La Plaça dels Països Catalans de Barcelona: de rotonda a recibidor de la Estación de Sants

El proyecto de reforma que ahora se debate concentra el tránsito en el costado mar y mejora las conexiones con el entorno y el verde

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El estado actual de la plaza de los Países Catalanes de Barcelona

BarcelonaUna barrera, una rotonda o, directamente, un no lugar, un agujero en medio de la trama urbana. Y, al mismo tiempo, un referente de la arquitectura moderna en el espacio público, un lugar que aspira a las cosas sublimes. Son solo algunas de las definiciones que arquitectos y urbanistas utilizan estos días para referirse a la premiada Plaça dels Països Catalans, la que queda justo delante la Estación de Sants de Barcelona. Es el ejemplo paradigmático de plaza dura –nació sin ni un solo elemento verde–, que en 1984 supuso el premio FAD para los arquitectos que la diseñaron, Albert Viaplana y Helio Piñón. Habían recibido el encargo del proyecto del entonces arquitecto en jefe de la ciudad, Oriol Bohigas, que definió el resultado como "una obra maestra".

Después de años de abandono tanto en cuanto al mantenimiento como al uso –es terreno casi exclusivo de los skaters– , el Ayuntamiento y Adif, que es la titular del espacio, han puesto en marcha ahora un proceso participativo para remodelarla aprovechando el proyecto de ampliación de la Estación de Sants, encargado al reconocido equipo de arquitectos RCR. La estación y el entorno se transformarán al mismo tiempo, y la previsión es poder licitar las obras el año que viene.

La pérgola lineal de la plaza

Algunos de los retos previstos son concentrar la circulación viaria en el costado mar de la estación, al lado del Parc de l'Espanya Industrial, y liberar de tránsito el otro lado, donde solo se prevé el paso de un nuevo carril bici para conectar el lado de Sants con el del Eixample y de donde, a la larga, también se confía sacar la actual estación de autobuses, que irá al ámbito de la plaza Espanya. También se prevé eliminar los viales de tránsito que ahora separan la plaza de la estación para crear un espacio continuo, actualizar elementos muy degradados como el suelo de la plaza –y hacer el mantenimiento necesario de las dos pérgolas–, mejorar las conexiones del espacio con bus y bicicleta y, en tanto sea posible, añadir verde, a pesar de que el escaso grosor del suelo, que es la losa que cubre las vías, obliga a pensar más en enredaderas y no tanto en árboles.

Proyecto de reforma de los entornos de la Estación de Sants

El objetivo durante todo el proceso, como ha reiterado el arquitecto en jefe de la ciudad, Xavier Matilla, es conseguir que la plaza "deje de ser una rotonda": conectarla mejor con los barrios del entorno y también con otros espacios que la ciudad prevé relanzar, como la antigua prisión Modelo y la avenida de Roma, y dignificarla como el "gran recibidor" de la Estación de Sants.

Lo que se da por hecho, porque el proceso participativo no entra dentro de las paredes de la estación, es que esta infraestructura avanzará 40 metros hacia la plaza con un nuevo vestíbulo, que se quiere sobrio y muy luminoso. Y, a partir de aquí, la idea de partida es recuperar al máximo el dibujo original de la plaza, que ha quedado muy degradado por los sucesivos trabajos ferroviarios, pero con cambios para mejorar las conexiones, para desdibujar los bordes. De entrada, se eliminarán los viales de tránsito que la separan del vestíbulo y se habilitará un espacio sepultado ante el Parque del España Industrial, que salvará el desnivel actual entre los dos espacios y servirá para que los taxis dejen y recojan pasajeros.

Taxistas, escépticos

Esta nueva instalación de dos plantas subterráneas es recibida de momento con "escepticismo" por los taxistas, como explica Carles Fernández, del Sindicato del Taxi de Catalunya, que no ve claro que tenga capacidad para todo el movimiento de taxis que genera la estación –"antes de la pandemia, un lunes por la mañana con cada semáforo llegaban ocho o diez taxis a traer gente al AVE", explica– y pide garantías de que será un lugar ventilado y agradable para hacer las esperas.

