Atrapados por los ultraprocesados: alertan de que ya suponen un tercio de las calorías que consumimos todos los días
Expertos reclaman en 'The Lancet' políticas contundentes contra la ambición de la industria
BarcelonaBebidas azucaradas, bollería y platos precocinados ocupan las baldas de las tiendas y se hacen la competencia entre sí con las ofertas más llamativas. La oferta de comida ultraprocesada es salvaje y todavía hay mucha gente que la elige sin ser consciente de los perjuicios que puede tener para la salud. En España se calcula que su consumo se ha triplicado en tres décadas, pasando del 11% de las calorías ingeridas al día hasta el 32%. En México este porcentaje ha pasado del 10% al 23% en cuarenta años, y en Reino Unido, que partía de datos superiores, ha alcanzado el 50%. Son los resultados de un triple estudio publicado en la revista The Lancet, que sugiere que los ultraprocesados están desplazando a los alimentos frescos.
"Es necesario promover políticas que favorezcan el consumo de alimentos mínimamente procesados para seguir un patrón alimentario basado en la dieta mediterránea", afirma Maira Bes-Rastrollo, catedrática de medicina preventiva y salud pública de la Universidad de Navarra y una de las 43 expertas del informe. Este informe alerta de que el aumento global de los ultraprocesados representa una gran amenaza para la salud pública y que para responder a ellos no se puede depender sólo del comportamiento del consumidor.
Los expertos avisan de que es necesaria la implicación de las administraciones para defender sistemas alimentarios "saludables, justos y sostenibles" ante la ambición de las empresas, y una coordinación política para reducir la producción, la comercialización y el consumo de estos productos. Los ultraprocesados son productos industriales con un exceso de azúcar y grasas y un déficit de fibra y proteínas. Se elaboran con ingredientes baratos como aceites hidrogenados o jarabes de glucosa, y aditivos como aromatizantes y edulcorantes.
Etiquetas reales e impuestos específicos
En el primero de los estudios, basado en la revisión de 104 investigaciones, se han hallado asociaciones significativas entre el consumo y hasta doce enfermedades, como la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, la depresión y la muerte prematura, y alteraciones en la microbiota, entre otras. Pero no sólo son perjudiciales para los humanos, también para el planeta: la producción bebe de muchos combustibles fósiles y los envases de plástico son omnipresentes. Sólo con límites, insisten los expertos, será posible mejorar el acceso a alimentos saludables.
En el segundo artículo, los expertos describen cómo deben ser las políticas para regular y reducir la producción, la comercialización y el consumo de ultraprocesados, empezando por responsabilizar a las grandes empresas por su papel en la promoción de dietas poco saludables. Un puñado de fabricantes dominan el mercado, como Nestlé, PepsiCo, Unilever y Coca-Cola. "Hay que incluir todos los ingredientes de los ultraprocesados en las etiquetas frontales de los envases para permitir una regulación más eficaz", dice el profesor de la Universidad de Carolina del Norte Barry Popkin.
Los autores también proponen restricciones de marketing más fuertes, sobre todo en los anuncios dirigidos a niños y adolescentes, así como vetar a los ultraprocesados en escuelas y hospitales y poner límites a los supermercados. Además, aconsejan grabarlos con impuestos para financiar alimentos frescos para los hogares con bajos ingresos. El editorial de The Lancet reivindica que el consumo tiende a ser mayor entre quienes pasan por dificultades económicas, y que los esfuerzos por abandonar las dietas con ultraprocesados no deben agravar las desigualdades.
Influencia de la industria
En el tercer artículo se afirma que es necesario poner fin a prácticas ampliamente extendidas, como el marketing agresivo y los diseños atractivos para impulsar el consumo que realizan las industrias, que se ha detectado que bloquean regulaciones, dan forma a los debates científicos e influyen en la opinión pública. "Coordinan cientos de grupos de interés en todo el mundo, hacen presión a los políticos, hacen donaciones a los partidos y participan en litigios para retrasar las políticas", argumentan.