SOS de las escuelas: “Si la situación se alarga, afectará a la calidad educativa”

Los centros educativos mueven cielo y tierra para gestionar la explosión de contagios, pero advierten que no dan abasto

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Un grupo de alumnos en una aula en una imagen reciente.

GironaTensión, cansancio y, sobre todo, mucha preocupación en los centros educativos de Catalunya. La explosión de contagios que se ha producido en las escuelas desde el regreso de las vacaciones de Navidad ha trastornado y embarullado la tarea de los docentes. Los últimos días han tenido que dedicar más tiempo a gestionar los nuevos positivos, avisar a las familias y buscar docentes sustitutos que a preparar y dar las clases o gestionar el centro. Y, todo ello, sumado a un protocolo de Salud que ha cambiado tres veces en diez días y que se anunció horas antes del reinicio del curso después de Navidad. 

“Si continuamos con este ritmo muchas semanas más, no aguantaremos, lo estamos dando todo y más, pero somos humanos”, clama el director del Instituto La Bisbal de la Bisbal d'Empordà, Jordi Ferrer. El mismo temor lo expresan otros responsables de centros educativos, como el director de las Escuelas Pías de Mataró, Toni Aguilar: “Si esta situación se alarga en el tiempo, se verá afectada la calidad educativa, a pesar de que movemos cielo y tierra para evitarlo”.

Solo hay que echar un vistazo a los datos de Traçacovid para ser conscientes de la magnitud del crecimiento de positivos que se ha vivido en el entorno escolar: en diez días los alumnos confinados se han multiplicado por cinco. Si el 11 de enero se detectaron 22.572, este viernes 21 el número ha crecido hasta los 122.552, que representan el 9% de todo el alumnado. Así mismo, se han incrementado los docentes y miembros del PAS infectados: de 5.509 a 9.046, y el número de grupos aislados: de 1 a 208. En total, este viernes hay siete centros confinados: una escuela rural y seis guarderías.

Una de ellas es la guardería La Mainada de Menàrguens, un pueblo de 800 habitantes de la Noguera. Ellos tienen 12 niños y dos educadoras, de los cuales 10 niños y una maestra se han acabado contagiando. El lunes tuvieron que dejar de ofrecer el servicio y esperan volver el lunes que viene. Pero su directora, Maria Cerveró –que ha dado negativo– pierde el sueño por si se acaba infectando. “Si yo ahora doy positivo, tendré que empezar el aislamiento, y no sufro por coger el virus, sino porque no podré ir al trabajo”, indica Cerveró, que recuerda que una guardería municipal de un pueblo pequeño, como el suyo, no tiene bolsa de sustitutos. 

Obstáculos y dificultades

Cuando hay un positivo en un aula de preescolar o primaria, los CAP se encargan del cribaje al resto de los alumnos, que solo se tendrán que confinar si se dan 5 positivos o un 20% de contagios en el grupo. Pero el sistema está tan saturado que se han dado casos de alumnos que han acabado la cuarentena sin que se haya hecho el test a los compañeros. “Una niña dio positivo el pasado jueves y hoy, que justo volvía, han hecho el cribaje al resto de alumnos”, pone de ejemplo la directora de los Maristas de Lleida, Mary Rius, que deja claro que los gestores covid hacen todo lo que pueden. “Nosotros les pasamos los contactos para llamar de 25 en 25, es normal que tarden, porque también están desbordados”, aclara. 

En el caso de la secundaria y de la educación postobligatoria, son las farmacias las que asumen el testeo de los contactos estrechos; pero no todos los establecimientos hacen –solo los adheridos voluntariamente– y tampoco dan abasto o no siempre funciona correctamente la aplicación informática. “Nos hemos encontrado con familias que no habían recibido el aviso para hacer un test a pesar de que los hijos eran contacto de un compañero positivo; u otras que recibían el aviso cuando no les tocaba porque no había ningún caso”, pone de ejemplo el director de las Escuelas Pías de Mataró. 

Además de los contagios entre los alumnos, los centros también se las tienen que apañar con las sustituciones de los profesores infectados. En el caso de la pública, el departamento de Educación instauró nombramientos cada 24 horas para cubrir los contagiados, pero, en la práctica, esto tampoco acaba de funcionar. “Los primeros días fue horroroso, teníamos 6 o 7 bajas y solo habían cubierto una. Ahora ha mejorado un poco: de 12 tenemos 8 de cubiertas”, detalla Jordi Ferrer. 

