Vivienda

Los desalojados de Mataró tienen un día para encontrar un techo: "O duermo en la calle o ocupo"

El Ayuntamiento avisa de que no existen soluciones "mágicas" para los más de 160 afectados, muchos de los cuales pagaban un alquiler al propietario del terreno del camping ilegal

Jose Manuel Zamora y Maria Isabel López, dos de los desalojados del camping ilegal de las Cinco Sénias de Mataró
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Mataró"Sólo tenemos tres noches de hostal, ¿después qué?". Esta pregunta persigue a Maria Isabel y Jose Manuel desde que el lunes les desalojaron de su casa junto con las más de 160 personas que vivían en el camping ilegal de las Cinco Sénias de Mataró. La de mañana miércoles es la última noche alojados, después habrá que buscar la vida. Ambos están enfermos, ella tiene insuficiencia renal crónica, hace diálisis tres veces por semana y está a la espera del trasplante de un riñón. Él apenas puede andar, tiene artrosis y está pendiente de que un tribunal médico decida si merece o no una prestación social. Hasta ahora han subsistido con los 500 euros de la pensión de discapacidad de Maria Isabel, pero tienen claro que no podrán alquilar nada antes de que acabe la escasa solución que les ha ofrecido el Ayuntamiento de la capital del Maresme. "Ya estoy buscando cosas, pero necesito más tiempo, no tengo alternativas. O me quedo en la calle o ocupo", explica resignada.

Hasta ahora pagaban 300 euros al propietario que explotaba el terreno ilegalmente, que ha desaparecido y no les notificó que el consistorio les desalojaría el lunes. A veces habían dejado de comer para poder pagarlo y son conscientes de que con la pensión actual no tienen ninguna alternativa digna al camping, por eso piden a los servicios sociales y al consistorio que les ofrezcan una solución, que no les dejen en la calle. El alcalde de la ciudad, David Bote, ya les ha avisado de que no existen soluciones "mágicas" y que "las opciones son muy limitadas", aunque fuentes municipales aseguran que se revisará caso por caso para que las personas que cumplan los requisitos puedan acceder a una vivienda de emergencia, si bien la lista de espera es larga. Por eso, ni Maria Isabel ni Jose Manuel son muy optimistas. "Para vivir esa mierda de vida, bajo del tren", asegura él con los ojos llorosos. Quiere dejar claro que siempre ha sido una persona alegre, pero que desde el desalojo no tiene ánimo para reír.

En total, el Ayuntamiento ha reubicado en hostales sesenta de las personas desalojadas, entre ellas trece menores de edad. Hay un centenar más de lo que han pasado por los servicios sociales del consistorio y, según los afectados, hay decenas que han dormido donde han podido, como en los coches. Es el caso de Verónica Mochón, que aclara que fue solo la primera noche y ahora ya dormirá en casa de su hermana mientras no encuentren una solución. "Estamos así porque no hay viviendas por alquilar. Somos familias trabajadoras, solo pedimos un lugar donde vivir, un alquiler que vamos a pagar", insiste la afectada, que es una de las representantes que este martes se ha reunido con Bote para pedir soluciones. Por un lado, reclaman ampliar las noches de hostal para quienes no tienen alternativa y, por otro, recoger las pertenencias que no pudieron coger cuando los echaron.

"Tenemos toda una vida, era nuestra casa", se lamenta Mochón, quien asegura que desconocían que los desalojarían. Fuentes municipales han argumentado en el ARA que si bien el inquilino del terreno no dejó entrar a los técnicos, pusieron carteles en los buzones para informar a los vecinos. En cambio, todas las personas desalojadas consultadas por este diario han asegurado que no tenían constancia de ello. "No hemos visto ningún cartel, no hemos recibido nada. Si hubiéramos recibido alguna información, ¿tú crees que habríamos esperado a este extremo?", espeta la afectada. Maria Isabel y Jose Manuel tampoco sabían nada y, de hecho, algunas de sus medicinas se quedaron en casa. A partir del jueves podrán pedir cita en el Ayuntamiento, que prevé que puedan volver para coger sus pertenencias la próxima semana.

"El final del ciclo de expulsión"

Fuentes municipales justifican el desalojo por el elevado riesgo de incendio en el campamento y por garantizar la seguridad de las personas que vivían allí. Este martes han seguido con las labores de inspección de las parcelas, han retirado depósitos de combustible y también conexiones eléctricas. En cambio, desde el Sindicato de Vivienda de Mataró defienden que este desalojo obedece a un "círculo vicioso" que cada vez afecta a más personas. "Es el final del ciclo de la expulsión de la ciudad. Antes eran inquilinos, no podían pagarlo y se mudaron a este terreno. No tenían más alternativas, muchos vivían en infraviviendas y ahora ya no pueden vivir en ningún lugar del municipio", argumenta Abril Hernàndez, miembro del sindicato. Ahora los afectados esperan que el Ayuntamiento de la ciudad se pronuncie sobre las peticiones que les han hecho llegar, pero el tiempo no corre a su favor, ya que el jueves se habrá agotado el plazo para dormir en el hostal y se pueden encontrar sin alternativa alguna.

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