"Espiral de violencia" en el macrobotellón de Barcelona: 40.000 asistentes, 43 heridos y 20 detenidos

El Ayuntamiento pide a los Mossos un refuerzo preventivo en Plaça Espanya para evitar una nueva noche de disturbios

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Joves a la fuente de plaza España durante la segunda noche de macrobotelló a las fiestas de la Mercè

BarcelonaUn trozo de marquesina de autobús caído en las fuentes de la avenida Maria Cristina. Cristales rotos en todo el Palau de Congressos y, aún así, el punto de vacunación masiva manteniendo la actividad. Matrículas de coche rotas entre los cristales. Son solo algunos de los rastros del descontrol de un macrobotellón en Plaça Espanya de Barcelona y sus entornos que, esta noche, la segunda de la Mercè, ha aglutinado a hasta 40.000 personas. Un salto de escala respecto a las 15.000 de la primera noche. Y un salto de escala, también, con respecto a los disturbios. La concentración se ha saldado con 20 detenciones y 43 heridos, tres de ellos de gravedad y 13 con lesiones de arma blanca. Ha habido destrozos y robatorios en comercios de la calle Creu Coberta.

Este es el balance que ha hecho a primera hora del Ayuntamiento de Barcelona, que ha insistido en el cambio de tono de lo que se vivió la primera noche respecto al caos y al "vandalismo" de la última madrugada: el gobierno de Colau entiende que lo que se ha vivido esta madrugada ya no es un problema de ocupación festiva del espacio público para beber y hacer fiesta, sino que ya lleva la etiqueta de problema "grave" de orden público -un "espiral de violencia", en palabras del teniente de alcaldía de Seguridad, Albert Batlle- y ahora llama a la puerta del departamento de Interior para pedir que refuerce el dispositivo previsto para esta noche en el escenario del macrobotellón.

"Hemos pedido un refuerzo preventivo, que no se espere a ver qué pasa", expuso la alcaldesa en una comparecencia desde la avenida Maria Cristina. Hasta ahora, el Ayuntamiento había liderado el dispositivo de seguridad asociado a las fiestas de la Mercè y los posibles botellones y había anunciado cierres preventivos, con refuerzo de los antidisturbios de los Mossos en los 13 escenarios que se preveían más conflictivos, y actuaciones preventivas para evitar las concentraciones de gente bebiendo en la calle. La primera noche en que fue la gran aglomeración bajo las torres venecianas no hay hubo actuación preventiva en Plaça Espanya, que no era un denso espacio reforzado, y nadie intentó tampoco desalojar a los concentrados, porque según expuso el gobierno municipal a posteriori habría complicado más la situación, pero el consistorio tenía claro que la convocatoria se repetiría. "Era previsible, pero no evitable", ha defendido Batlle. Y se repitió. Y ayer sí hubo incidentes y el volumen de asistentes se más que dobló.

13 apuñalamientos

Entre las 43 personas que ayer requirieron atención médica en el gran botellón de Plaça Espanya había 13 apuñalados

Colau ya se ha puesto en contacto esta mañana con el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, para pedir un dispositivo "diferente" dado que ahora se han "cruzado líneas rojas". Los Mossos confirman que se trabaja para reforzar el dispositivo de esta noche, pero algunas voces del cuerpo no esconden su descontento con los dispositivos previstos hasta ahora por el Ayuntamiento. Según el relato de los hechos que ha hecho esta mañana el teniente de alcaldía de Seguridad, Albert Batlle, el "detonante" que puso en marcha "la espiral de violencia" fue cuando, pasadas las dos de la madrugada, agentes de la Guardia Urbana acompañaron a efectivos del Sistema de Emergencias Médicas (SEM) para atender a un apuñalado dentro de la plaza. Fue entonces cuando empezó el lanzamiento de objetos, cuando se quemaron dos vehículos de la Guardia Urbana no logotipados y cuando se destrozaron los cristales del Palau de Congressos, tanto junto a la avenida Maria Cristina como junto a Rius i Taulet. También se quemaron motos y algunos de los cipreses de la plaza.

La gran fiesta tuvo una ramificación, en forma de botellón, en el Parc de Joan Miró, en la Esquerra del Eixample, y vivió focos de conflicto hasta más allá de las ocho de la mañana. Batlle ha defendido, sin embargo, que el dispositivo de anoche, aunque no evitó los disturbios, sí permitió contener a los concentrados para que los disturbios no llegaran a barrios vecinos como Poble Sec, Hostafrancs o el Eixample, aunque comerciantes como los de la calle Creu Coberta han denunciado que sufrieron destrozos.

Desvinculado de la Mercè

El responsable de Seguridad del consistorio ha informado que, por ahora, no consta que hubiera ninguna agresión sexual en la plaza, a pesar de que no ha descartado que se pueda tener noticia de ello durante el día de hoy. Ha asegurado que el incivismo que se ha visto esta madrugada en Plaça Espanya no se puede comparar con nada que haya vivido la ciudad últimamente. Lo que no se plantea el consistorio es suspender la programación de la Mercè, que desvincula por completo de los incidentes en la calle.

La programación oficial reunió ayer a unas 105.000 personas y, según ha apuntado el teniente de alcaldía de Cultura, Jordi Marti, no se detectó efecto llamada entre los escenarios oficiales de la fiesta, tampoco desde los escenarios más próximos a Plaça Espanya, que son los que se sitúan en la montaña de Montjuïc. Como ya hizo ayer, y atendiendo a las flexibilizaciones de aforo aprobadas por el Procicat, el Ayuntamiento ha puesto hoy a disposición de la ciudadanía 4.000 entradas más para poder asistir a la programación de la Mercè y mañana está previsto hacer lo mismo.

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