El estafador que fingía ser mujer en aplis de citas se aprovechaba de hombres con discapacidad
Los afectados relatan llamadas constantes con amenazas para exigirles más dinero
Barcelona"Ellos buscaban una amistad o una relación, y había una fase en la que les presionaban para enviar dinero o tenerlos mucho tiempo enganchados a números de tarificación especial, y sufrían ansiedad porque la persona con la que tenían relación lo pasaba muy mal". De esta forma ha resumido uno de los responsables de la investigación el método que seguía el acusado de estafar al menos seis hombres fingiendo ser una mujer en aplicaciones de citas. "Varios de los que enganchó eran personas vulnerables o con discapacidad, como Àlex", ha añadido el policía, en referencia al joven que acabó suicidando antes de que las facturas telefónicas dejaran a su familia arruinada.
De hecho, a uno de los seis afectados que constan en la causa le acompañó su tutora en una entidad de atención a personas con discapacidad cuando denunció el engaño ante los Mossos d'Esquadra. Este viernes el chico acudió solo a la segunda y última jornada del juicio, en la que explicó que perdió entre 600 y 800 euros con este engaño, que le hizo pasar miedo y ansiedad. "Me llamaron tantas veces que tuve que estar despierto toda la noche. Me decían que vendrían adónde yo vivía, que me llegarían multas de mucho dinero", ha explicado al tribunal.
Con algunos matices en cada caso, el engaño seguía siempre un mismo patrón: los afectados conocían una chica en internet –el usuario siempre utilizaba el mismo móvil, pero se presentaba con distintos nombres– que les pedía ayuda para poder dejar de trabajar en una empresa de shows sexuales por webcam. Les pedía que llamaran el mayor tiempo posible a números de tarificación especial, aunque no había nadie al otro lado de la línea.
Luego llegaban los mensajes desde otro número. En ese caso el interlocutor se presentaba como un responsable de la empresa de espectáculos sexuales y les reclamaba transferencias o más llamadas para evitar una supuesta multa que se había generado a consecuencia de las llamadas al teléfono de tarificación especial. El acusado habría logrado así casi 27.000 euros, y las acusaciones reclaman una condena por estafa y extorsión que podría llegar hasta los 11 años de cárcel.
En cambio, el acusado reiteró en su último turno de palabra que él no conocía el engaño. Pese a que las líneas telefónicas estaban a su nombre, justifica que firmó los documentos por un acuerdo con dos personas que no han sido procesadas y que, a su juicio, eran las que se quedaba el dinero. En la fase final del juicio, su abogado, Josep Maymó, ha abierto la puerta a una condena por extorsión: mantiene como petición principal la absolución del acusado, pero también ha planteado, como segunda opción, una condena atenuada, de año y medio, teniendo en cuenta que todo ocurrió en el 2021 y ha tardado años en juzgar. El acusado está ya en prisión provisional desde mayo del 2024, por lo que esta opción implicaría que ya habría cumplido la condena.
El tribunal deberá resolver, por un lado, si el engaño fue suficiente para considerarlo un delito de estafa. La defensa esgrime que las chicas con las que chateaban los afectados sí existían, y que ellos sabían en todo momento que estaban llamando a un teléfono que empezaba con 803 y que la llamada tendría un alto coste por minuto.
El segundo delito que se atribuye al acusado, la extorsión, tendría que ver con los mensajes que después les pedían transferencias para evitar las supuestas multas que habían generado con las llamadas. "Me decían que me llevarían a juicio si no hacía los ingresos", declaró uno de los afectados. "Es evidente que si Àlex decidió poner fin a su vida fue a consecuencia de las amenazas, extorsiones e intimidaciones obsesivas hacia él", ha dicho el abogado de la familia, Marc Foix, en su informe final.