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Infancia

"Hay alumnos brillantes sin luz o agua que no tienen las notas que deberían tener"

Un millar de docentes de Barcelona crean la plataforma Docents 080 para alertar del impacto de la crisis de la vivienda en las aulas

Presentación de la plataforma Docents 080 por una vivienda digna, impulsada por profesores de Barcelona con el objetivo de reclamar soluciones habitacionales accesibles para los docentes de la ciudad.
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BarcelonaMirados por el ejemplo de Salt, un millar de maestros y profesores de Barcelona se han reunido en la plataforma Docents 080 para alertar de que la precariedad de la vivienda y los desahucios tienen un fuerte impacto en las aulas. La entidad, que también cuenta con el apoyo de Asociaciones de Familiares de Alumnos (AFA) y claustros de centros, se ha presentado este martes formalmente con el lema "sin viviendas dignas no puede haber buena educación". Además de la capital catalana y la localidad gerundense, también se preparan iniciativas similares en el Baix Montseny, el Maresme y en la Catalunya Central, por poner tres ejemplos, réplicas que explican la magnitud de los problemas sociales que se encuentran los profesionales de la educación.

"Hay alumnos brillantes que viven sin luz o agua y que, con estas condiciones, no tienen las notas que deberían tener", afirma Jeremy Buck, profesor del Instituto Vallvera y uno de los promotores de la plataforma Docentes por el derecho a la Vivienda de Salt, que se presentó el pasado octubre y en la que se han reflejado los docentes barceloneses para crear Docents 080.

Sólo en Barcelona, ​​según los datos del Ayuntamiento, unas 1.500 criaturas viven en hostales municipales, una cifra a la que debe añadirse las que sobreviven en habitaciones compartidas, pisos sobreocupados u ocupados o las que tienen órdenes de desahucio o han pasado por un desahucio. Todos estos perfiles conviven en un aula, pero en la mayoría de los casos los docentes no tienen conocimiento porque las familias a menudo evitan explicar a los hijos las vicisitudes familiares "por protección de las criaturas o desconfianza en el sistema", o bien los propios alumnos esconden la situación en la escuela, relata Joan Artigal, uno de los profesores que firman el manifiesto inicial de la nueva plataforma.

Para elaborar el manifiesto, los docentes han realizado el ejercicio de investigación para poner cifras a la realidad social de las clases, tal y como hicieron los de Salt en clave local: 38.000 familias vulnerables, 1.225 desahucios en un año en las comarcas barcelonesas, 1.900 euros de precio medio de alquiler en la ciudad, etc. Artigal, que ejerce en el Institut Escola Trinitat Vella, sostiene que los docentes no pueden mirar hacia otro lado y se sienten apelados por la situación, al igual que actúan abriendo un expediente cuando detectan un caso de maltrato.

Artigal explica algo obvio, por qué el hecho de que un alumno tenga que cambiar de vivienda a menudo o que no tenga un lugar estable y seguro para estudiar va contra su rendimiento educativo y también aumenta las dificultades que tendrá por " crear vínculos y pertenencia" a un sitio. Son "alumnos itinerantes" cuyos padres se ven obligados a cambiar de casa constantemente, fuera del barrio o incluso de la ciudad, por cuestiones familiares, por la falta de acceso a un hogar o por trabajo. "El sistema -asegura- no está pensado para este alumnado".

Para Nahuel Quimasó, miembro de Docents 080 y profesor en el Instituto Consejo de Ciento del Poble-sec, defiende que las familias y la comunidad educativa deben entender que los desahucios y las dificultades para acceder a una vivienda " son un problema comunitario y no individual", un cambio que debe permitir "acompañar y apoyar al alumnado" con dificultades. Afirma que se debe hacer lo posible para que "la escuela sea un espacio de confianza" y que las administraciones se impliquen en encontrar soluciones. Tanto Quimasó como Artigal relatan casos de criaturas que no pueden ir a clase porque han sido desahuciados o que deben atravesar toda la ciudad para ir a la escuela porque los han echado del barrio.

Desde Salt, con la aparición de nuevas plataformas está el doble sentimiento de satisfacción porque su ejemplo se valora, pero al mismo tiempo también "de rabia porque en todas partes están los mismos problemas", apunta Buck. Explica que desde que crearon la plataforma en octubre, ninguna administración ha contactado con ellos, pero subraya que en su centro el profesorado y el alumnado "han normalizado hablar de ello", lo que les permite entender las causas de la bajada de rendimiento, el repentino cambio de humor o la ausencia de un alumno que sufre una situación de precariedad de la vivienda.

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