Médicos acabados de graduar que cobraron más por el covid que de residentes

El sueldo de los facultativos sin experiencia puede llegar a duplicar el de los MIR

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Metges residentes aprendiz en un quirófano del Hospital Clínico.

BarcelonaTeresa Pons hizo el examen de MIR en enero del año pasado y, durante más o menos los cinco meses que se tarda en elegir la especialidad y empezar la residencia, ya quería estrenarse como médico. Inicialmente pensaba que le harían un contrato de estudiante con un sueldo “muy bajo”, pero estalló la pandemia y la cogieron en el CUAP y en un CAP de Manresa –prefiere no concretar cuál– como médico adjunta. “Estaba asustada, los residentes sabían más que yo”, admite Pons, que no tenía experiencia laboral en el mundo de la medicina y, con el cargo que ocupaba, ya no tendría que haber necesitado ningún tipo de supervisión. A pesar de su inexperiencia, Pons cobraba más, casi el doble, que los residentes de los centros. 

“Trabajaba doce horas, tres días a la semana, más algún día extra, y ganaba prácticamente unos 2.000 euros”, explica la joven. En cambio, los residentes de primer año cobran 18.264 euros brutos al año de sueldo base –unas catorce pagas de unos 1.100 euros netos al mes–, según estipula el convenio del Instituto Catalán de la Salud (ICS ).

A pesar de las diferencias salariales, que a ella le parece que son “una injusticia”, Pons remarca que se llevó “muy bien” con los compañeros y que la ayudaron en todo momento como si fuera una residente de primer año más. “Tenía un contrato y un sueldo más elevado que ellos, pero no tuve nunca ningún problema. Todo lo contrario. Todo el mundo sabía que la culpa era de Salud, y no por pagarme más a mí, sino por pagar una miseria a los residentes”, protesta. 

En septiembre Pons empezó la residencia en la UCI del Hospital Germans Trias i Pujol y, en términos salariales, tuvo que dar un paso atrás. “Para llegar a cobrar algo menos de lo que ganaba en Manresa tengo que trabajar de lunes a viernes de 8 h a 17 h y hacer unas siete guardias de 24 horas al mes, dos de las cuales en fin de semana”, explica.

El covid acentúa la “injusticia”

Pons no fue la única, ni mucho menos, que se encontró en esta situación. Según el departamento de Salud, 204 médicos acabados de graduar fueron contratados como médicos adjuntos durante la pandemia sin haber hecho el MIR. El ex portavoz del comité de huelga de los médicos residentes de Catalunya Àlex Mayer asegura que este movimiento no es nuevo. “Hace tiempo que protestamos contra esta práctica, pero durante la pandemia se ha acentuado”, critica Mayer, que dice que se contrató a más de 2.000 médicos no especializados como adjuntos en todo el Estado.

Una de les últimas protestas de los médicos internos residentes (MIR) en las puertas del departamento de Salud para mejorar sus condiciones laborales y formativas.

Judit Serra vivió la contratación de médicos no especializados desde el otro lado, como residente de segundo año en el CAP de Súria. “Cobrábamos lo mismo y yo hacía cuatro o cinco guardias al mes –compara Serra–, y a veces tenía que supervisar o ayudar a la adjunta, cuando tendría que ser al revés”. Además, explica que había servicios, como ir a domicilios o casos más complicados, que la médico adjunta que contrató su CAP no podía hacer sola sin la ayuda del MIR. “Nos fue muy bien y nos quitó trabajo, pero, claro, hasta un cierto punto”, admite Serra.

Además, no todos los residentes como Serra pudieron seguir haciendo guardias, que, según Mayer, significan más o menos entre un 40% y un 50% del sueldo de los residentes. “Durante la pandemia, a algunos se les hacía hacer turnos de 12 horas sin guardias”, asegura.

Convenios salariales diferentes

El Hospital Clínic de Barcelona es uno de los pocos hospitales de Catalunya que todavía tiene a estudiantes trabajando para auxilio sanitario. Roger Alabau, que estudia sexto de carrera de medicina en la Universitat de Barcelona, ha trabajado dos meses y medio en la planta covid del centro. “Hacía informes de pacientes y les llevaba la evolución, pero siempre estaba bajo supervisión de un adjunto. También los ayudaba con trámites administrativos”, dice Alabau, que explica que para conseguir el trabajo llenó un formulario que le enviaron desde la facultad y lo cogieron.

Alabau trabajaba 40 horas semanales y cobraba unos 1.500 euros al mes, es decir, más del sueldo base de la mayoría de residentes de primer año de Catalunya. Él acabó la semana pasada, pero, según ha podido saber el ARA, el Clínic ya ha mandado correos a otros alumnos para que hagan lo mismo que Alabau durante dos o tres meses más o en el mismo servicio o en otros, como por ejemplo consultas externas o UCIs. 

El portavoz de Comisiones Obreras del Clínic, Francisco Vallejo, confirma que todavía hay estudiantes de medicina contratados en su hospital y, sobre todo, de cuarto de enfermería, a pesar de que menos que al inicio de la pandemia. Pero augura: “Si la situación no mejora y sigue yendo tan mal como ahora, se tendrá que volver a contratar a más”. 

El Clínic, como el Hospital del Mar y el Sant Pau, tiene un convenio laboral diferente y el sueldo base de los residentes es más alto que el que marca el ICS e, incluso, más que los 1.500 euros que cobraba Alabau. De hecho, si él hiciese la residencia en otro hospital –“A pesar de que el Clínic es puntero, preferiría cambiar de aires”–, es muy probable que, como tuvo que hacer Pons, tenga que dar un paso atrás salarialmente.

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