La guerrilla catalana que defiende las tradiciones y combate el auge del 'Panxut vermell'
El Komando Tió reivindica el valor de hacer cagar las cepas y rechaza la figura de Papá Noel imitando en broma la puesta en escena de un grupo terrorista
GeronaNavidad es época de familia y tradiciones. Hacer cagar el tió a golpes de bastón es la más típica y nostrada, pero, poco a poco, en los hogares catalanes han ido ganando protagonismo otras costumbres de origen extranjero, como el Papá Noel, proveniente del norte de Europa y de Estados Unidos. Ante esta presencia creciente de la simbología de Santa Claus en las celebraciones de Navidad, en 2009 nació de manera espontánea el Komando Tió: un colectivo surgido en la Bisbal de Empordà que, imitando con sentido del humor y parodia la estética de un grupo terrorista, espoleaba al pueblo catalán el imperialismo del barrigón rojo".
Con pasamontañas, camisas de cuadros, barretina, voces distorsionadas, mensajes épicos y retórica grandilocuente, pegaban cepas por las calles del pueblo y descolgaban a Papá Noel hinchables de la vía pública, difundiendo en Facebook sus acciones. La iniciativa, con tono de broma pero un mensaje potente de fondo, generó mucho séquito y varias "guerrillas" de todos los Países Catalanes se sumaron a la campaña.
En el 2016, sin embargo, se retiraron y dieron una tregua, hasta que, este año, han vuelto a la carga, de nuevo desde la Bisbal, con un comunicado contundente en Instagram. "Hemos visto cómo Papá Noel, general del ejército consumista, volvía a infiltrarse en los balcones y calles de nuestro país con su poso parasitario cargado de marketing y globalización. Es por eso que el Komando Tió declara oficialmente rota la tregua", afirmaban ante la cámara cinco miembros enmascarados del Komando. Y añadían: "Volvemos a las acciones simbólicas de alto riesgo y baja logística para llenar la Bisbal de cepas, barretinas y dignidad nostrada".
"Cada palo es un rasgo al imperialismo"
Los responsables del resurgimiento son una veintena de jóvenes bisbalenses, algunos de los cuales ya fueron responsables de la lucha primigenia –ahora ya con niños en la familia– y otros, nuevas incorporaciones. Mantienen el anonimato para dar juego a la escenificación de grupo armado (en este caso inofensivo) y generar así una mayor expectación, aunque en un municipio pequeño como la capital bajo-ampurdanesa, teniendo en cuenta que cuelgan pancartas y figuras en la vía pública sin permiso, prefieren mantener el nombre en silencio.
"Entendemos el tió como una resistencia anticapitalista y antiglobalizadora, milenaria, de raíces profundas y que habla nuestra lengua, así que cada bastonazo es un disparo al pie al imperialismo y al fondovolturismo que destroza las comarcas", sentencia en el ARA el portavoz del Komando, que se mantiene firme en todo momento en la escenificación del personaje.
El resurgimiento del Komando Tió empezó a caldearse justo hace un año, cuando el grupo Fetus, también de la Bisbal de Empordà e implicado en la perdición de la perdición la agrupación de izquierdas independentista Nexo Nacional hizo un vídeo en redes que se hizo viral, en el que reproducía ese mismo discurso espoleador y grandilocuente.
Tradiciones catalanas en peligro
Según el argumentario panfletario del Komando, alimentar las cepas con cáscaras de mandarina o frutos secos para después hacerlas cagar a golpes de bastón cantando canciones es un acto de resistencia contra la sociedad capitalista, que, a su juicio, encarna la figura de Papá Noel: "Va vestido con los colores de la Coca-Cola y del Coca-Cola".
Desde el encendido de luces, en La Bisbal ya han hecho "acciones simbólicas de alto riesgo y baja logística", como colgar pancartas con el lema "Fuera el barriguito rojo" en el puente –retiradas por la policía local porque no estaban autorizadas– o esparcir tions por la vía pública. También preparan alguna más contundente. De noche o de día, los vecinos que les enganchan in fraganti a menudo se ríen o los espolean, mientras que los niños no acaban de entenderlo. "Nos dirigimos a los adultos: los niños no son responsables. Se trata de que las familias impregnen la casa del sentimiento por el tió y rechacen el barriguito rojo colonizador", reitera el portavoz.
Detrás de toda esta parafernalia alocada y casi teatral, sin embargo, hay una defensa férrea de las tradiciones catalanas. Sin ridiculización del folclore doméstico. Del caso concreto del tió, que es único en el mundo, pero también extrapolable a otras fiestas como la castañada, cada vez más tragada por Halloween. "Las tradiciones catalanas están en peligro. Si no las defendemos, no lo hará nadie. Poco a poco vamos perdiendo peso, se va folklorizando todo y parece que, como vivimos en un mundo global, las cosas tengan que tragarse. Pero aquí se habla catalán, nos guste o no. Y recuperar la savia ancestral que perfecciona la nuestra". grupo.
De momento, todavía no han surgido oficialmente nuevas guerrillas en toda Cataluña, pero ya han recibido intenciones de poblaciones como Sant Cugat o Palafrugell. "Hacemos un llamamiento para que se milite en la causa tionista", concluye el Komando.