El Área Metropolitana de Barcelona propone reconvertir los peajes en una tasa antipolución

El gobierno metropolitano y la Generalitat buscan fórmulas para reducir los niveles de contaminación

Jordi Mumbrú / Natàlia Vila
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Una de les barreres del peatge de la C-32 al seu pas pel Garraf.

BarcelonaLa movilidad metropolitana debe cambiar -y mucho- los próximos años para conseguir superar un reto fundamental: reducir la contaminación hasta los límites que fija la directiva europea. Es con este horizonte que todas las administraciones están pensando en cómo debe ser la movilidad del futuro. El Área Metropolitana de Barcelona (AMB, ente integrado por 36 municipios) presentó este miércoles su propuesta: el Plan Metropolitano de Movilidad Urbana (PMMU) 2019-2024.

Uno de los puntos más destacados es "la apuesta para reconvertir los peajes de concesión que deben vencer los próximos años en el entorno de la AMB hacia una tasa de congestión y contaminación para el vehículo privado". A partir del 2019 se acaba la concesión de diferentes peajes. El primero es el de la AP-7 entre Tarragona y Alicante, que no afecta la AMB, pero en 2021 levanta barreras el de la C-33 de Barcelona a Granollers. También se acaba entonces la concesión de la AP-2 Zaragoza-Mediterráneo.

"En el ámbito metropolitano hay que analizar muy a fondo la reconversión de los peajes que caducan y deben eliminarse", explicó ayer el director de Movilidad y Transporte de la AMB, Joan Maria Bigas. El nuevo peaje iría en función del nivel de contaminación que haya en ese momento dentro de la AMB y también de la congestión. Cuanto más retenciones y más contaminación, más alta sería la tasa a pagar.

La misma AMB, sin embargo, admite que esta reconversión de los peajes que vencen deberá hacerse con un modelo "consensuado" con el resto de administraciones competentes: es decir, con el Estado, la Generalitat y los municipios. La propuesta, además, podría coincidir con otras iniciativas, como la viñeta que hace años trata de impulsar la Generalitat: una tasa anual homogénea en toda Cataluña que sustituiría los peajes y permitiría seguir manteniendo en buen estado las autopistas de alta capacidad. De hecho, en este último año y medio el consejero de Territorio y Sostenibilidad, Damià Calvet, ha recordado reiteradas veces los problemas que puede conllevar el fin de los peajes para estas infraestructuras por las que circulan miles de vehículos. Así, aunque la viñeta es la propuesta insignia del Gobierno, fuentes de la Generalitat admitieron ayer que la medida de la AMB "no sería incompatible" con esta otra tasa, que debería ser "el marco general" en Cataluña.

"Desde diciembre hay montada una mesa de debate con los representantes de todas las administraciones, incluyendo la AMB, y también patronales del sector y sindicatos para evaluar posibles medidas en las vías de alta capacidad. Esta es una de las opciones para mejorar la calidad del aire, pero no la única", matizaron fuentes del departamento. "Este grupo de debate se reunió este martes y puso sobre la mesa un estudio, de los muchos que hay, sobre diferentes modelos de peajes en el ámbito europeo", apuntaban las mismas fuentes, e insistían en que, en cualquier caso, la propuesta de la AMB debería ser compatible con la viñeta: "El objetivo es diseñar un modelo global y compatible con la implantación de un peaje urbano. Como Suecia, por ejemplo, que tiene la viñeta general y Estocolmo tiene su peaje urbano".

Autobuses por demanda y carriles VAO

La propuesta de reconvertir los peajes en una tasa de acceso a la ciudad es sólo una de las más de 100 medidas previstas en el nuevo Plan Metropolitano de Movilidad Urbana de la AMB para los próximos seis años. Entre el resto de medidas para mejorar la movilidad también está la de aumentar los carriles VAO (de vehículos de alta ocupación). "La clave para que el transporte público sea atractivo es que sea más rápido que el vehículo privado; por tanto, debe tener un espacio reservado y un semáforo que le dé preferencia", explicó Bigas. En este sentido, el carril bus-VAO juega un papel fundamental. "Uno de los más necesarios es el de la Diagonal, pero también es importante el de la Gran Vía, tanto para los vehículos que vienen del Llobregat como para los que vienen del norte, del Besòs", detalló Bigas.

Otra medida que propone el documento presentado ayer es impulsar el bus por demanda. El año pasado se hicieron pruebas piloto, una de ellas para conectar Tiana con el Hospital de Can Ruti. "Es un sistema justificado en zonas de baja densidad, ya sean algunos barrios o polígonos industriales", explicó el experto. "Se trata de aprovechar las aplicaciones que permiten poner en contacto el ciudadano con el transporte público, como ya hacen los VTC o los taxis", añadió. Este sistema, que requiere cierta previsión del usuario a la hora de pedir el servicio, permite que "no haya autobuses circulando constantemente y, por tanto, contaminando", apuntó Bigas. En Barcelona ciudad, en el barrio de Torre Baró, hay un autobús que funciona por demanda, como prueba piloto.

Estas y demás medidas del plan pretenden reducir las emisiones de CO2 entre un 5% y un 7% de aquí a 2024, rebajar a la mitad la población expuesta al aire de mala calidad y reducir un 10% la mortalidad anual por estas causas. El coste de implementar todo este paquete de medidas y los cambios necesarios en las infraestructuras supera los 10.200 millones de euros, que pagarían tanto la AMB, como ayuntamientos, diputaciones, Generalitat y Estado.

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