El año pasado se registraron 268 accidentes en las carreteras por la presencia de animales en las vías, la mayoría de ellos jabalíes. Para reducir esta cifra el departamento de Interior probará un nuevo método que aprovecha la inteligencia artificial. Conocido en inglés como ADS (Animal Detection System, Sistema de Detección Animal), se trata de unos infrarrojos que se colocan a lo largo de uno o dos kilómetros en los tramos donde se ha detectado que se acumulan más incidentes con animales. “Cuando cruce un animal, unas señales de tránsito emitirán un aviso para que los conductores reduzcan la velocidad, y les avisarán por qué motivo lo tienen que hacer”, dice al ARA el director del Servei Català de Trànsit, Ramon Lamiel. El nuevo sistema, que costará unos 150.000 euros, se licitará antes de acabar el año y, a principios del 2023, se probará en tres carreteras de las comarcas gerundenses, puesto que es la zona de Catalunya que concentra más densidad de jabalíes. El conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, ha destacado que, si funciona, se extenderá a más vías, puesto que con este método “se puede reducir un 80% la accidentalidad en los tramos con más acumulación de incidentes”.
Los cazadores, en huelga: “No nos respetan y nos van imponiendo medidas”
Las federaciones de caza alertan que, sin batidas, se dejarán de matar unos 15.000 jabalíes a la semana
Girona“Si no se nos respeta y se nos van imponiendo medidas, llega un momento que dices basta”, explica el vicepresidente de la Federació de Caça de Girona, Joan Espona, que resume con esta frase el malestar acumulado por el sector y que les ha llevado a no empezar la temporada en protesta por la política del departamento de Acción Climática. La gota que ha colmado el vaso es el punto 8.3 del nuevo decreto de vedas, que les obliga a comunicar con antelación la ubicación de las batidas, cosa que ven imposible de cumplir. “Nosotros no decimos que cazaremos jabalíes en tal paraje, sino que llegamos por la mañana y buscamos el rastro. Pero ellos se mueven y puede ser que no encontremos el rastro hasta que estamos en otro lado o muy lejos del punto inicial”, comenta el presidente de la sociedad de cazadores de Vilanova de Sau y alcalde de esta población, Joan Riera. Añade que no es que no quieran avisar de la ubicación: “Lo que queremos es trabajar para llegar a un acuerdo, no que nos lo impongan sin escucharnos ni tenernos en cuenta”.
Los cazadores recuerdan que ellos hacen su actividad en terrenos privados y que siempre tienen la autorización del propietario. “Nosotros pagamos tasas, seguros, tenemos licencia y señalizamos toda la zona de batidas. Pero, en cambio, la ciudadanía puede ir en bici o en moto o a coger setas por donde quieran, no respetan la señalización de las batidas y aquí no pasa nada”, reprocha el vicepresidente gerundense. “Desde el mundo rural estamos hartos de la visión que se tiene desde Barcelona y otros lugares de que, cuando es verde, puedes hacer lo que quieras. Todo el mundo puede tener cabida en el bosque, pero de manera ordenada y respetándonos”, reclama Riera.
Los dos representantes indican que, a pesar de que la revuelta ha surgido con el cambio del punto 8.3 de la normativa, el malestar del sector viene de muy lejos. “Todavía tienen que aclarar a partir de cuántos perros se considera núcleo zoológico, el año pasado nos impusieron unas sanciones que dijeron que limarían, pero nada. También dijeron que harían campañas para explicar que se tienen que respetar las señalizaciones de las batidas y que multarían a quien se las saltara, pero nada, tampoco lo hemos visto”, reprocha Riera, enumerando la lista de agravios del colectivo.
Crecimiento exponencial de hasta 800.000 jabalíes
La Federació de Caça, que reúne a más de 33.000 asociados con licencia en Catalunya, ha asegurado que el seguimiento de la protesta, que empezó este domingo, fue “unánime”. Calculan que solo en la primera jornada se dejaron de cazar unos 4.000 jabalíes y que, si se cuentan los que no se abatirán a lo largo de esta semana, la cifra aumentará hasta los “15.000”, según Espona.
El vicepresidente gerundense deja claro que mantendrán el parón hasta que la Generalitat no se siente a negociar: “La pelota está en el tejado de la administración, queremos compromisos firmes por los agravios que hace años que sufrimos. Esperamos que Acción Climática recapacite y desbloqueemos un tema tan importante”.
Según datos de la web de la Generalitat Senglar.cat, en Catalunya en 2019 se contabilizaron unos 200.000 jabalíes, con densidades muy diferentes. Así, mientras en zonas como el Alt Empordà y la Garrotxa se llega a una quincena de animales por kilómetro cuadrado, en Tortosa y la Segarra la cifra se reduce a menos de tres individuos por kilómetro cuadrado.
El portal especializado en caza Cinegeticat calcula que, si no se caza en toda la temporada –que acaba a finales de marzo–, la población de jabalíes podría crecer hasta los 800.000 individuos. El año pasado, durante la temporada, se abatieron casi 67.000.
Uno de los principales problemas de la proliferación de jabalíes son los peligros que comportan: por los accidentes que causan en la carretera y porque cada vez bajan más a menudo a las zonas urbanas, ocasionando incidentes como el de este verano en Cadaqués, cuando uno de estos animales hirió a una niña.
Así mismo, uno de los sectores más perjudicados son los agricultores, que muy a menudo pierden una gran parte o toda la cosecha. El sindicato Unió de Pagesos ha reclamado a Acción Climática que escuche las demandas de los cazadores y esta semana su coordinador en Girona, Narcís Poch, pedirá a la Generalitat que los Agents Rurals hagan recorridos nocturnos en los campos más afectados por la presencia de jabalíes. “Nadie podría admitir que una rata le mordisqueara el 10% o 30% de su nómina cada mes. Y esto es lo que hacen los jabalíes cuando nos destrozan las cosechas”, lamenta Poch.
Tanto el agricultor como los cazadores admiten que la caza no es la solución a una plaga como la de los jabalíes –que no tienen ningún depredador más que el hombre–, pero sostienen que es una de las únicas medidas que ayuda a reducir la población.