Con la reflexión global sobre la plaza y su entorno –los arquitectos de RCR se encargan de recordar que la plaza solo representa aproximadamente el10% del ámbito que hay que transformar y que el objetivo es hacer amables los entornos, desdibujar los límites– se busca, también, mejorar las conexiones con medios de transporte sostenible, tanto en bicicleta –con nuevos carriles como el de la avenida de Roma que convergerá con los de Numancia y Tarragona– como con la integración en la nueva red de bus. También se plantea hacer un aparcamiento para bicis.

Alerta 'skater'

El anuncio de cambios ha puesto en guardia al único colectivo que hace un uso no de paso de la plaza: los skaters. Ya se han organizado en una nueva plataforma y piden que se les tenga en cuenta a la hora de redefinir el espacio: no encontrarse de golpe que aquello que ahora se considera un templo del skate cambie el suelo por uno que haga inviable el patinaje.

'Skaters' e la Plaça dels Països Catalans

"También somos vecinos y sí que hacemos uso de la plaza, no es verdad que no haya nunca nadie, cada día hay más de veinte personas patinando", defiende Marc Lozano, que tiene 31 años y hace veinte que patina en la Plaça dels Països Catalans. Defienden que no han sido ellos los que han degradado el espacio, sino la absoluta falta de mantenimiento, y que tienen más de 2.500 firmas pidiendo que no se pierda este carácter de plaza dura, como mínimo en la parte central: "Queremos compartir la plaza, hay espacios para más cosas", defienden, y aseguran que no quieren un skate park, que es una instalación "ya obsoleta", sino mantener el espíritu actual de la plaza.

Espacio protegido

La reforma, de hecho, tendrá un límite importante porque, como recuerda Daniel Mòdol, que fue regidor de Arquitectura el mandato anterior por el PSC, fue el primer espacio público catalogado y esto supone que no se pueden hacer grandes cambios porque está protegido. "Se puede ganar verde en los bordes y pacificar los entornos, y tanto, pero el espíritu de la plaza se tiene que mantener". Para Mòdol, el proyecto original era una "muy buena solución" para dar sentido a un gran espacio vacío. Remarca que la plaza no nació como tal, sino para tapar el espacio de las vías y que siempre es muy complicado hacer agradables lugares muy grandes y vinculados a infraestructuras, como pasa también en Glòries.

Arquitectes coómo Xavier Monteys, en cambio, son críticos con el dibujo actual, un diseño que asegura que "ha perdido el sentido" y que está "desconectado". Por eso defiende convertir la plaza en un lugar "verdaderamente urbano" y poner, incluso, una churrería. En el debate que el Colegio de Arquitectos organizó sobre la reforma, contrastaban las opiniones entre quienes elogiaban el carácter monumental de la plaza y quien reprochaba que era un lugar vacío, desconectado de la vida de los vecinos. Albert Viaplana, arquitecto e hijo de uno de los padres del proyecto, defiende en este sentido que no todas las plazas están pensadas para ser una especie de plaza de pueblo, y que este tipo de vida no se da tampoco en espacios como la plaza Catalunya y nadie la cuestiona.

Viaplana, que trabajó en el anteproyecto de la actualización de la plaza, remarca que ahora se quiere optar por poner plantas enredaderas, que en algún momento se habían proyectado y no crecieron, pero que ahora se podría intentar con un sistema de riego por goteo. Y el verde podría irrumpir entre el gris.

Entidades vecinales que están siguiendo el proceso participativo, como la plataforma Stop Tanatorio –que se opone al nuevo tanatorio previsto en el histórico Happy Parc de Sants–, celebran pasos como que el proyecto se plantee hacer las zonas verdes pendientes al espacio del lateral donde ahora hay un aparcamiento de motos infrautilizado, y que a la larga se desplace la actual estación de autobuses hacia la plaza Espanya. De momento, tienen el compromiso del consistorio que este espacio se reconquistará para el uso vecinal con urbanismo táctico.

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