Sinhogarismo

Madres salvadas de terminar en la calle: "Tener un piso te da la fuerza para volver a empezar"

Un programa metropolitano público-social ayuda a familias monomarentales a salir adelante con una vivienda e inserción laboral

Verónica López, Rumana Mohammed y Enilda Pérez hablando con los dos trabajadores sociales de la Fundación San Juan de Dios Servicios Sociales.
3 min

Sant Adrià de BesòsA Verónica López la echaron del piso en el que vivía con dos hijos a cargo —uno de ellos menor de once años— y, aunque ingresa un sueldo, le resultó imposible volver a tener otro techo digno por los precios prohibitivos del mercado. Durante unos meses se quedó en la calle, mientras los dos hijos permanecían con la abuela temporalmente. La situación duró hasta que los servicios sociales de Badalona le comentaron la posibilidad de añadirse a Vesta, un proyecto piloto puesto en marcha en el 2021 por la suma de entidades del tercer sector, ayuntamientos del Besòs, la Generalitat y la Diputación de Barcelona que buscaba, precisamente, evitar que madres solas, con una biografía de violencias machistas detrás.

Aparte de esta colaboración público-social a escala metropolitana, la novedad del plan es que no sólo se ayuda a las mujeres a encontrar una estabilidad y seguridad emocional y física, sino también un acompañamiento que va desde el apoyo jurídico o psicológico hasta la integración laboral. "A mí me salvó la vida el Vesta, hizo que volviera a levantarme de la cama porque tener un piso me dio la ilusión, la fuerza para empezar de nuevo", explica López.

Tres años después del inicio de este programa, elInstituto Metrópoli ha hecho una valoración cualitativa de la que ha supuesto para la veintena de mujeres con sus hijos (60 personas en total) tener toda una red de profesionales que suplen las redes propias. ha logrado rehacer su vida con sus tres hijos pequeños en uno de los pisos del proyecto, proporcionado por las entidades sociales y pagado entre la aportación de la familia (entre un 10 y un 30%, en función de los ingresos), las subvenciones públicas o las del mismo proyecto. "Estamos todos muy tranquilos, y te puedes plantear empezar a hacer cursillos y sin trabajar" la más veterana del grupo y ya ha entrado en una segunda fase, en la que se relaja el acompañamiento social y se reserva sólo para casos de emergencias

Una oportunidad

Disponer de un piso es el eje del Vesta, un factor de cambio para dar estructura a la familia. A partir de ahí comienza el trabajo para que estas mujeres logren insertarse en el mercado laboral, aunque la falta de referentes familiares en muchos casos lo dificulta por los problemas de conciliación de horarios laborales y escolares. "Nos lo tomamos como una gran oportunidad porque una mujer sola con hijos lo tiene muy difícil para trabajar", insiste Enilda Pérez, madre de una hija de seis años que vive con ella en Sant Adrià de Besòs y otros cinco hijos que se han quedado en Honduras.

Como el resto de participantes, a ella le han hecho un plan individual de inserción en la Fundación Formació i Treball y tiene un seguimiento intensivo por parte de dos trabajadores sociales de San Juan de Dios-Servicios Sociales que, utilizando el símil del mundo sanitario, actúan de médicos de familia para evitar que estas madres vulnerables tengan que entrar en los servicios sociales por la puerta. De hecho, una de las conclusiones del estudio es que las familias reducen sus visitas no sólo a los servicios sociales ordinarios sino también a los de salud.

Pasados ​​los tres años de prueba piloto, no será hasta dentro de unas semanas que las entidades e instituciones participantes (también Cáritas y Fundación Mambré) debatirán si tendrá continuidad e incluso si se amplía el número de socios y las aportaciones económicas para atender a las familias. Según los cálculos económicos del plan, el Vesta tiene un coste muy inferior a las soluciones de hostales y hoteles de emergencia social en los que a menudo se aloja a las familias que pierden su casa.

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