Agentes Rurales

A la caza de los pescadores furtivos de cangrejos azules en el delta de Llobregat

En lo que va de año, los Agentes Rurales han impuesto más de 130 multas en este espacio protegido

Sergi encontrándose con dos miembros del cuerpo que también trabajan por la zona.
Màrius Lamor
09/08/2025
4 min

Delta del LlobregatSergi está en lo alto de una torre de madera desde donde ve casi todo el delta del Llobregat. Sin embargo, no despega los ojos de los prismáticos que lleva colgados en el cuello y que le sirven para inspeccionar la zona. Hace menos de tres años que ha entrado en el cuerpo de Agentes Rurales y una de sus tareas es vigilar este espacio declarado de interés natural junto al aeropuerto de El Prat.

En un lado tiene la desembocadura de la riera de Sant Climent y en el otro la playa del Remolar, que se cierra durante algunos meses del año para facilitar que el sendero camanegro, un pájaro protegido de unos 40 centímetros de envergadura, pueda hacer el nido en la zona. Hoy, la misión de Sergi es, precisamente, controlar que nadie cruce el perímetro vallado para preservar esta especie. La entrada al espacio ha estado cerrada desde marzo y la regulación ha dado sus frutos: durante la primavera nacieron los piojos y se ha conseguido que nadie los perturbe en los primeros meses de vida.

A pocos metros y con el sonido constante de los aviones que sobrevuelan el delta están Jordi, Mar y Abel que también hace poco que se han estrenado en el cuerpo. Forman parte de los 200 efectivos que han entrado en los Agentes Rurales en los últimos dos años con el objetivo de que en 2030 Cataluña cuente con una plantilla de 900 agentes rurales.

Una serie de cañas colocadas al borde de la riera meticulosamente una junto a otra les llama la atención. Aunque a simple vista pueden parecer ramas, cuando se acercan a él comprueban que tienen hilos pegados a las puntas. "Eso quiere decir que alguien ha estado pescando cangrejo azul de forma ilegal", advierte Mar. Es lo que llaman marisqueo: cuando pescadores furtivos ponen trozos de pollo en el extremo de los hilos y crean una caña de pescar bastante rudimentaria, pero eficaz. Los agentes explican que, pese a estar prohibida, ésta es una actividad frecuente en la zona.

Dos agentes desmontando utensilios de pesca ilegal del cangrejo azul.

A veces la estrategia para capturar ejemplares de este crustáceo va más allá. A pocos metros de la estructura de cañas sobresale una malla de tela, que al sacarla del agua desvela su forma real. Es una trampa para cangrejos fabricada a partir de un paraguas. Los agentes comecen el material y lo llevan a la central. Esta vez los autores del arte de pesca no estaban en la zona, pero en caso de encontrarlos, los agentes los denunciarían y todo ello podría derivar en la apertura de un expediente sancionador.

"Las personas que llevan a cabo actividades como el marisqueo lo hacen para el autoconsumo o para vender el producto de forma ilícita", explica Jordi Miranda, subinspector del cuerpo y jefe del área del Baix Llobregat, que cuenta con una quincena de efectivos. Miranda admite que también se encuentran casos de pesca y caza furtiva (de pájaros principalmente) por la zona.

Un agente con la trampa decomisada.
Un ejemplar de cangrejo azul, objetivo de la pesca furtiva.

"Estos últimos meses hemos tenido un gran volumen de trabajo en los espacios protegidos del delta debido al uso inadecuado del espacio, ya que hay zonas con acceso limitado para proteger la flora y la fauna que mucha gente no respeta. Algunos lo hacen expresamente y otros por desconocimiento", comenta Abel, que antes de entrar en el cuerpo formaba parte de una prevención, vigilancia y extinción de incendios.

Desde el 1 de enero se han realizado un total de 529 actuaciones en el delta y se han impuesto 134 denuncias. Estas actuaciones forman parte principalmente del Plan de Refuerzo de la Vigilancia en los Espacios Naturales de Protección Especial, que quiere incrementar la presencia de agentes rurales en espacios protegidos.

Tres ejemplares de 'Orovanche foetida' (color marrón), una planta parasitaria que nace a partir del 'Ononis natrix' (las plantas verdes de alrededor).
La proximidad del aeropuerto de El Prat hace que los aviones sobrevuelen la zona constantemente.

Protección de la flora

La playa del Remolar no es el único espacio del delta del Llobregat que se cierra para proteger sus ecosistemas: el tesoro natural de la Ricarda también lo hace durante ciertos meses, y la zona del lago de Ca l'Arana, todo el año. Al otro lado del río del que los agentes han encontrado las trampas ilegales de cangrejos hay otro espacio restringido. En este caso, el motivo de la medida es la protección delOrovanche foetida, una planta parasitaria que crece a partir de otra especie hermana, laOnonis natrix. Sin una, la otra no puede vivir; por tanto, es necesario proteger todo el ecosistema de la zona para garantizar su supervivencia.

A pesar de las restricciones, las huellas delatan que alguien se ha paseado. Por situaciones como éstas los agentes reclaman un sistema más efectivo para cerrar el acceso. "Aquí hay afluencia de gente todo el año. Si no preservemos bien este espacio perderemos el valor ecológico del delta del Llobregat", lamenta Sergi. Sin embargo, hasta ahora la vigilancia ha permitido recuperar algunas especies como elEchium arenarium, una planta de flores violetas de la que nunca se había encontrado un ejemplar en la zona. Además también se ha hecho reflotar a la población deAchillea marítima: hace un año y medio sólo se había localizado un ejemplar y ahora han florecido una quincena.

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