Dossier

Familias más viejas, más pequeñas y más diversas

¿Cuál es el papel de la familia en el siglo XXI? Investigadores del campo de la sociología, la antropología y la demografía analizan la evolución de la institución familiar que, a pesar de los cambios, sigue siendo parte fundamental de la sociedad

BarcelonaEn la historia de la humanidad el hermano del medio había sido siempre la norma y ahora es "la excepción", explica la antropóloga Judit Besora. Es decir, hemos pasado de una sociedad de familias numerosas a una sociedad de familias pequeñas. "Las familias antes eran muy mayores, había muchos hermanos, muchos primos. La gente tenía muchos hijos porque había que garantizar la supervivencia ante una mortalidad mucho más elevada que ahora. Hoy este escenario ha cambiado y cada vez tenemos menos hijos. Al mismo tiempo, cómo que se ha alargado la esperanza de vida, los abuelos y los bisabuelos viven mucho más, así que hemos pasado de tener familias anchas a familias largas y estrechas", expresa Joana Pujadas, profesora de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC) especialista en historia moderna y contemporánea.

¿Pero por qué ha cambiado este escenario? Si miramos las cifras demográficas en Cataluña vemos que, en relación con las generaciones anteriores, aumentan los hijos únicos y disminuye la tendencia a tener segundos, pero sobre todo terceros o más hijos. En 2021, una cuarta parte de las mujeres de 45 a 49 años (el 25,7%) sólo habían tenido un hijo, mientras que en las mujeres mayores de 65 años el porcentaje es del 15,9%, según datos de el Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat).

Nombre de fills per dona segons l'edat
Dades del 2021 en percentatge per a les dones de 16 anys o més. La dada de les dones de 16 a 24 anys amb 2 fills o més és confidencial, de baixa fiabilitat o no està disponible
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Las mujeres de ahora tienen menos hijos que sus madres o abuelas. Actualmente, hay más mujeres de 45 a 54 años sin hijos que mujeres con tres o más hijos. En cambio, en las generaciones anteriores está al revés. El año pasado la mitad de los niños que nacieron en Cataluña –54.217 bebés, la cifra más baja de los últimos treinta años– fueron primeros hijos, un 35,6% fueron según hijos, un 9,7% terceros y un 3% cuartos.

Sin embargo, desde el punto de vista demográfico todavía no se puede afirmar que estemos en una sociedad de hijos únicos, sentencia Mariona Lozano, doctora en sociología e investigadora del Centro de Estudios Demográficos (CED). "No podemos decirlo con certeza porque, si miramos los datos de las mujeres de más de cincuenta años –que es cuando acaba la etapa fértil–, eso todavía no está pasando. Hay que esperar unos años para ver si se confirma la tendencia", añade la experta. La moda lleva muchos años en dos hijos, pero como indicaba el director del CED, Albert Esteve, en un artículo en este diario, "no es lo mismo dos hijos con poca gente que no tiene ninguno, que dos con mucha gente que no tiene hijos".

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Lo que está pasando es que crecen las familias sin hijos. Si miramos la distribución de los hogares catalanes, casi un 33% son hogares de familias sin hijos y sólo un 6,9% son hogares de familias numerosas. "Estamos en un escenario childless en aumento", constata Lozano. ¿Los motivos? La emancipación tardía, la precariedad laboral, las dificultades de acceso a la vivienda o la falta de conciliación. Todo lleva a retrasar la maternidad hasta edades en las que la fertilidad empieza a caer y la vida fértil de la mujer es limitada en el tiempo. Actualmente, en Cataluña la edad media de tener el primer hijo es a 31,6 años, mientras que la media de la Unión Europa está en los 29,7, según el Idescat.

Distribució de les llars segons el nombre de fills
Dades del 2021 en percentatge per a les llars amb almenys un nucli

"La gente de treinta años sufre mucha inestabilidad laboral, sobre todo las mujeres, lo que es un freno a la hora de tener hijos", constata Lozano. "También debemos pensar que estamos a la cola de Europa en gasto en política familiar y, en cuanto al ámbito de la empresa, hay pocas que ofrezcan recursos y apoyo como horarios flexibles o guarderías en el sitio de trabajo porque el tejido productivo catalán está muy basado en las pymes y no tienen recursos para ofrecer todo esto", resume Lozano.

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El coste de criar

La falta de medios económicos es la principal causa por la que, según una encuesta del CIS, los españoles no tienen hijos o tienen menos de los que desearían. Tener hijos es caro. El coste de la crianza en Cataluña ha alcanzado una media mensual de 938 euros por niño en 2024, un 15% más que en 2022, según el último informe de Save the Children. Cataluña es la comunidad más cara de todo el Estado, donde la media es de 758 euros mensuales.

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"Los jóvenes sí quieren tener hijos, pero las parejas no tienen las circunstancias que creen necesarias para hacerlo y eso es grave porque a partir de los 35 años la fertilidad cae en picado. Hay gente que en el momento que decide tener hijos son ya demasiado grandes y muchos se encuentran con problemas de infertilidad". En Catalunya nacen 1,1 hijos por mujer, mientras que en el Estado la media asciende al 1,16.

