Alimentación

Vivir en la Gran Barcelona: un exceso de comida ultraprocesada y pocos alimentos frescos

El AMB denuncia desigualdades entre municipios en el acceso a productos saludables y una gran dependencia de las importaciones

Alimentos procesats
T.R.
24/07/2025
3 min

BarcelonaLa gran mayoría de la población metropolitana de Barcelona (88,65%) vive en zonas donde la principal oferta alimentaria son productos ultraprocesados y con escasa presencia de opciones frescas o saludables. Así lo alerta el estudio presentado este jueves por el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) sobre los entornos alimenticios en los municipios que conforman la Gran Barcelona. El informe constata una elevada desigualdad territorial y social en el acceso a la alimentación.

Mapa en el que se concentran los puntos de venta poco saludables en el área metropolitana de Barcelona. 2022-2023. Fuente: Instituto Territorio metropolitano.
Baja oferta: zona con cuatro o más establecimientos con alimentos poco saludables en un radio de 400 metros. Renta baja: menos o igual al 30% de la población con ingresos por debajo del 60% de la mediana.

El AMB advierte que esta desigualdad se manifiesta con mayor fuerza en los barrios más empobrecidos, donde la población se ve expuesta a una oferta alimentaria dominada por productos calóricos, baratos y poco nutritivos, frente a una oferta de alimentos ecológicos que resultan inaccesibles por su elevado precio. Este fenómeno, llamado "espejos ecológicos", afecta a un 7,6% del total metropolitano, con picos muy elevados en zonas como la Torrassa (95,8%), en Hospitalet de Llobregat, Fondo (94,6%), en Santa Coloma de Gramenet, o Ciudad Meridiana (84,7%).

Además de intensificar las desigualdades sociales, los expertos señalan que el actual sistema alimentario es "frágil, insostenible e injusto". La forma de producción alimenticia agrava la emergencia climática, debido a la fuerte dependencia de las importaciones, la pérdida de suelo agrícola y el uso intensivo de energía y agua.

De hecho, la producción local está en declive: las tierras de cultivo representan sólo el 8% del suelo metropolitano, concentradas mayoritariamente en el delta del Llobregat. Esta reducción del suelo dedicado a funciones agrarias ha tenido una repercusión en el porcentaje de productos catalanes comercializados en Mercabarna, que ha caído del 53% en 1988 al 15% en 2023. En el mismo período, las importaciones a través de circuitos internacionales han pasado del 8% al 28%.

Ante este escenario, el AMB plantea cinco líneas estratégicas para cambiar el modelo alimentario actual: impulsar un plan metropolitano de sostenibilidad que potencie los circuitos cortos de distribución; hacer públicos datos sobre el impacto ecológico y social del sistema; orientar las inversiones hacia un modelo de alimentación más sostenible; promover la compra pública de productos de proximidad y ecológicos, y crear mercados mayoristas más cercanos al territorio.

Mercabarna tiene un papel esencial

El informe destaca también el papel de Mercabarna como actor estratégico en la transformación del sistema alimentario metropolitano. Aunque esta gran plataforma pública nació con el objetivo de garantizar el suministro de productos frescos a la población, su funcionamiento actual refleja una creciente dependencia de las cadenas globales de suministro, cada vez más vulnerables ante crisis geopolíticas y climáticas.

A finales de los años ochenta, más de la mitad de los alimentos comercializados en Mercabarna (52%) eran de origen local; hoy esa cifra no alcanza ni el 15%. Esta fragilidad quedó patente durante la guerra de Ucrania, cuando el precio de productos básicos como la leche o la fruta fresca se disparó más de un 12% en la región metropolitana.

Iniciativas ciudadanas para combatir la crisis alimentaria

El AMB apuesta por integrar programas europeos con resultados contrastados, como FoodCLIC, que ha contribuido a reducir los índices de obesidad en áreas metropolitanas mediante políticas alimentarias con enfoque territorial, centradas en la salud, la sostenibilidad y la justicia social.

En el área de Barcelona, el proyecto pretende fomentar la cooperación entre agentes locales y reforzar las iniciativas ciudadanas que ya están en marcha para avanzar hacia un sistema alimentario más justo, sostenible y saludable en barrios como Fondo (Santa Coloma) y Sant Cosme (El Prat). En este último, con el nombre Cuina de Barri, se ofrece una comida diaria de proximidad, sostenible y saludable por algo más de 30 euros al mes. Esto convierte su sede en un espacio de encuentro comunitario y de contacto con personas en riesgo de exclusión.

Víctor Ténez, jefe del Servicio de Estrategia Metropolitana y Resiliencia del AMB, advierte: "La transformación alimentaria es inevitable, ya está en marcha; el reto es decidir cómo queremos que sea".

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