Por qué el Govern no pudo enviar una alerta por el apagón a todos los móviles aunque hubiera querido
BarcelonaA partir de las 12:31 del lunes, en cuanto se produjo el gran apagón eléctrico en la península Ibérica, las operadoras españolas de telecomunicaciones con red propia (MásOrange, Telefónica, Vodafone y Digi) reunieron a sus gabinetes de crisis. En cada una de esas reuniones se evaluó cómo afectaba a los servicios respectivos la caída del suministro eléctrico y se tomaron medidas concretas para maximizar su continuidad. En el caso de los móviles, una compañía desactivó el servicio 3G, mientras que otra apagó el 5G.
El objetivo de todas las operadoras era exprimir al máximo la autonomía de los sistemas de alimentación de reserva de los emplazamientos (antenas) que tienen alguno: baterías, que duran horas, o generadores, que duran días hasta que es necesario reponer combustible. Insisto en esto de los que tienen alguno porque el porcentaje sobre el total de emplazamientos de móvil es bajísimo.
Sea como fuere, incluso estos fueron cayendo: si antes del apagón el 95% de los móviles del Estado tenían conexión estable, justo después del corte de corriente eran sólo el 50% –los otros dependían de antenas apagadas– ya las 15 h ya sólo el 40%, el mínimo de la jornada. Hasta la madrugada no volvió a superarse el 55% de cobertura activa.
Pensaba en esto este miércoles cuando he oído las declaraciones de la consejera de Interior en Cataluña Radio. Núria Parlon ha dicho que no se había enviado ningún mensaje ES-Alert de aviso a los móviles de los ciudadanos "porque no había una situación de riesgo". Esto es opinable, pero en cualquier caso no responde del todo a la realidad: que aunque el Govern hubiera querido enviar una alerta, probablemente no hubiera podido.
Si una antena, sea de la compañía que sea, no puede ofrecer servicio de voz ni de datos porque no tiene suministro eléctrico, tampoco puede enviar mensajes Cell Broadcast, la tecnología en la que se basa el ES-Alert. Incluso contando que en las zonas más densas existe superposición de cobertura entre antenas y que alguna de éstas continuara activa, la capacidad de la red para difundir alertas de forma uniforme iba menguando por minutos. Por tanto, a partir de cierto momento, sólo habrían recibido la alerta unos pocos ciudadanos y esto habría provocado aún más confusión.
Las comunicaciones entre los cuerpos de emergencias (la red RESCAT) se mantuvieron porque el contrato de la Generalitat con el operador Cellnex establece una autonomía mínima de tres días, pero por algún motivo, no se quiere reconocer que incluso los sistemas de alerta al ciudadano son más frágiles de lo que tocaría.