Las lluvias de este verano alejan por ahora a Catalunya del fuego
Pese a la sequía, los incendios tienden a la baja por tercer año consecutivo
BarcelonaLa temporada de verano está siendo benevolente en cuanto a los incendios. Sin decirlo demasiado fuerte, por si acaso, los cuerpos de emergencias, como los Agentes Rurales y los Bomberos, explican que es el mejor año de los últimos cuatro en cuanto a los incendios forestales. A pesar de la sequía estructural que sufre el territorio, y aunque parezca contradictorio, desde hace tres años los incendios tienden a la baja. Según datos de los Agentes Rurales, los incendios en campaña de verano, es decir, del 1 de junio al 30 de septiembre, han ido disminuyendo en los últimos años. En 2021 se registraban 303 fuegos; en 2022, 272; en 2023, 196; y este año se acumulan 157.
En el caso de esta temporada, ha habido un factor meteorológico que ha jugado un papel importante. Al inicio de la campaña, una serie de lluvias repartidas por todo el territorio catalán dotaron al suelo de humedad. Además, durante el verano ha ido lloviendo de forma distribuida ya lo largo de varios días, lo que ha sido muy positivo. A principios de este año, habida cuenta de las previsiones, los agentes se preparaban para afrontar un verano caluroso, seco y con un riesgo de incendios muy elevado. Además, se esperaban temperaturas muy elevadas, aunque finalmente sólo se ha registrado una ola de calor y picos puntuales de aumento de la temperatura. Por tanto, la fortuna ha acompañado una temporada que se esperaba difícil.
De todos modos, todavía no se puede cantar victoria. Actualmente, el peligro no sólo se enmarca en los meses de verano. Los fuegos se están desestacionalizando y durante todo el año existen oscilaciones de riesgo. “Pasados unos días sin agua, el suelo se seca”, explica Maria del Carme Llassat, catedrática de Física de la Atmósfera y directora del Grupo de Análisis de Situaciones Meteorológicas Adversas (GAMA) de la Universidad de Barcelona. “Desde el temporal Gloria no hemos logrado poner el contador a cero. Cada día que llueve ganamos 10 de tranquilidad en cuanto a incendios, pero simplemente vamos chutando el balón adelante”, añade Jordi Castellví, subinspector de la unidad técnica GRAF de los Bomberos de la Generalitat.
Además de las lluvias, otros factores también ayudan a explicar por qué no ha habido tantos incendios. Uno de los sectores más importantes para garantizar una buena gestión y que, al mismo tiempo, está en una situación de transición es el campesinado. "El papel de los agricultores casi siempre es primordial para detener un incendio", destaca Castellví. "En estos momentos –explica Llassat– Catalunya tiene uno de los porcentajes más altos de superficie forestal a escala europea; más del 60% del total del terreno. Las zonas donde existe un mosaico agroforestal, es decir, un paisaje discontinuo con campos cultivados y, en consecuencia, cuidados, funcionan como cortafuegos donde los bomberos pueden establecer sus recursos para detener los incendios. Por eso, admiten ambos, el papel de los campesinos es “imprescindible y debe recuperarse y protegerse”.
Los bosques catalanes están "estresados"
Hace 30 años había entre 8 y 10 días al año con una situación extrema de riesgo de incendio, y ahora son entre 30 y 40. Este dato es importante porque todos estos días en los que la temperatura está por encima de la media son días en los que los bosques se estresan, según explican los Bomberos. En este sentido, el cuidado de los bosques es imprescindible para generar cortafuegos, puesto que una masa forestal continua acumula mucha materia muerta que funciona como combustible para los incendios. “Actualmente, los bosques catalanes no generan suficiente rendimiento económico, lo que supone un problema porque cuesta mucho que se haga el mantenimiento anual del sotobosque y se retiren los árboles muertos”, explica Jaume Torralba, jefe del área regional de Barcelona de los Agentes Rurales. Además, añade que “es necesaria mucha pedagogía para garantizar una buena gestión de estos árboles, además de un buen apoyo por parte de la administración”.
Prevención dentro de la calma
Estas últimas semanas de campaña de verano decidirán si la temporada se cierra sin ningún gran incendio forestal en Cataluña. Bomberos y Agentes Rurales siguen trabajando sobre el terreno analizando cada día el riesgo de incendio y evaluando el reparto de recursos y agentes. Además, junto a las agrupaciones de defensa forestal (ADF), que se encargan de dar una primera respuesta rápida a cualquier ignición, vigilan y regulan las actividades de riesgo mientras velan por que se cumpla la normativa ambiental. Ahora mismo, lo que más preocupa a los agentes es la posibilidad de un incendio de viento, que se produce cuando las humedades son bajas, cuando las temperaturas están por encima de la media y sopla viento de mistral. “Este tipo de fuegos suelen propagarse a mucha velocidad y tienen saltos de fuego secundarios muy grandes”, recuerda el subinspector de la unidad técnica GRAF.