La UE recauda 130 millones de euros al año de visados europeos denegados
Una entidad señala que los africanos son los ciudadanos que más negativas reciben por visitar la UE en un permiso de 90 días
BarcelonaA Silvia de la Cruz se le cayó el mundo encima cuando su pareja le llamó desde Accra, la capital de Ghana, para anunciarle que le habían denegado el visado de entrada a la Unión Europea. El joven africano, que quiere ser llamado John, había realizado todos los trámites requeridos por la embajada e incluso había pagado los 80 euros que cuesta un visado Schengen –la autorización consensuada por los estados miembros de la Unión Europea (salvo Bulgaria , Croacia, Chipre y Rumanía) e Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza– para seleccionar quién entra y quién sale del territorio comunitario. También contaba con una invitación formal de su novia catalana y ya tenía el billete de vuelta para unas semanas más tarde. Pero ni así pudo visitarla, y su pareja tuvo que esperar a las vacaciones de De la Cruz para reencontrarse, en un viaje en el que, como ciudadana europea, no tuvo ningún obstáculo burocrático. “Dicho y hecho”, resume.
Como John, hasta el 47,2% de las solicitudes para un visado de corta estancia –90 días, que permite la libre circulación–, procedentes de ciudadanos ghaneses, fueron rechazadas el año pasado. La clasificación de los no la encabeza Pakistán, con el 49% de permisos rechazados, seguido de Ghana, Mali, Guinea, Bangladesh, Senegal, Nigeria, Sri Lanka, Mauritania y Bolivia, todos por encima del 35%. Por otro lado, países como Estados Unidos, Australia, Singapur o Arabia Saudí tienen tasas inferiores al 7%. En cifras absolutas, se rechazaron más de 1,6 millones de peticiones.
Son datos recopilados por el colectivo LAGOa partir de los datos de la Comisión Europea. La activista Marta Foresti es su fundadora y corrobora, desde Londres, que los “africanos son de lejos los ciudadanos a los que se niegan más visados”, junto a los asiáticos. Del cruce de datos, se constata la ecuación que cuanto menos PIB tienen los países, más visados se deniegan a sus nacionales. Dagauh Komenan, doctor en historia contemporánea especializado en inmigración, también subraya las "notables disparidades" entre regiones africanas: pese a presentar pocas solicitudes en su conjunto, los países del Sahel son los más perjudicados (39%), 10 puntos más que los del África subsahariana, aunque éstos son los que menos peticiones registran.
Por este concepto, LAGO calcula que los estados de la UE recaudan cada año 130 millones de euros anuales en tasas de solicitud de visado rechazados. Foresti admite que quizás globalmente no son cifras demasiado grandes, pero "impactan en los países más pobres". Además, es la evidencia de que el dinero no siempre va de norte a sur, sino que también fluye al revés. De hecho, este concepto se conoce como remesas inversas. “Como europeos nadie imagina pagar a un estado por un visado y no recibirlo; no nos entra en la cabeza”, remarca Gemma Pinyol-Jiménez, investigadora asociada del Grupo Interdisciplinario sobre Inmigración de la UPF (Gritim-UPF).
Perfil de los rechazados
Las negativas a la voluntad de visitar Europa han sido sufridas también por profesores o activistas invitados por organizaciones no gubernamentales, universidades o empresas. Aunque no se sabe cuál es el perfil de los demandantes y tampoco de los que acaban siendo rechazados, Foresti apunta que “no son ni mucho menos los más pobres”, y señala que “tienen razones válidas para viajar”. En este sentido, apunta que podrían ser empresarios, emprendedores o turistas que, obligatoriamente, “deben proporcionar pruebas” a las autoridades europeas que tienen dinero suficiente para mantenerse, ya menudo deben presentar un seguro privado y la carta de invitación , o incluso la nómina o la cuenta corriente de ahorros. "Es la perversidad del sistema", resume la experta.
Para Pinyol-Jiménez, los datos son un espejo para enseñar a las personas migrantes que “no hay rutas legales y seguras”, ni siquiera para quienes ni se han planteado dejar migrar y rompe el mito de que la migración no aporta dinero. "Están contribuyendo incluso antes de pisar el territorio europeo", dice. El mensaje que da la UE, continúa la experta, es que "hay que buscarse la vida por otro lado". Y, si no existen alternativas, aparecen las mafias y las empresas que hacen negocio en torno a las embajadas.