8 de abril: día internacional del Pueblo Gitano

Las mujeres gitanas también acuden a la universidad

El pueblo romero conmemora su día para romper los estereotipos que le persiguen

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Luisa Montero y Ana Amador Fajardo, en el exterior del Casal La Vinya del barrio barcelonés de la Marina.

BarcelonaCuando este lunes 8 de abril Raquel Heredia llegue al instituto escuela del barrio tarraconense de Camp Clar, tiene la intención de explicar al alumnado por qué ese día se conmemora el día internacional del Pueblo Gitano. “Les diré que un día como hoy de 1971 se celebró una reunión en Londres en la que nos identificamos como pueblo, con una bandera y un solo himno, pero no solo para una fiesta sino para reivindicarnos –adelanta–. Por decir que nosotros también estamos”. Heredia tiene 26 años, es licenciada en educación social y máster en innovación e integración social y trabaja en el centro del barrio en el que se crió. "Soy de las primeras mujeres gitanas en tener estudios postobligatorios de Camp Clar", dice.

En Barcelona, ​​Luisa Montero, de 51 años, también tiene marcado en rojo ese día, porque con varios grupos de la ESO de institutos de Sants-Montjuïc tiene invitación al Ayuntamiento. "Estoy contenta porque iremos gitanos, tipos, marroquíes y latinos, la diversidad que representa nuestra sociedad", subraya esta promotora escolar que lucha contra el absentismo escolar de los gitanos.

Crecida en el barrio de la Marina, en la Zona Franca de Barcelona, ​​Montero fue una adolescente a la que le gustaba estudiar, hasta el punto de romper los esquemas de un abuelo que se preguntaba “por qué la niña tenía que ir a la escuela”. En el instituto Mediterráneo fue "la primera y la única gitana" que pisaba sus aulas. Hizo COU nocturno y, siguiendo la tradición familiar, a los 18 años abrió una carnicería en el mercado municipal, un trabajo que compaginaba con un ciclo de integración. Hasta que se casó, a los 22 años, en una “boda gitana, gitana, con dos días de fiesta y el pañuelo”, recuerda. No fue hasta pasados ​​los 40 que su marido la animó a seguir formándose, y, cuando fue a pedir una beca a la Fundación Privada Pere Closa de Badalona, ​​la animaron a que trabajara con ellos para favorecer la escolarización de los menores gitanos. Y ahí sigue.

Boda gitana y licenciatura

También Ana Amador Fajardo, gitana del Buen Pastor de Barcelona, ​​rompe estereotipos. A sus 22 años, se acaba de licenciar en Biomedicina y hace pocos meses que ha terminado también con una “boda gitana, de tres trajes y el pañuelo”. Contrariamente a lo que muchos gitanos piensan, ni estudiar le ha hecho alejarse de las tradiciones y la cultura gitanas ni casarse supondrá poner fin a su ambición de encontrar un “cuidado a alguna enfermedad”. En septiembre empezará un máster de bioinformática y, mientras cruza los dedos para que le den el trabajo de una entrevista que ha hecho recientemente, hace de voluntaria en el casal La Vinya, donde coincide con Montero.

Amador, Heredia y Montero son tres mujeres que han estudiado y han hecho carrera profesional siendo gitanas. "Orgullosamente gitanas", afirman. Sus biografías son de las que desmitifican y ayudan a borrar prejuicios y clichés para un pueblo como el gitano, que hace más de 600 años que llegó a Catalunya y que sigue sufriendo la discriminación y el racismo (antigitanismo). Incluso entre quienes desde fuera se creen que son correctos. A Montero, un profesor le preguntó si iría a ver a Camarón de la Isla a un concierto de Barcelona cuando supo sus orígenes. "Yo le respondí que no, que yo iría al de los Hombres G", recuerda burlándose de risa. Se topan con lo de "Ui, si tú no pareces gitana" cuando el interlocutor en cuestión interpreta que su color de piel, su modo de vestir, su pelo y, sobre todo, su posición laboral o su nivel de estudios no encajan con la imagen colectiva que se tiene de la población gitana. "Sé que lo dicen para hacerte sentir bien, pero es gitanismo", dice Heredia. Y en este sentido, Amador subraya cómo su presencia en la universidad servía para que le dijeran que ella es "la excepción que cumple la regla" pero que el resto de los suyos tienen un compendio de malos hábitos y comportamientos.

Referentes de proximidad

Son mujeres que se saben "referentes" en sus barrios, con una gran mayoría de vecinos gitanos. Heredia es miembro de la entidad Drom Kotar Mestipen, centrada en luchar por la igualdad de la mujer gitana, y cree que puede ser un modelo para otras niñas y adolescentes de Camp Clar que quieran estudiar fuera del barrio. Sabe de qué habla, porque salir le hacía "respeto", porque sabía que sería "la diferente" y en algún momento "la gitana", pero dice que es esencial que las generaciones jóvenes entiendan que formarse y educarse no sólo es una cuestión de conocimiento sino también de "vivir mejor". Y avisa de que el feminismo de las mujeres blancas no siempre es un buen aliado: "Habla de la brecha salarial, pero a nosotros todavía no nos contratan para ser gitanas", dice.

Este lunes, instituciones y las 96 entidades integradas dentro de la FAGIC, la Federación de Asociaciones Gitanas de Cataluña, volverán a acercarse a orillas del río Besòs, a la altura de Sant Adrià de Besòs, para recordar el éxodo y la diáspora del pueblo gitano con el lanzamiento de pétalos de rosas.

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