"Vuelvo a ser la de antes": San Pablo reconstruye cinco abdómenes con una cirugía pionera en el mundo
El hospital sustituye a la malla abdominal por un músculo de la espalda o el muslo que permite recuperar la movilidad por completo
BarcelonaRosa sufrió un grave accidente de tráfico hace cuatro años que le destrozó la musculatura abdominal. Salvó la vida, pero debía llevar una bolsa cosechadora e iba enfajada porque había perdido los músculos. "Mis intestinos estaban a flor de piel", relata. En casos como el suyo, los médicos pueden realizar una reconstrucción estructural de la pared abdominal, lo que significa colocar una malla para sujetar los órganos internos y cubrir la zona con piel. Pero la movilidad más básica, como sentarse en una silla o andar, queda muy limitada por el riesgo de sufrir complicaciones graves como infecciones o hernias. Ahora el Hospital de Sant Pau se ha convertido en el primer centro del mundo que ha dado un paso más con una cirugía inédita: con el injerto de un músculo de la espalda o del muslo dado por los propios pacientes, los cirujanos han reconstruido cinco abdómenes, cuatro de los cuales han acabado recuperando por completo la capacidad de contraer los músculos de forma natural.
Esta intervención ha restaurado la vida de Rosa, la primera paciente operada hace un año. Había asumido que sería una persona "enferma y con la salud delicada" el resto de su vida. "Pero vuelvo a ser la de antes. Tengo cuatro años más, pero me siento como antes del accidente. He pasado momentos muy difíciles, pero ahora vuelvo a nadar, cada jueves doy paseos y el médico me ha dicho que, si quiero, podría volver a esquiar", explicó. Además de pacientes como ella, que han sufrido graves traumatismos en la zona abdominal, estas intervenciones también se han realizado a cuatro personas con la musculatura abdominal muy dañada porque han tenido que someterse a una operación para eliminar tumores metastásicos, sobre todo sarcomas , y/o que deben recibir radioterapia después de la extracción. Uno de los casos aún no ha logrado recuperar toda la movilidad, por lo que el éxito de la técnica sube hasta el 80% de los casos.
"Es una cirugía de referencia internacional, podríamos decir mundial: no existe ninguna evidencia científica que se haya hecho en ningún otro lugar del mundo", ha valorado el consejero de Salud, Manel Balcells, en la presentación de este hito quirúrgico. Esta intervención extraordinaria es de alta complejidad y se alarga unas 12 horas de media. La prioridad de los cirujanos plásticos es la mejora de la calidad de vida de los pacientes. Esto significa que, además de proporcionarles estabilidad al cuerpo, ya que la pared abdominal es clave para mantener la función de los órganos internos, los pacientes deben recuperar la movilidad, tales como para andar y sentarse, después de la operación . La clave es identificar un músculo prescindible, pero parecido, que se pueda utilizar para reconstruir la musculatura abdominal y, así, sustituir la tradicional malla sintética que se utiliza en las reconstrucciones estándar para evitar el desprendimiento de los órganos.
El adjunto del servicio de cirugía plástica de San Pablo, Manuel Fernández-Garrido, explica que se suele elegir el músculo recto interno del muslo, el músculo vasto lateral del cuádriceps femoral o el músculo dorsal ancho, localizado en la espalda , puesto que el sistema muscular tiene estrategias para compensar su ausencia. "La elección depende del tamaño de la zona a reconstruir", explica. En el caso de Rosa, por ejemplo, se eligió el músculo de la espalda porque el área a operar era grande. También se identifican porciones de piel sana para conectar los nervios. De hecho, la complejidad de la operación radica en la conexión de los vasos sanguíneos y de los nervios del músculo extraído con los del músculo original, lo que ha quedado dañado.
Si no se hace este injerto a través de suturas (llamadas anastomosis), se produce una fibrosis y los músculos quedan como una estructura rígida. "[Con esta técnica] obtenemos un tejido vivo, que está revascularizado y conectado a los nervios, por lo que ya no se atrofia", destaca el jefe del equipo de cirugía general y digestiva, José A. González. Una vez estos nervios se regeneran, pues, el músculo donante hace exactamente la misma función que el original, a diferencia de las mallas sintéticas, que provocan una pérdida de músculo que imposibilita realizar movimientos naturales, y más aún hacer esfuerzos o ejercicio. "Con la malla puedes tapar el agujero, pero con esta cirugía no sólo reconstruimos la estructura, sino que devolvemos la funcionalidad", explica González. La recuperación es relativamente rápida, al año, si bien la funcionalidad muscular se reanuda a los seis meses.
También permite el embarazo
"La reconstrucción da años de vida, pero con este tipo de cirugía proporcionamos calidad de vida", afirma Fernández-Garrido. Hasta ahora, el Sant Pau ha realizado cinco intervenciones de este tipo y calcula que podría realizar hasta cinco cada año en pacientes muy específicos que tengan la pared abdominal destruida por un traumatismo, por una hernia o por un tumor. Uno de los casos de éxito es el de una mujer joven que sufría un sarcoma de Ewing, un tipo poco frecuente de cáncer que se produce en los huesos o en el tejido blando alrededor de los huesos. Tras la reconstrucción, pudo recuperarse por completo e, incluso, pudo quedarse embarazada y tener un hijo. "En estos casos a menudo se desaconseja el embarazo, pero esta cirugía permite recuperar la funcionalidad abdominal por completo", celebró González.
Con esta técnica, no sólo los pacientes paliativos son candidatos a cirugía curativa, sino que también se obtiene un aumento de la supervivencia y una mejor recuperación de la calidad de vida de los pacientes. En el caso de los enfermos con cáncer, este tipo de cirugía también les protege de cara a continuar con los tratamientos postquirúrgicos, sobre todo la radioterapia local. "De hecho, muchos pacientes que en los últimos 30 años eran considerados inoperables con el método convencional o bien, después de someterse a ellos, sufrían unas secuelas que reducían radicalmente su calidad de vida, tienen ahora una alternativa. "Incluso en algunos pacientes es imposible diferenciar si el músculo es original o se ha sustituido", añade el cirujano.