunciado ninguna rebaja específica para estos casos, Geis defiende que la reducción global en las tasas acabará teniendo un efecto "a la baja" también en el caso de las segundas matrículas. "Los recargos económicos que se aplican actualmente sancionan el bajo rendimiento académico. ¿Por qué esta discriminación es económica?", se pregunta la presidenta del OSI. Daviu es contundente: "Es necesario eliminar este castigo económico, como se hace en el resto de Europa". Para la portavoz del SEPC, el objetivo final es conseguir la gratuidad: "La rebaja es un paso más, pero todavía estamos lejos de que la educación superior sea un derecho”. 

¿Cómo cambiarán los precios de las matrículas?

La rebaja del precio de los créditos afecta las matrículas de los grados de experimentalidad alta y media, así como de los másteres habilitantes. En el caso de los primeros, que engloban carreras de ciencias de la salud e ingenierías, el precio bajará más de un 30%: de los 27,67 euros actuales a 18,46. En el caso de los de experimentalidad media, como arquitectura, periodismo y psicología, la reducción es superior al 26%, porque el precio actual son 25,04 euros. El descuento también se sitúa alrededor del 30% en cuanto a los másteres habilitantes, los necesarios para ejercer determinadas profesiones como la de profesor de secundaria, arquitecto y abogado: el precio por crédito pasa de los 27,67 euros a los 18,46. El resto de los másteres, los no habilitantes, mantendrán hoy por hoy el precio de 26,67 euros el crédito. El precio de los estudios de grado de baja experimentalidad (por ejemplo, derecho, filología y educación) fueron los primeros que bajaron y se mantendrán en 17,69 euros. Esta rebaja, la tercera consecutiva, supone una inversión de 27,5 millones de euros.

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