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“Te acorralan y te dicen: «O me das el móvil o te damos de hostias»"

El blindaje de Plaça Espanya mueve la fiesta al Bogatell, donde el consumo del 'gas de la risa' se sumaba al de otras sustancias

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El macrobotelló se desplazó en la playa del Bogatell de Barcelona en la tercera noche de las fiestas de La Merced

BarcelonaDe los altavoces salen a todo trapo los últimos éxitos de reggaeton. Reina Pepas de Farruko y centenares de jóvenes bailan y bailan entregadísimos por la noche sobre la arena del Bogatell, donde se desplazó el macrobotellón ayer noche por el blindaje de Plaça Espanya. La noche anterior la fiesta acabó con una veintena de detenidos, trece apuñalados y cincuenta atenciones sanitarias, coches y contenedores quemados, destrozos y lanzamiento de botellas a la policía. En la playa no constaban a primera hora de la mañana incidentes tan graves, pero jóvenes encapuchados en grupo iban de un lado al otro buscando bronca y robando móviles.

“Te acorralan y te dicen: «O me das el móvil o te damos de hostias», a veces con una botella de cristal en la mano”, explicaba un joven que lo había vivido de cerca. Cuando los encapuchados avanzaban a ritmo rápido y decidido por el medio de la fiesta, se formaban carrerillas con decenas de personas huyendo hacia otro lado. Era fácil ver volar patadas cuando pillaban a alguien. Algunos de ellos fueron detenidos por agentes de paisano, informó una fuente de los Mossos al diario ARA . “En según qué lugar, los agentes encubiertos no pueden entrar porque los linchan”, decía la misma fuente. 

Jóvenes haciendo botellón en el Bogatell.

La sensación de impunidad de estos grupos atemorizó parte de la playa, que se quedó medio vacía hacia las cuatro de la madrugada. La fiesta había llegado a ocupar más de un kilómetro de arena y, a pesar de vaciarse de madrugada, todavía había miles de jóvenes concentrados en la arena. Los furgones de la Guardia Urbana y de los Mossos estaban a unos 500 metros de la fiesta, y a veces los municipales circulaban por el paseo haciendo rondas, pero no entraban en la arena, donde se iban sucediendo peleas y agresiones.

Mientras tanto en la zona de Plaça Espanya un amplio dispositivo policial registraba a los jóvenes que habían querido repetir la fiesta del día antes. Impedían el acceso de alcohol y restringían el paso más allá de las torres venecianas. A las cinco de la madrugada la plaza estaba vacía, mientras la fiesta seguía en el Bogatell. 

La Plaça Espanya y la avenida Maria Cristina, escenario del macrobotellón de viernes por la noche, vacía después del blindaje policial.

Una de las furgonetas de la Guardia Urbana más próximas a la fiesta de la playa llegó a atender a seis personas en poco más de veinte minutos, que se quejaban que los acababan de robar el móvil hacia las dos de la madrugada. Minutos después, una chica menor de edad quedó inconsciente en medio del césped del parque del Bogatell y sus amigos tuvieron que llevarla en brazos hasta la furgoneta del Servicio de Emergencias Mediques más próxima, a unos metros de allá, puesto que estaban en un lugar donde no podía acceder y, además, se quejaban que cuando entraban dentro de la fiesta les tiraban objetos, según informó El Periódico.

La falta de presencia sanitaria y policial, mezclada con la gran cantidad de gente, la extrema juventud e inconsciencia de muchos jóvenes sumada a la acción de los violentos y en puntos de la playa donde no había nada de luz, creaba una sensación de desazón que hacía temer sucesos similares a los de viernes por la noche. Los balances finales darán fe de los incidentes totales. 

Para muchos, sin embargo, era una noche dominada por la diversión, el baile y el alcohol. Yoshua, de 18 años y del Masnou, aseguraba que lo habían amenazado con navajas la noche anterior sin perder la sonrisa. Allá estaba de nuevo, porque quería “vivir el momento” y “ligar”. ¡Psssssssss!, lo interrumpía el largo sonido de escape que salía de los botes de óxido de nitrógeno o “gas de la risa”, sustancia legal que está de moda en los botellones y que cada pocos minutos aparecía por algún rincón de la fiesta. 

Dos chicos explicando qué hacen en el Bogatell.

La marca que acapara las ventas es Cream, que vende botes de 615 gramos a un coste de 30 euros y solo permite a los de más de 18 comprar. En la hostelería tienen entre otros usos, como por ejemplo dar más textura a la nata montada, mientras que la medicina usa este gas como analgésic . De fiesta, te da entre quince y treinta segundos de placer, “como un cosquilleo” y risa espontánea, describía uno de los jóvenes mientras lo llenaba en un globo, desde donde se inhala, porque directo del bote a máxima presión produce demasiado frío para los pulmones. Es tóxico, y su uso puede producir bajadas bruscas de presión, infartos, falta de oxígeno o alucinaciones. La moda hace años que viaja por el mundo, pero en los últimos meses se ha acabado de popularizar en el estado español. En el Bogatell, hizo su gran presentación en Barcelona y se sumó a una larga lista de peligros y diversiones.

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