Emergencia social

El primer recuento en l'Hospitalet: 92 personas duermen en la calle

Entidades de la ciudad reclaman más servicios para evitar que los sintecho tengan que buscar refugio en Barcelona

Clara López Alcaide
4 min
Una tienda de campaña escondida en un parque del Hospitalet acoge una persona cada noche

L'Hospitalet de LlobregatSon las once y media y la gente empieza a reunirse ante la Parroquia Santa Eulàlia Provençana de l'Hospitalet. Llegan, saludan a los ya congregados y cogen una acreditación que indica la tarea que harán esta noche. "Recuento de personas sin hogar", se puede leer en el cartel que les cuelga del cuello. Son una parte de los dos centenares de personas que han peinado este miércoles por la noche las calles en el primer recuento de personas sin hogar en la ciudad. "Tenéis que apuntar si es hombre o mujer, si tienen animales de compañía, si duermen al raso o en un coche...", dice Santi, coordinador del grupo de voluntarios que trabajarán en el distrito de Santa Eulàlia. En total, se ha localizado a 92 personas que sobreviven en la vía pública: 62 al raso y 30 en el interior de vehículos destartalados.

Jesús, Tomàs, Marta y Laura inician la ruta que se les ha indicado. Revisarán, a partir de un recorrido circular, toda la zona del barrio de Sant Josep. La primera parada, el Parc de l'Alhambra. A la entrada, dos agentes de la Guardia Urbana abren las puertas de un parque que a esas horas acostumbra a estar a cerrado y en el que, para sorpresa de los voluntarios, no hay ninguna persona viviendo al raso. "Por esta zona acostumbra a haber alguna persona", dice Jesús, vecino del barrio, una vez fuera del recinto. Es la primera vez que este jubilado y voluntario de Cruz Roja participa en una iniciativa como esta. "Es una manera de estar en lugares que se necesitan", dice, y añade: "De sentirte útil".

El recuento ha localizado a personas viviendo dentro de este camión abandonado.

La iniciativa, impulsada por la Fundació La Vinya, Cáritas, Cruz Roja y comunidades parroquiales con la colaboración de Arrels, tiene como objetivo crear una foto fija de la realidad del sinhogarismo en la segunda ciudad más grande de Catalunya. La idea es conocer cuántas personas duermen en la calle en l'Hospitalet para poderlo comparar con otros años y ciudades, pero también para dibujar un perfil que permita impulsar instrumentos que mejoren su situación según sus necesidades. De hecho, el recuento se ha hecho también en otros municipios metropolitanos, como Barcelona, Badalona y Santa Coloma de Gramenet, cosa que, según las entidades de atención a las personas sin hogar, puede ayudar a obtener una foto fija a nivel metropolitano.

Movilidad alta

"Una realidad del sinhogarismo es la movilidad", explica Kiko Segura, portavoz de la Fundació La Vinya, que asegura que "un día una persona puede estar en una ciudad y otro día en otra". Añade, además, que la disponibilidad de recursos hace que gran parte de las personas que viven en las calles del área metropolitana se trasladen a Barcelona. "En l'Hospitalet, por ejemplo, solo hay un albergue, no hay comedor social y las personas tienen que ir a Barcelona. Tampoco hay un lugar donde ducharse", dice Segura, que espera que el recuento sirva para dotar la ciudad de más recursos para asistir a estas personas.

Una voluntaria mostrando en un mapa el área en la que su grupo hará el recuento en l'Hospitalet.

El grupo de cuatro voluntarios sigue su ruta. Unos metros más allá encuentran una pequeña tienda de campaña detrás de unas plantas. No se puede identificar si hay una persona dentro, pero Jesús asegura que se trata de un chico conocido por los equipos de calle. "Es un chico joven al que los voluntarios ya conocían. Al principio costó un poco hablar, pero últimamente ya se llevan más", explica. Tomàs, también voluntario, apunta en el formulario correspondiente los datos que después compartirá con el resto del grupo. "Parece que hay una persona dentro que está durmiendo", dice en voz alta el joven. Es pedagogo social y quiere trabajar en un futuro con personas en riesgo de exclusión social.

Unas cuantas calles más allá, en una zona industrial próxima a la estación de metro de Can Trias i Gornal, Jordi señala las furgonetas aparcadas que, sospecha, podrían estar ocupadas por personas vulnerables. Conoce los vehículos porque desde hace cuatro meses cada martes participa en las intervenciones a pie de calle que hace un equipo de voluntarios de Cruz Roja en la zona. "Hacemos un acercamiento, les llevamos agua, comida y alguna manta, y también los ayudamos con trámites como el empadronamiento", explica el voluntario, que rápidamente identifica un vehículo conocido. En la parte de atrás hay dos carros con objetos dentro. "Son dos chicos marroquíes", dice Jordi, que ya los conoce, y asegura que la mayoría de gente que duerme en polígonos industriales lo hace en coches abandonados, solares o parkings con poco movimiento durante la noche.

Laura, voluntaria en el recuento y miembro de la Fundació La Vinya, asegura que es una tendencia que han notado especialmente los últimos meses. "La gente evita espacios luminosos y vigilados, es cuestión de supervivencia", dice mientras revisa rincones, cajeros y parques que va encontrando durante la ruta. La voluntaria participó en el recuento que la fundación hizo en marzo en los barrios de Bellvitge, el Gornal, el polígono industrial Pedrosa, la zona de la Fira, Plaça d'Europa y los polígonos industriales de la zona Centre. Una primera prueba piloto que contó con una treintena de voluntarios y en la que identificaron a 37 personas durmiendo al raso, en coches y furgonetas, 15 de las cuales viven en locales ocupados.

Desde la fundación alertan de que el número de personas que piden ayuda se ha incrementado a raíz de la pandemia. "Durante el confinamiento muchas personas no tenían absolutamente ningún sitio para poder acceder a la comida o a los mínimos", explica Segura, que forma parte del equipo de calle de la fundación encargado de visitar a personas sin techo, ganarse su confianza y establecer un vínculo para mejorar su situación. "Necesitan a alguien que charle con ellos, alguien que los mire y que los haga sentir más persona, como el resto", dice Segura, y añade que la intención de los voluntarios es acompañarlos, ofrecerlos material de higiene o ayudarlos a resolver algún trámite.

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