Cómo son las escuelas de los expertos PISA: aprender por competencias, menos pantallas y un 25% de castellano

Esta semana el Grupo de Impulso de Mejoras Educativas ha entregado a la consejera más de un centenar de medidas

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Un pasillo de la Escola Pia de Sarrià, un centro concertado, en una imagen de archivo.

BarcelonaEsta semana, el grupo de expertos que el Govern nombró para hacer propuestas para hacer frente al desastre catalán en las pruebas PISA ha entregado más de un centenar de medidas a la consejera de Educación. En el documento hay una gran cantidad de cuestiones que no han logrado el consenso entre los 18 miembros del comité y se ha optado por pedir que se estudien, como la diferencia de horas lectivas entre pública y concertada o la distribución horaria de los profesores de instituto. En este sentido, el informe hace una clara advertencia: “Hay que apuntar que no ha habido tiempo de elaborar un diagnóstico completo, con análisis de datos, y que las propuestas que recoge este documento se basan en el conocimiento que, en conjunto , disponen los miembros del Grupo, fruto de su experiencia en el ámbito de la educación”.

El ARA ha hablado con los tres directores de centros públicos que forman parte de la comisión para saber cómo son sus escuelas.

Ermengol Alemany, Arturo Ramírez y Joan Cumeras, los tres directores de centros públicos del grupo de expertos PISA.

Instituto Santiago Sobrequés i Vidal: proyectos creativos y un paso atrás con las pantallas

"Siempre les digo que del instituto deben salir mejor formatos y mejores personas. En el proceso deben disfrutar, pero debe ser a través de esforzarse", explica Joan Cumeras, uno de los expertos del grupo PISA y director del Instituto Santiago Sobrequés y Vidal de Girona. El centro tiene 800 alumnos y más de 45 años de historia, y hace más de una década que Cumeras le lidera. Explica que apuestan por "un trabajo competencial, pero sin obsesionarse" y realizar proyectos creativos que los vinculan con la ciudad. Uno de los buques insignia del centro es el bachillerato artístico, donde se trabaja más por proyectos a través de colaboraciones con la red de museos de Girona. Sin embargo, el director insiste en que el liderazgo pedagógico es compartido: "La novedad no siempre es señal de éxito, pero respetamos que cada profesor utilice su metodología". Aunque considera que tienen una plantilla docente "fuerza estable", explica que el pasado año recibieron veinte nuevos profesores a raíz del proceso de estabilización.

En cuanto a la nueva normativa que prohíbe los móviles en escuelas e institutos, en su caso no tendrá ningún impacto porque llevan 10 años aplicando. Sin rechazar la tecnología –el director explica que todos los alumnos tienen ordenador– han optado por dar un paso atrás en cuanto al uso de pantallas. "Vimos que afectaban demasiado negativamente al alumnado; por tanto, se utilizan ordenadores, pero no para realizar cualquier tarea". En este sentido, asegura que los libros de texto y el trabajo en papel tienen un peso muy importante.

Escola Sant Jaume: todas las clases son una orquesta y es uno de los centros con un 25% de castellano

"Hemos apostado decididamente por la educación musical para potenciar la igualdad de oportunidades", defiende entusiasmado Arturo Ramírez, director de la Escuela Sant Jaume del Prat de Llobregat y uno de los expertos del grupo PISA. En ese centro con 500 alumnos cada grupo clase configura una orquesta musical. "Todo el mundo tiene su violín o su violonchelo que proporciona el Ayuntamiento y damos acceso a una materia que normalmente está reservada a la población con un cierto poder adquisitivo", detalla. Éste es uno de los ejes vertebradores de la escuela, pero también lo es la participación del alumnado en la toma de decisiones. Se organizan por comisiones que trimestralmente se reúnen con el director para proponer desde un cambio de menú en el comedor hasta cómo se gestiona el patio (donde se prohibió jugar a pelota). Sin embargo, los alumnos también tienen peso en los informes que se envía a las familias. "De primero a sexto de primaria los alumnos se autoevalúan desde su perspectiva y los padres reciben la evaluación de los maestros y el comentario de sus hijos", dice Ramírez.

“Claramente, trabajamos por competencias”, defiende el director al hablar del proceso de aprendizaje. “El alumno debe asumir un reto a partir del cual se va creando el conocimiento. Pero si es necesario, en este proceso también entra una parte más teórica”, aclara. La Escola Sant Jaume es uno de los centros que han tenido que aplicar un 25% de castellano en uno de sus cursos porque así lo ha dictado un juzgado, tras la petición de una familia. "Nosotros asumimos las decisiones judiciales, pero creemos que no hay ningún motivo que justifique esta demanda", insiste Ramírez, y asegura que en la escuela el nivel de los alumnos en pruebas de catalán, castellano e inglés es casi idéntico.

Escuela Castell de Dosrius: cohesión social y competencia digital

"Somos el punto de cohesión de los niños que viven en los tres núcleos del pueblo", dice Ermengol Alemany, director de la Escuela Castell de Dosrius y miembro del grupo PISA. Explica que entre los cerca de 450 alumnos de la escuela existe una mezcla social de estudiantes vulnerables y de familias con un nivel socioeconómico considerable. “Al ser la única escuela tenemos alumnado de ambos extremos de forma muy abundante”, subraya. Asegura que esto les lleva a tener un equipo muy potente para atender a la diversidad, pero avisa de que “faltan recursos”. A diferencia de lo que explica Cumeras, el director de la Escuela Castillo de Dosrius defiende que "siempre" se han caracterizado "por ser una escuela digital". En el centro tienen todos los procesos digitalizados, pero tienen los móviles restringidos desde 2014 y las tareas de búsqueda o de geolocalización las realizan con los ordenadores o tabletas. También realizan talleres de programación robótica y trabajan con impresoras 3D. "La gente lo reduce todo a si la pantalla distrae o es sólo para mirar películas, pero eso ocurre en los centros que no están formados y preparados en este sentido", insiste el director.

En cuanto a la línea pedagógica, la escuela del Maresme combina el aprendizaje por proyectos con la enseñanza sistémica para crear una base de conocimiento en el alumnado. "No estamos en lo que dicen ahora metodologías innovadoras, pero tampoco en lo que califican de tradicional", reconoce el director, que lleva cinco años liderando el centro. Más allá del contenido curricular explica que uno de sus retos es conseguir que los alumnos hablen más en catalán. "La mayoría fuera del horario lectivo hablan en castellano, pero la lengua vehicular de la escuela es el catalán", explica. Sin embargo, dice que alcanzar este objetivo no pasa por la obligación, sino que optan por utilizar “estrategias lúdicas” para que los alumnos incorporen el catalán en su día a día fuera del aula.

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