Una de las experiencias exitosas en la gestión del jabalí ha sido la belga, donde se consiguió frenar la expansión de un brote de peste porcina africana detectado entre estos mamíferos sin que llegara a ninguna granja. El primer caso fue en 2018 en el sur del país, en una zona próxima a la frontera con Luxemburgo y Francia. Las autoridades belgas perimetraron una zona de bosque y lo aislaron del todo para evitar su expansión, según explica el investigador Alain Licoppe. Marcaron dos áreas: la central donde se habían detectado los animales muertos y el virus ya se asumía que podía estar corriendo y un segundo perímetro de seguridad más amplio. En este segundo, se hizo busca activa de ejemplares "peinando la zona hasta 7.000 veces", según el experto, y se instalaron hasta 100 km de vallas para evitar que ningún ejemplar se escapara y llevara con él el virus. La caza permitió un decrecimiento de la población potencialmente portadora y permitió que en pocos meses ya no se volviera a detectar ningún caso de infección.
Más de 200.000 jabalíes: ¿cómo se frena la invasión?
La población se ha duplicado en veinte años en Catalunya y la caza es hoy el único método a la espera de los resultados de una vacuna esterilizadora
BarcelonaNo es solo una impresión ni una mera coincidencia ver cada vez más jabalíes paseando por el centro de las ciudades o agricultores que denuncian destrozos en sus cultivos por las visitas de estos animales. La especie vive un boom demográfico descontrolado y sin precedentes que ha disparado su población a más de 200.000 ejemplares solo en Catalunya. Eran la mitad hace dos décadas, y la tendencia, señalan los expertos con los pocos datos disponibles, apunta a un aumento año tras año. El dolor de cabeza para controlar la población de un mamífero cada vez más urbanita no es local sino que "pone contra las cuerdas" a gestores de fauna de muchos países que viven, como aquí, un incremento "alarmante", según resume la doctora en biología y experta en gestión de conflictos con fauna Carme Rosell. De hecho, con más preguntas que respuestas se reúnen esta semana en el Montseny más de 200 expertos en el Simposio Internacional sobre el Jabalí y Otros Suidos. Todos ellos, investigadores, gestores de fauna, responsables de centros gubernamentales o privados, buscando inspiración en las experiencias de los demás para frenar un fenómeno que cada vez comporta más riesgos.
Al evidente problema de los daños a las cosechas de los agricultores o los conflictos en áreas urbanas (como el de este verano en Cadaqués, donde un ejemplar hirió a una niña de diez años) se suma el peligro que ha despertado en Europa la peste porcina africana, una enfermedad mortífera que puede circular entre jabalíes y llegar a las granjas de cerdos y causar graves pérdidas al sector. "Catalunya está libre de peste porcina africana y confiamos que los protocolos del Govern funcionarán para detectarla si llega, pero ya hay un brote en el norte de Italia y ha habido en Bélgica, y esto es un poco una lotería y toca a quien toca", avisa Rosell, que subraya la importancia de aplicar las medidas disponibles y acelerar las experimentales que pueden contribuir a controlar la población de estos mamíferos.
La caza se erige, de momento, como "la mejor herramienta" para hacer frente a la superpoblación, insiste la experta. "No tienen depredadores naturales porque extinguimos al lobo, así que lo que están haciendo ahora los cazadores o muchas empresas que los capturan con trampas o anestésicos es lo que harían los depredadores en condiciones normales en un ecosistema sano", continúa la bióloga y presidenta del simposio itinerante que este año acoge Catalunya. Los cazadores, de hecho, cazan cada año unos 67.000 ejemplares de jabalí, unas cifras que hoy no puede sustituir ninguna herramienta alternativa, como las vacunas contraceptivas que se están ensayando.
La Generalitat, que mantiene estos días un conflicto abierto con los cazadores que ha derivado en una huelga, reconoce que la especie ha superado "el umbral de equilibrio", y defiende la caza como la herramienta "más eficiente" para hacerle frente, según la directora general de Ecosistemas Forestales y Gestión del Medio, Anna Sanitjas. El plan de choque del Govern, explica, plantea trabajar en diferentes modelos (la batida, la espera o las vigilias nocturnas) y también la creación del cazador experto, especializado en este tipo de capturas. Alternativas como la vacuna, según Sanitjas, son esperanzadoras, pero todavía es pronto para sumarlas a la estrategia: "Se han hecho pruebas con buenos y malos resultados, y hacen falta cinco o seis años para llegar a un punto en el que sea lo bastante eficiente".
"Han perdido el miedo"
Las palancas que han empujado al jabalí a cifras récord no solo se explican por la falta de un depredador en la naturaleza. "Culpas hay un poco para todo el mundo", avisa Rosell. La expansión de las hectáreas de bosque, un hábitat que le es propicio, también ha empujado la natalidad, así como la disponibilidad de alimento no ya solo en cultivos sino también en los entornos urbanos, donde la basura se ha convertido en una despensa garantizada y un entorno seguro y alejado de los cazadores. "Han perdido el miedo al hombre", dice la bióloga, que subraya que la especie dispara la reproducción cuanto mejor se alimenta.
Todavía hay otro factor que ha jugado a favor de la natalidad de los jabalíes: el cruzamiento en el medio natural con el cerdo vietnamita, un animal que entró hace años en muchos hogares y que ha acabado en muchos casos abandonado en la naturaleza, critica la experta. Un cerdo jabalí cruzado con esta especie pasa de tener entre 3 y 5 crías a tener, de media, hasta 8 o 9.
La experiencia de los gestores catalanes no dista mucho de la que explican los representantes italianos en el encuentro en el Hotel Montanyà de Seva. "Hace una década había un par de pueblos que reportaban problemas con el jabalí, hoy ya son 105, que van desde pequeños núcleos hasta ciudades como Roma", apunta Andrea Monaco, investigador del instituto gubernamental Ispra. Reconoce que todavía están en la fase de estudio de medidas en entornos urbanos, donde el principal dolor de cabeza son "las basuras abandonadas" y los ciudadanos que dan comida a animales callejeros que acaban atrayendo también a los jabalíes. Entre las medidas en estudio en Roma se había sopesado fijar una hora máxima para dejar la basura en la calle por la tarde, pero Monaco reconoce que, de momento, no hay nada firme.