Comer helados: ¿pecado dulce o hábito de verano saludable?
Los helados son un producto muy buscado en verano, pero no todos son iguales: la clave está en los ingredientes y en la frecuencia con la que los consumimos
BarcelonaEn la terraza del bar, en el parque o en la piscina, el rey del verano es el helado. Aunque es uno de los productos más populares de los meses de calor, también provoca muchas dudas nutricionales. ¿Qué conveniente es incorporarlo a nuestra dieta de verano?
No todos los helados son iguales
Que sean saludables o no, no depende de sabores, ni de mezclar unos sabores con otros, ni de marcas, ni de tarrinas o cucuruchos. "Todo depende de los ingredientes", asegura la nutricionista y dietista Lara Arnau, del centro Context. Y pone un claro ejemplo: un polo de fresa podría parecer una opción más saludable que un helado de nata porque no tiene grasa, pero podría estar lleno de azúcares. Esta distinción también se aplica a los helados caseros. "El helado que hago en casa será lo más saludable que yo quiera", afirma Arnau. No es lo mismo elaborar un helado de yogur natural, con fruta y chocolate negro y sin azúcar, que un helado de cookies y chocolate blanco.
A su vez, remarca que, siempre que lo tomemos con una frecuencia razonable, es preferible "tomar el helado que más nos guste" y, lo más importante, "disfrutarlo".
La dosis depende de la calidad
"No hay una dosis recomendada", explica Arnau. "Su consumo debería ser mayor o menor según el tipo de helado". Los helados que encontramos en general en los bares y supermercados se consideran alimentos ultraprocesados que sólo deberían consumirse "ocasionalmente". "En cambio, un helado casero hecho con productos naturales podríamos tomarlo todos los días", añade.
Para personas con intolerancias y diabetes
Los intolerantes a la lactosa pueden consumir aquellos productos con un etiquetado donde se indique que son sin lactosa. En cambio, la nutricionista alerta de que las personas con diabetes deben tener cuidado con los helados etiquetados como "sin azúcar", ya que "habitualmente llevan edulcorantes".
Además, Arnau recomienda a cualquier consumidor que tenga en cuenta que "los productos fríos, cuando entran en nuestro estómago, deben calentarse para ser digeridos y absorbidos", un proceso que podría generar molestias si se toman demasiado rápido o con el estómago vacío.