En los concertados, como la Pia de Mataró o los Maristas de Lleida tienen muchas dificultades para encontrar nuevos profesores y la mayoría de los que llegan no habían trabajado nunca en el centro. “Nos hemos encontrado con sustitutos que tienen que dar su primera clase con todos los alumnos confinados. Si es una situación excepcional para un docente con pericia, imagínate para alguien que acaba de llegar y que no conoce s nadie ni sabe como funciona nada”, relata Aguilar.

El departamento de Educación estableció un sistema híbrido de clases –es decir, con una parte de los estudiantes siguiendo la lección online y los otros de manera presencial–, pero no se puede impartir bien la lección. “En teoría parece fácil, pero en la práctica es complicadísimo. Hay alumnos que no tienen ordenador ni conexión en casa, y los confinados van cambiando de un día para otro: ahora llega este, vuelve ese, se va otra vez aquel. Y no puedes tenerlos 3 o 5 horas seguidas mirando una pantalla”, describe el director de los Jesuitas-Escuela El Clot de Barcelona, Oriol Navarro. En este colegio tienen 14 docentes positivos y 333 estudiantes en cuarentena. 

Más crispación y quejas

Totdo los entrevistados también lamentan que, en diez días, se ha cambiado tres veces el protocolo, cosa que ha provocado que muchas familias tengan dudas y preguntas sobre los aislamientos que no siempre pueden responder los docentes, puesto que no son médicos ni expertos en epidemiología. “Ahora trabajamos para Salud, yo ya no hago de directora porque no tengo tiempo, solo gestiono el tema covid. Y no me quejo, cada cual sufre esta pandemia desde su sector, pero esta es nuestra la realidad”, constata Rius. 

En este sentido, Ferrer también subraya que cada vez hay más quejas y crispación entre algunas familias, especialmente las de los no vacunados, puesto que, si un compañero da positivo, tienen que hacer aislamiento en casa durante siete días. “Tenemos casos de alumnos que vinieron el primer día, salió un positivo y se tuvieron que confinar siete días. Volvieron dos días y ahora han tenido que volver a la cuarentena porque ha salido otro caso. Y hay padres que dicen que no es legal y que les estamos discriminando”, lamenta el responsable del IES La Bisbal, que también recalca que aplican unas normas que no dictan ellos. 

Niños en el patio de una escuela durante la pandemia, en una imagen de archivo.

Todos los entrevistados también han comprobado en sus centros que la variante ómicron es mucho más contagiosa y que las medidas aplicadas hasta ahora no paran la transmisión. “Tenemos grupos con 11 o 13 positivos, esto no había pasado nunca en dos años de pandemia. Antes normalmente salían uno o dos casos como mucho en cada grupo”, indica Navarro. Ahora bien, para Silvana Ballbé, directora de La Roureda de Tordera –con 11 de los 17 grupos confinados– la explosión de contagios puede tener una parte positiva: “Según los protocolos de Salud, una vez los niños lo pasan, tienen tres meses de inmunidad. Por lo tanto, esperamos que después de esta gran subida, podamos empezar el curso con normalidad”. 

Y es que todos los consultados necesitan divisar la luz al final del túnel porque están agotados. Llevan diez días trabajando jornadas de más de 12 horas, en tardes, noches y fines de semana; y han tenido que centrar sus esfuerzos en gestionar los casos covid, en detrimento de las tareas educativas. Y lamentan que Salud no siguiera las recomendaciones de los expertos que aconsejaban realizar un cribaje masivo entre los alumnos antes de retomar el curso. Por todo ello, lanzan un grito de ayuda para que esta sobrecarga de trabajo no acabe repercutiendo negativamente en la educación de los estudiantes. “Necesitamos que la gestión de los positivos no recaiga directamente sobre la escuela, para podernos centrar en la tarea pedagógica”, solicita Navarro. 

A pesar de los múltiples dolores de cabeza y frentes abiertos que tienen, todos los directores han querido lanzar el mismo mensaje antes de finalizar la entrevista: un agradecimiento inmenso a todas las familias, docentes y gestores covid. “La mayoría de familias nos ayudan mucho, nos envían ánimos y son muy comprensivas, porque ven que hacemos todo lo que podemos. Es la única parte que emociona, y mucho”, admite Ballbé.

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