La mitad de los que quieren ser maestros no aprueban las pruebas de aptitud

Los coordinadores de las PAP alertan de que la bajada del número de aprobados es "alarmante" y piden "una reflexión urgente" sobre la formación docente

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Una maestra en una aula, en una imagen de archivo.

BarcelonaLa mitad de los aspirantes a estudiar un grado de educación en cualquier universidad de Catalunya no han superado las pruebas de aptitud personal, las PAP, que se hacen desde 2017 con el objetivo de hacer más exigentes los requisitos para ser docente y prestigiar el oficio de maestro. Solo el 51,58% de las 4.236 personas que se presentaron a las pruebas el 10 de abril las han aprobado de manera provisional, según ha publicado la web Unportal. La cifra es 12 puntos más baja que el año pasado, cuando superaron las PAP el 63,3% de los estudiantes, y la más baja de aprobados nunca registrada –hasta ahora, el porcentaje de aptos no había caído del 59%–. Es una bajada "significativa y alarmante", según los organizadores, que obliga a todas las instituciones implicadas a hacer una "reflexió urgente" sobre la formación docente.

Según los responsables de las PAP, los resultados "no han sido suficientemente satisfactorios". En un contundente informe de dos páginas y media, firmado por el coordinador de las PAP de Educación del Consejo Interuniversitario de Catalunya, Josep Maria Cornadó, se dice que un número considerable de estudiantes tienen un "escaso hábito de lectura" –una parte de los aspirantes "ha tenido dificultades para recordar algún libro leído" y "no han sido capaces ni siquiera de recordar algunos libros obligatorios del bachillerato–", hacen "graves errores de comprensión lectora y expresión escrita", les faltan "referentes sociales y culturales", tienen problemas para interpretar gráficos publicados en los medios de comunicación y muestran una "falta de recursos y pericia para analizar problemas". El aspecto más preocupante es que las personas que han hecho las PAP son alumnos que han acabado el bachillerato o que están haciendo segundo, que estudian o han estudiado un ciclo de grado superior o bien adultos que han aprobado las pruebas para más de 24 y 45 años y que, además, los exámenes tienen "un nivel de complejidad que la mayoría de los estudiantes de ESO tendrían que superar sin dificultades", dice el coordinador.

El covid no es la única causa

El informe de Cornadó consultado por el ARA intenta abordar las causas de los malos resultados de este año. Por un lado, apunta a "la situación académica de emergencia" de los estudiantes de bachillerato y ciclos formativos, que en los últimos dos cursos han tenido pocas clases presenciales, entre el confinamiento, primero, y la semipresencialidad, después. La pandemia también podría haber influido en los resultados de las PAP por otro motivo: se han modificado "de manera excepcional" los criterios de promoción y se ha permitido que los alumnos pasen de curso y obtengan el título de ESO y de bachillerato sin un límite de materias suspendidas. En parte por eso, el año pasado ya se disparó el número de alumnos que aprobaron bachillerato: el 83,25% superaron la etapa, 11 puntos más que el curso anterior. "No sabemos hasta qué punto las evaluaciones que se hacen en los centros reflejan la realidad de cada estudiante", afirma el informe de Cornadó, que recuerda también que las administraciones pidieron "no penalizar" a los estudiantes por las tareas que hacían desde casa porque no se podía garantizar que todos tuvieran las condiciones "materiales y técnicas para seguir el curso".

Ahora bien, el mismo documento deja claro que "es ingenuo" creer que la causa de los malos resultados en las PAP es "exclusivamente" el covid-19 o el nivel de complejidad de las pruebas, teniendo en cuenta que las pruebas de aptitud solo exigen "los requisitos y el nivel mínimos indispensables" para ser maestro. "Hay un trasfondo más importante, y que los resultados de este año tienen que traer una reflexión más profunda, porque el déficit en algunas competencias no es solo cuestión de un curso", afirma Cornadó. En efecto, el primer año que se hicieron las PAP, en 2017, aprobaron siete de cada diez aspirantes; los tres cursos siguientes (2018, 2019 y 2020) ya fueron seis de cada diez presentados y, finalmente, este curso son cinco de cada diez. "Los resultados son un síntoma de que algo no acaba de funcionar como es debido. Tenemos la responsabilidad de pedir una reflexión urgente de todas las instituciones implicadas de una manera u otra en la formación de los futuros maestros", sentencia Cornadó en el documento.

Cambios desde 2013

Catalunya es la única comunidad del Estado que hace estas pruebas a todo el mundo que quiere estudiar educación infantil, primaria o el doble grado. Hasta que no se implantaron, para estudiar para ser maestro de educación infantil o primaria se necesitaba aproximadamente un 6 en las universidades públicas y los estudiantes que no tenían la nota de corte necesaria podían recurrir a alguna universidad privada. Pero en 2013 se empezaron a poner en marcha medidas para transformar profundamente estos grados con el objetivo de prestigiar el oficio. Pilotados desde el programa MIF, que impulsa el Govern y todas las universidades, se dieron pasos para filtrar a los estudiantes que tuvieran unas capacidades personales y vocacionales para hacer de maestro. La primera medida, en 2013, fue reclamar a los nuevos matriculados una nota mínima de 4 en catalán y castellano en la selectividad y una media de 5 entre las dos materias. Uno de cada diez aspirantes quedó fuera. La segunda medida, las PAP, se implantó en 2017: los estudiantes, al margen de las notas mínimas de catalán y castellano, tienen que superar una prueba que evalúa la competencia comunicativa y el razonamiento crítico, y otra la competencia lógica y matemática. Para aprobar las PAP se tiene que obtener tanto o más que un cinco de media entre las dos pruebas, pero es necesario tener al menos un cuatro en las dos.

Según Cornadó, las PAP "no son un obstáculo para interrumpir vocaciones" sino un "mecanismo para contribuir a seleccionar a los futuros maestros con una base cultural mínima". "Es fundamental tener maestros con una buena base cultural, implicados socialmente, con actitud crítica, unas habilidades didácticas idóneas y la motivación necesaria", dice el informe. A pesar de todo, los coordinadores son conscientes, dicen, de que las pruebas actuales "tienen que evolucionar y tan pronto como sea posible tienen que intentar evaluar otras competencias fundamentales en un maestro". De hecho, mientras nadie duda de que quienes quieren ser maestros tienen que acreditar unas competencias personales y emocionales concretas, hay voces que ponen en entredicho que la prueba actual evalúe realmente estos requisitos. Los propios coordinadores de las pruebas admiten que no sirven para evaluar la empatía o la asertividad y que el mejor mecanismo sería una entrevista personal, pero de momento no es sostenible prepararla para tantas personas. Al menos, aseguran, las PAP garantizan cuando menos que las personas que las aprueban "tenen una base cultural de una cierta solidez y unas inquietudes e intereses adecuados".

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