Incendio

Un mes del fuego del Pont de Vilomara: “Se ha quemado toda mi vida”

Los vecinos afectados por las llamas piden ayudas para empezar de cero

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Hi ha casas en la urbanización River Park de Puente de Vilomara totalmente calcinadas, como la de la imagen

El Pont de Vilomara“Lo he perdido todo: tenía fotos antiguas y recuerdos de mis padres y de la familia, la ropa, dos acuarios muy grandes, también un tren en miniatura que estaba montando con 40 máquinas… Toda mi vida está quemada”. Es el duro y sobrecogedor resumen de Jordi, un vecino de 66 años de la urbanización River Park del Pont de Vilomara, que hace justo un mes lo vio desaparecer todo por culpa del incendio que calcinó más de 1.700 hectáreas y una sesentena de casas, entre ellas la suya.

Jordi vivía en un inmueble prefabricado de madera que no pudo asegurar porque todas las compañías le pedían una cuota muy alta. Una vez calcinado, se puso en contacto con el Ayuntamiento, y ahora una trabajadora social está mirando cómo lo pueden ayudar. Mientras tanto vive en su jardín, en una caravana que le han regalado. “Suerte he tenido de los amigos, de los vecinos y de la trabajadora social, porque me quedé sin nada, ¡no tenía ni ropa!”, recuerda. 

A pesar de la desgracia que ha vivido, Jordi intenta mantenerse optimista: “Son cosas de la vida, no vale la pena pensar demasiado en ello, vale la pena intentar buscar soluciones”. Aun así, admite que no sabe cómo lo hará: un alquiler social no es una posibilidad porque tiene cuatro perros y cobra una pensión de jubilación de poco más de 700 euros, puesto que era autónomo. “Si tengo que pagar 200 o 300 euros por el piso, ¿qué me quedará para pasar el mes? La mejor opción es continuar en la caravana, que al menos no pago y tengo cocina, cama y nevera”, expone el vecino, que solo pide al Ayuntamiento que derribe urgentemente su antigua casa. “Verla cada día así como está me está afectando mucho psicológicamente”, reconoce. 

Y es que además de las pérdidas materiales y económicas, los vecinos que se han quedado sin casa acumulan un dolor y una angustia muy grandes, sobre todo porque no saben cómo se lo montarán de ahora en adelante. Es la situación que también viven Adelaine y su marido, los dos jubilados, de la urbanización River Park. Ellos también lo perdieron literalmente todo y hace un mes que viven en casas de amigos. “Es una situación muy dura, nunca habríamos pensado que nos encontraríamos así, suerte de los hijos y de los amigos que nos van ayudando”, señala la vecina. Ellos al menos tienen un seguro que les pagará un año de alquiler, pero ahora están pendientes de saber exactamente qué pérdidas les cubrirá y cuáles no. “Va para muy largo: primero hicieron un informe, después volvieron a venir por segunda vez, y ahora estamos pendientes del perito y de si se puede salvar la estructura o se tiene que echar todo al suelo. Es un proceso largo y complicado, todo se hace cuesta arriba y más cuesta arriba”, lamenta la mujer, visiblemente afectada por la desgracia.

"Nos tienen abandonados"

Tanto Jordi como Adelaine viven en dos de las calles de River Park más afectadas por las llamas, Senglar y Isard, donde se alternan las casas medio calcinadas con las que apenas conservan la estructura. Los bosques verdes y frondosos que había su alrededor son ahora explanadas de esqueletos de troncos negros sobre una alfombra de tierra marrón mezclada todavía con restos de ceniza.

El fuego del Bages arrasó más de 1.700 hectáreas y llegó hasta casas de la urbanización River Park del Pont de Vilomara, como la de la imagen

En total, las llamas afectaron a 47 inmuebles de River Park, a 17 de ellos de manera total y al resto parcialmente. Parte de las viviendas eran de segunda residencia, como la casa que se estaban construyendo desde hace años José Pacheco y Paqui Estepa. En su caso quedó quemada la segunda planta, pero se ha salvado toda la primera y el jardín. Ahora bien, no tienen seguro que cubra los daños porque todavía no tenían la cédula de habitabilidad del inmueble. “Estamos pendientes de las ayudas del Ayuntamiento. Nos han dicho que primero ayudarían a los que eran de primera residencia y después ya se verá las segundas residencias”, indica el matrimonio. 

De hecho, el presidente de la asociación de vecinos de River Park, Jaume Almirall, reclama ayudas y facilidades para los ciudadanos más afectados: “Al menos que no tengan que pagar el permiso de obras para rehacerse la casa, ni que tengan que pagar el IBI de una casa calcinada”, recalca. Almirall también lamenta la suciedad acumulada en las calles y considera que las administraciones no hacen lo suficiente para los ciudadanos perjudicados: “Nos tienen abandonados”, reprocha. 

Recopilar necesidades vecinales

Los Agents Rurals concluyeron que el fuego del Bages había sido provocado y "con muy mala baba" y ahora continúan trabajando con los Mossos d'Esquadra para encontrar al autor o autores. El alcalde del municipio, Enric Campàs, expone que el pueblo está “recuperando poco a poco cierta normalidad”, a pesar de que el incendio fue un “shock muy fuerte” y costará mucho recomponerse: ”Se quemó medio municipio”, recuerda el alcalde.

Campàs explica que ahora están recogiendo todas las necesidades que tienen los ciudadanos más afectados y las están tramitando a través de los servicios sociales. “Primero estamos atendiendo a las familias que han perdido su primera residencia y no tenían seguro. Y a partir de aquí iremos priorizando”, subraya. Además, paralelamente, están ayudando con los trámites a los vecinos que quieran pedir ayudas al Estado por daños en las construcciones y continúan pidiendo al gobierno español que lo declare zona catastrófica. 

Además de inmuebles calcinados, por la urbanización River Park del Pont de Vilomara también se pueden ver algunos coches quemados

En este sentido, la alcaldesa de Sant Fruitós de Bages, Àdria Mazcuñan, añade que el gobierno español, la Diputación y la Generalitat les están ayudando, pero solicita más apoyo técnico y económico. “Por mucho que tengamos una partida de contingencia, es inasumible para cualquier ayuntamiento sufragar todos estos gastos", admite. A pesar de que el incendio tuvo menos afectación en este municipio, las llamas también se tragaron algunos inmuebles de la urbanización Les Brucardes. Pero a pesar del terror y el dolor que ha dejado el fuego, Mazcuñan se queda con la parte positiva: “Ha sido brutal la solidaridad de todo el mundo, de vecinos, técnicos, bomberos... Todo el mundo se activó muy rápidamente para dar una mano, haciendo lo que fuera, y no han dejado de hacerlo hasta ahora. Me quito el sombrero”, destaca.

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