Amenazada, aislada y maltratada: el infierno de Anna, la última víctima de la violencia machista
El entorno de la chica de 22 años explica cómo era su relación con un hombre que está detenido y tenía antecedentes policiales
BarcelonaSe llamaba Anna, pero en la lista de muertas por la violencia machista de este año ha pasado a ser un número: la quinta en Catalunya, la treintena en España. Estaba a punto de encarrilar su vida: justo esta semana tendría que haber ido a la primera sesión de un centro de desintoxicación. Ya tenía día y hora. Hacía relativamente poco que se drogaba, un año, según explican fuentes de su entorno. Antes era muy risueña y ni siquiera bebía. La introdujo en este mundo un chico, de 36 años, llamado Albert, con el que empezó una relación. Ahora él está detenido, investigado por haberla matado. Antes de este final ella vivió 12 meses de peleas, insultos, amenazas y maltrato físico y psicológico.
No había acabado la educación obligatoria; los estudios nunca habían sido su fuerte y ahora ni estudiaba ni trabajaba. No era de perseguir sueños ambiciosos, se limitaba a vivir una vida tranquila y quedaba mucho –antes de conocer a su pareja– con sus amigas. A tomar algo o a ir a ver el fútbol. En el último año, coincidiendo con la caída en las drogas, Anna había adelgazado mucho. También se había empezado a distanciar de las amigas, a menudo presionada por Albert, que le restringía los movimientos, aseguran fuentes de su entorno. Le decía que no podía salir o que no podía quedar con según quién.
En público se habían visto escenas de violencia: Albert la cogía por el brazo o por la espalda, o de forma autoritaria la hacía entrar en el coche. Anna, según las mismas voces, estaba obsesionada, cegada. Siempre que se peleaban rompían, pero duraba poco. Pronto volvían a estar juntos. Los últimos meses, sin embargo, ella había decidido dejar de lado la droga. De hecho, Albert la acompañó hasta el centro de desintoxicación para informarse. Los avisos de su entorno diciendo que todo aquello acabaría mal y que tenía que poner punto final a la relación han sido constantes.
Este sábado por la noche vecinos de su pueblo la vieron en la fiesta mayor de Campdevànol, donde vivía Albert, visiblemente drogada. Ella todavía vivía con sus padres, en Ripoll, pero a menudo dormía en casa de su novio, donde también vivía la madre de él.
Muerte violenta
El miércoles Anna apareció muerta en el piso de su pareja. Hacia las dos y media de la tarde, la policía recibió el aviso del Sistema de Emergencias Médicas (SEM) para que fueran a la calle Puntarró de Campdevànol. Los Mossos han empezado una investigación para aclarar las causas de la muerte, y ya en un primer momento no descartaban que hubiera podido ser violenta. Según la ACN, la joven tenía varios golpes que podrían indicar que se trataba de una muerte violenta. Su pareja ha declarado que se había caído y le había dado un medicamento. De momento, la hora de la muerte es una incógnita y la autopsia determinará el momento y el motivo de la defunción.
Tanto el Ayuntamiento de Campdevànol como el de Ripoll han condenado los hechos y han convocado una concentración a las puertas de los respectivos consistorios este jueves a las 19 h. El colectivo feminista del Ripollès La Sarja también había convocado una concentración en Campdevànol a la misma hora. Hasta el lunes, esta población de algo más de 3.000 habitantes del Ripollès estaba vestida de gala, pero la celebración se ha convertido en luto.
El 016 atiende a todas las víctimas de violencia machista las 24 horas del día y en 52 idiomas diferentes, igual que el correo 016-online@igualdad.gob.es, y los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundació ANAR: 900 20 20 10.