Algunas parejas se quedan con un solo hijo porque no tienen tiempo –se ponen demasiado tarde– ni recursos para un segundo. Ya no digamos un tercero. Hay pues una brecha de fecundidad entre el número de hijos que las familias querrían tener y los que finalmente tienen. Y este retraso comporta que una de cada cuatro mujeres nacidas en la segunda mitad de la década de los setenta no será madre cuando llegue a los cincuenta años. Pero es que, además, en la franja de las mujeres de 30 a 34 años es donde más ha disminuido su fecundidad, más de la mitad no han tenido hijos. Para Lozano esto apunta a un déficit de bienestar colectivo grave: "Hay toda una generación que ve frustrados sus objetivos reproductivos".

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Diversidad familiar

Otro de los grandes cambios que hemos vivido en los últimos años es la aparición de nuevos modelos de familias, pero en realidad esto tiene profundas raíces históricas. "La diversidad familiar no es un invento de los últimos cincuenta años: es cierto que en este período de tiempo se han vivido grandes cambios sociales, pero hay muchas cosas que tienen los cimientos en el pasado", explica Joana Pujadas. Esta especialista cree que lo que normalmente llamamos "nuevos modelos de familia" haciendo referencia a la diversidad actual –familias monoparentales, enlazadas, LGTBIQ+, con hijos adoptados, sin hijos…– en realidad "no son tan nuevos". Lo que sí ha cambiado ha sido el amparo legal que reciben. Los avances legislativos como la aprobación del divorcio y del matrimonio entre personas del mismo sexo ha permitido visibilizar a estas familias que, en algunos casos, antes ya existían, pero sin paraguas legal.

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La antropóloga e investigadora del grupo AFIN de la UAB, Bruna Alvárez, apunta también que la despenalización de los anticonceptivos y la legalización del aborto fueron cambios fundamentales que permitieron a las mujeres decidir sobre su cuerpo y su proyecto reproductivo. "Antes la decisión reproductiva estaba vinculada a la responsabilidad masculina. El gran cambio es que ahora tener hijos se elige, es parte de un proyecto vital, mientras antes los hijos venían, no se podía pensar en no tenerlos", apunta.

Maternidad en solitario

Bruna Álvarez destaca también el aumento actual de mujeres que deciden ser madres en solitario. "Este proyecto familiar implica una red que sobrepasa a la organización en pareja, ya que requieren el apoyo de los abuelos para criar", dice Álvarez, que observa que una de las razones por las que hay mujeres que optan por la maternidad en solitario es por la falta de corresponsabilidad de los hombres en la crianza. "Las mujeres buscan parejas igualitarias y eso cuesta, hasta que no encuentran a la persona con la que quieren tener hijos muy a menudo pasan de los 35", constata Mariona Lozano.

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También se ha diversificado la forma en que se tienen hijos. "Antes tenían que ser biológicos y si no lo eran se hacía ver que sí, como ocurría en las adopciones irregulares", apunta Álvarez. Con la adopción internacional esto cambió porque las "diferencias fenotípicas no pueden disimularse", añade. También la reproducción asistida ha permitido crear nuevos modelos de familia. Álvarez destaca que ahora hay más posibilidades de cambiar de pareja y de establecer modelos de familia diferente en función del momento vital, pero apunta que existe una fórmula que todavía no está regulada, el caso de las personas que quieren constituirse como a triellas. "Ahora hay otras formas de querer formalizar los lazos afectivos y relacionales", sostiene.

La también profesora de la UAB se pregunta cómo será el concepto de familia de las nuevas generaciones. "Es muy interesante cómo los jóvenes comienzan a limitar los horarios laborales porque tienen claro que quieren trabajar para vivir y no vivir para trabajar. ¿Cómo impactará esto en el ámbito reproductivo? ¿Tendrá impacto en los tiempos de cuidado?", se pregunta Bruna Álvarez .

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Sean como sean, las familias siguen siendo un palo de pajar de nuestra sociedad. Para Joana Pujadas, son "un puntal" sobre todo en las sociedades del sur de Europa "porque la familia llega allá donde el estado del bienestar no lo consigue".

¿La escuela recoge la diversidad familiar?

"La escuela debería estar por encima de toda la vida misma y, por tanto, debe recoger la realidad de modelos familiares actual y los maestros debemos estar preparados para acogerlo", sostiene Mar Hurtado, presidenta del Asociación de Maestros Rosa Sensat. Asegura que si esto no se aborda y los docentes no lo hacen visible en clase, "estaremos construyendo un muro enorme que protege, o desprotege, según se mire, a los niños de lo que se encontrarán en la vida", dice. Hurtado considera que la escuela sí recoge estas realidades –familias monoparentales, familias enlazadas, LGTBIQ+...– y que son las propias familias las que lo ponen sobre la mesa y aportan su experiencia y recursos. "Sí que a veces en edades más pequeñas se generan conversaciones entre los niños: ¿cómo es que tú tienes dos madres? Pero son preguntas inocentes y aquí es primordial el papel del maestro para abordarlo con naturalidad, escuchar e intervenir poco, y que el propio niño lo cuente", dice. Para Hurtado, la diversidad familiar está bien aceptada, pero se pregunta por qué no atendemos ni visibilizamos por igual la diversidad de culturas y orígenes de las familias. Bruna Álvarez, por su parte, lamenta que en la práctica, en la escuela y en muchos cuentos todavía se reproducen modelos familiares tradicionales y cree que es necesario un planteamiento más profundo de la diversidad familiar.