La explosión de los contagios entre los jóvenes ahoga a los CAP
Los casos de covid entre los menores de 34 años casi se triplican en Barcelona en quince días
BarcelonaLa explosión de contagios de covid entre los más jóvenes pone a los centros de atención primaria (CAP) contra las cuerdas. Con buena parte de la población vulnerable vacunada, los hospitales y en especial las UCI se han ido descongestionando y ahora lo que ahoga a los ambulatorios es sobre todo la carga de enfermos de entre 15 y 30 años, sin vacunar y con infecciones leves. Los datos son impactantes: en quince días el número de positivos que se diagnostican en Catalunya con tests de antígenos –la prueba que hacen los CAP ante un caso sospechoso– se ha multiplicado por diez y solo esta semana se han detectado 8.354 infecciones. Algunos de los nuevos casos también corresponden a turistas y la previsión es que la incidencia continúe al alza.
Las profesionales sanitarias consultadas por el ARA avisan de que el futuro más inmediato se divisa insostenible y hacen un llamamiento a la responsabilidad ciudadana a la vez que reclaman ayuda a las autoridades: hacen falta más manos y más espacios para hacer frente al auge de contagios, dicen. “La prioridad es la campaña de vacunación porque estamos convencidos de que es la única vía para salir de la pandemia. Pero los que vacunamos, los que diagnosticamos y los que atendemos a los pacientes crónicos somos los mismos. Si siguen aumentando los casos no podremos llegar a todo”, lamenta la secretaria de la Societat Catalana de Medicina Familiar (Camfic) y médico en el Servei d’Atenció Primària (SAP) Muntanya - Dreta de Barcelona, Iris Alarcón. De hecho, Barcelona es el principal foco de contagio del país, sobre todo los distritos de Sarrià-Sant Gervasi y el Eixample.
Según la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB), en dos semanas casi se han triplicado los casos de covid en la ciudad: si el 13 de junio se identificaron 832 positivos, el miércoles la cifra alcanzaba ya los 2.235. Son unos datos similares a los de diciembre y febrero, cuando la vacunación todavía no estaba del todo desplegada. “Hacía días que volvíamos a ver un goteo de positivos, pero esta semana es una locura”, afirma Antonia Raya, enfermera en el CAP Raval Nord, que lamenta que, ahora que se volvían a retomar las visitas presenciales y que la primaria iba "recuperando su esencia", este alud la ha "tumbado anímicamente".
El aumento de casos coincide con San Juan, si bien todavía es pronto para atribuirlo a la verbena. “Y tampoco nos esperábamos un aumento tan espectacular, ni siquiera porque se relajaran las restricciones. Todos nos hemos cuidado durante muchos meses, también los jóvenes, y ahora había ilusión. Nos ha cogido con el pie cambiado”, añade Alarcón, que plantea que podría deberse en parte a la variante delta, más contagiosa.
Prácticamente en todos los CAP barceloneses, centenares de personas se hacen diariamente una prueba diagnóstica y aproximadamente un 10% dan positivo. El propio conseller de Salud, Josep Maria Argimon, admitía durante su primera comisión en el Parlament que la situación es “preocupante”. El miércoles, ejemplificó, se tuvo que redistribuir a pacientes que hacían cola en el CAP Gòtic a otros ambulatorios porque la espera excedía las dos horas. "Estamos dando el máximo, como hemos hecho toda la pandemia, y lo seguiremos haciendo, pero sí pedimos que nos ayudéis siendo prudentes", dice Alarcón.
Problemas de rastreo
La mayoría de los enfermos que atiende la primaria tienen síntomas leves, pero Raya recuerda que hacerles pruebas y monitorar a los que temen que puedan tener complicaciones es un trabajo lento. Y si cada día llegan más contagiados, también hay más riesgo de que los enfermos jóvenes entren en los hospitales. “Esto que estamos viviendo es una oleada en toda regla”, avisa. Coincide con ella Alarcón, que dice que nadie está exento de que un covid agudo se complique: “De las diez personas de menos de 40 años que visité ayer, dos tenían neumonías”.
Hace meses que los profesionales sanitarios, especialmente las enfermeras, doblan turnos para vacunar y ahora temen que la primaria agonice durante las semanas que tarden en hacer efecto las vacunas entre los jóvenes. “Como no parece grave y los pacientes que nos llegan son jóvenes y sanos, hay la sensación de que podemos aguantarlo a pulso. Y no, necesitamos recursos como los que se pusieron en los hospitales cuando sufrían aludes”, reivindica Raya, que insiste: “El fuego que hay que apagar quema en la primaria y si no cortamos las cadenas veremos a jóvenes en las UCI”.
De hecho, otro de los grandes obstáculos a los que se enfrenta ahora la primaria es que ahora hay muchos más contactos por positivos que antes. “Estamos viendo hasta cinco contactos y esto es mucho trabajo de seguimiento, de comprobaciones, de pruebas”, afirma Alarcón. “Y encima tenemos problemas de rastreo: los positivos no nos dan los contactos hasta pasados cinco días, el alud de pruebas está congestionando los laboratorios y los servicios de Salud Pública están colapsados”, plantea Raya.
Los positivos entre los jóvenes no solo los afectan a ellos mismos, sino que pueden afectar a sus convivientes. Todavía hay mucha población vulnerable (la franja de los 60 a los 69 años) o con más riesgo de hospitalizar (de los 40 a los 59 años) que no han completado la pauta de vacunación –solo el 37% de los catalanes están totalmente inmunizados– y si se infectan pueden enfermar gravemente. Además, señala Alarcón, a los jóvenes también les tendría que preocupar el covid persistente, que es muy incapacitando después del contagio aunque la persona tenga pocos síntomas durante la infección.