Sucesos

El padre de las niñas muertas en Almería tenía una orden de alejamiento de la madre

El hombre, que se ha suicidado, tenía antecedentes por violencia machista

Un agente de la Guardia Civil, en una imagen de archivo.

BarcelonaLa policía investiga la muerte de dos hermanas de dos y cuatro años anoche en Almería como un posible caso de violencia vicaria. El domingo por la noche, la Guardia Civil recibió la llamada de la madre de las niñas con el aviso de que su expareja y padre de las criaturas había envenenado a las dos menores y se había suicidado. Según explican a Efe fuentes cercanas a la investigación, fue la misma mujer quien, al ver que las niñas no habían vuelto a casa a la hora pactada después de pasar el fin de semana con su padre, acudió al domicilio del hombre y encontró el cuerpo sin vida de las dos niñas. El informe preliminar de la autopsia apunta a que el hombre habría utilizado un pesticida para envenenarlas.

Ante el hecho de que el hombre de 35 años tenía una orden de alejamiento de la madre y estaba pendiente de juicio por presuntos malos tratos y amenazas a la mujer, la principal hipótesis con la que trabaja la policía es que los hechos sean un caso de violencia vicaria (cuando una pareja o ex pareja daña a los hijos con el fin de generar el máximo dolor y sufrimiento a la madre de las criaturas).

Esta mañana el subdelegado del gobierno español en Almería, José María Martín, también ha apuntado hacia esta dirección y ha confirmado que la madre de las niñas, de 23 años, está incluida en el sistema de protección de víctimas de violencia de género VioGen y que este hecho "habrá que tenerse en cuenta en la investigación". De hecho, el hombre ya fue detenido en mayo del 2022, después de que la mujer denunciara que le había agredido físicamente mientras estaba embarazada. En este sentido, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) el padre de los niños tenía una orden de alejamiento de la madre de las menores por maltrato, dictada por un juzgado de violencia contra las mujeres, y estaba pendiente de un juicio penal por malos tratos y amenazas que debía celebrarse el 10 de abril. Además, la justicia también había dictado que el hombre debía llevar una pulsera de seguridad para evitar el contacto con la madre de sus hijas.

Pese a esta retahíla de medidas para proteger a la madre, el presunto autor del crimen sí tenía permiso para ver a las menores. Desde marzo del 2023 el hombre disfrutaba de un régimen de visitas durante el fin de semana y podía ver a las niñas los sábados y domingos entre las doce del mediodía y las seis de la tarde. En su momento también se estableció que el padre pasara a buscar a las niñas en un punto de encuentro, un espacio neutro con personal cualificado para que los hijos se relacionen con sus progenitores de forma segura cuando existe una situación de conflicto familiar. Sin embargo, hace pocos meses también se acordó que este servicio dejara de intervenir.

"No entendemos que un maltratador pudiera estar con las niñas"

En declaraciones a Europa Press, la alcaldesa de Gérgal, Antonia Contreras (el municipio donde había vivido la pareja) aseguró que desde el Ayuntamiento habían alertado a la Guardia Civil en varias ocasiones por las "palizas" que habría sufrido la mujer por parte de lo que, en ese momento, era su pareja. Contreras también ha dicho que no entiende "cómo ese maltratador podía estar con dos niñas tan pequeñas". En este sentido, la abogada de Némesis, Julia Humet, explica al ARA que tanto el Código Civil catalán como el español estipulan que si existe una situación de violencia acreditada hacia la madre debe suspenderse el régimen de visitas de los hijos al maltratador. Ahora bien, a la hora de la verdad, en la mayoría de casos no se suspenden las visitas porque los jueces priman el derecho del padre a mantener el vínculo con sus hijos a la protección de los menores. "Debe ser un caso flagrante de una violencia física muy evidente para que se tome esta medida", lamenta Humet.

En cuanto a los casos de violencia vicaria, una lacra que desde 2013 ha provocado la muerte de 52 menores en todo el Estado (cifra que se elevaría hasta los 54 si se confirma el caso de las niñas de Almería ), la abogada alerta de que este tipo de violencia no está tipificada como delito. "Cuando es un caso de violencia vicaria extrema en la que un progenitor asesina a los hijos es fácil de acreditar, pero la mayoría de casos son situaciones de violencia psicológica hacia la madre que son muy complicadas de demostrar", explica Humet. La abogada detalla que es habitual que después de un episodio de violencia machista el agresor utilice aspectos que tienen que ver con la custodia de los hijos para hacer sufrir a la madre. "Son situaciones como no cumplir los horarios de vuelta de los hijos y estar horas sin decir nada para hacer que la madre sufra por no saber dónde están los niños o si han tenido un accidente", explica Humet, quien añade que estos casos son muy difíciles de probar ante la justicia.

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