"Es muy habitual que nos insulten, a las personas con enfermedad mental"
Entidades y profesionales denuncian la estigmatización constante a un colectivo al que se asocia a menudo con delitos
BarcelonaEl "¡Ve al médico" que ha tenido que oír el diputado Íñigo Errejón en el Congreso cuando pedía un plan de salud mental es el pan de cada día de las personas que sufren un trastorno mental. "Los insultos son muy habituales", lamenta Dani Ferrer, que hace años que recoge las expresiones "estigmatizantes" publicadas en los medios de comunicación, en los que a menudo se relaciona la maldad de una persona o un comportamiento extraño con la locura u otras enfermedades mentales, así que el revuelo creado en la cámara española no lo ha sorprendido nada. "El ministro Borrell ya habló de esquizofrenia identitaria, Ábalos se refirió al trastorno mental de Casado y el ministro Margallo envió a un parlamentario al psiquiatra", recuerda este activista y miembro de ActivaMent, una asociación que lucha contra el estigma en primera persona.
Como se ha demostrado una vez más, la salud mental sigue siendo un arma para insultar y ningunear al rival. Para hacerle daño, subraya Núria Martínez, secretaria de la junta directiva de Ammfeina, que trabaja por la integración social y laboral del colectivo, y señala que en gran parte esto es a consecuencia de años de clichés y de personajes cinematográficos que han construido un imaginario colectivo de malos "psicópatas", a pesar de que no hay relación entre maldad y enfermedad.
Para Ferrer, escenas como las del Congreso provocan que "cale en la sociedad" el poso contra la enfermedad mental y, en este sentido, admite que las situaciones se producen en cualquier clase social y contexto y son tan malas que crean "autoestigmatización" entre las personas con una patología diagnosticada. "Nos hacen personas malas, irresponsables, impredecibles", se queja el activista, que también lamenta que las denuncias por discriminación no lleguen a ninguna parte y los ataques se queden impunes. El activista argumenta que la lucha por el reconocimiento de la enfermedad mental es muy reciente, así que todavía no se ha producido la sensibilización social hacia el colectivo afectado y las "leyes no son lo suficientemente duras para castigar las conductas estigmatizantes".
Los expertos advierten de que a la crisis sanitaria por el covid que ha puesto a prueba el sistema hospitalario la seguirá una "epidemia de salud mental" debido a los recortes de movilidad y socialización, los altos niveles de paro, las muertes y el sufrimiento y por las expectativas hundidas. En este contexto, Errejón reclamaba un plan de salud mental, con más recursos de personal e inversiones para poder atender el incremento de casos. Núria Martínez tiene claro que la salud mental tiene que tratarse más allá del estricto ámbito de la salud y apuesta por abordarla desde "la educación, la justicia o el trabajo" y reclama que es esencial que las empresas incluyan en sus planes de riesgos laborales la salud mental, en el mismo nivel que la física para evitar caídas o lesiones. El bienestar mental y emocional es básico, dice, para tener una vida normalizada.
A pesar de estar de acuerdo con que hay que reajustar los programas que hay y hacer crecer el número de profesionales en este ámbito, Ferrer también pide que haya una reflexión colectiva para corregir la vulneración de derechos del colectivo. "En este país todavía es legal la contención mecánica, que te aten a la cama durante uno o dos días para protegerte o proteger a los otros", denuncia, e insiste en la laxitud de las normas que permiten la incapacitación "legal a diestro y siniestro" y el hecho de que hasta hace poco no se eliminó del ordenamiento jurídico la posibilidad de la esterilización forzosa, sobre todo en el caso de las mujeres con trastornos mentales.