Cae uno de los mayores grupos de 'narcos' de marihuana, que importaban criminales a Catalunya

Una red con 56 detenidos operaba en todo el país y ganaba 3 millones al año con el narcotráfico

16/06/2022
3 min

BarcelonaNo era una plantación de marihuana cualquiera. Cuando los Mossos d'Esquadra entraron el mayo del año pasado en una nave industrial de Sant Vicenç de Castellet, en el Bages, donde se cultivaba marihuana, se dieron cuentad de que aquella instalación “era compleja”. La había hecho alguien “que entendía, de electricidad y riegos”, explica el jefe de la División de Investigación Criminal en la región central de los Mossos, el subinspector Josep Boixadé. Era “inusual” encontrar una instalación “tan bien hecha”, que incluso utilizaba leds. Aquella profesionalidad despertó las sospechas de la policía, que descubrió que un mismo electricista trabajaba para 24 plantaciones de marihuana. La investigación de los Mossos, conjunta con la policía aduanera de la Agencia Tributaria, ha acabado con 56 detenidos que formaban una red criminal que operaba en las cuatro demarcaciones catalanas.

Aparte de captar a profesionales como electricistas, “que pasan del negocio lícito al ilícito”, la marihuana convierte a Catalunya en productora de una droga que se distribuye en Europa y en importadora de criminalidad. De los 56 arrestados, el 90% no estaban fichados por la policía: según Boixadé, “vienen aquí y les pagan por hacer de jardineros; cuando tienen un antecedente se van y vienen otros a sustituirlos”. La mayoría de miembros del grupo procedían de Albania y los jefes hacían venir hacia Catalunya la base de la organización, que son “los jardineros que cuidan las plantaciones y las defienden”. De entre todos los detenidos, que tienen menos de 35 años de media, 13 han entrado en prisión. Los que han quedado en libertad son esta base, y Boixadé admite que “son sustituibles”; es decir, que otras personas pueden venir y ocupar su lugar porque a los jefes “no les interesa” que los tengan fichados.

A pesar de esto, Boixadé considera que la red criminal “está desarticulada” porque los miembros de la cúpula han ingresado en prisión, a pesar de que los jefes tampoco “forzosamente tienen antecedentes”. Para el subinspector, la organización cumplía con “el patrón” del negocio de la marihuana en Catalunya: “tiene menos riesgo” que otros delitos, como por ejemplo los robos, y “es más lucrativo”. Tenían 24 plantaciones que sumaban más de 22.000 plantas en casas, naves y locales que habían alquilado y que pagaban “religiosamente”, asegura Boixadé, a un precio de entre 1.500 y 2.500 euros, para no levantar las sospechas que supondría ocuparlos. Aun así, cuando la policía hizo los cacheos, encontró los inmuebles dañados porque habían tirado paredes o hecho agujeros para adaptarlos a las plantaciones. En cambio, tenían la luz pinchada y se ahorraron un millón y medio de euros de la factura de electricidad.

Más de 1.000 kilos cada año

Desde que empezó la investigación el mayo del año pasado hasta que los Mossos y la policía aduanera de la Agencia Tributaria hicieron la operación contra este grupo de narcotraficantes, se calcula que tuvieron tiempo de hacer tres cosechas. Teniendo en cuenta el número de plantas requisado, se piensa que la red producía unos 1.275 kilos anuales de marihuana con los que ganaban unos 3,1 millones de euros. Un beneficio que se podía multiplicar por tres o cuatro cuando llevaban la droga por carretera hacia Europa, donde “cuanto más al norte, más caro se vende”. Por eso se cree que habrían podido llegar a obtener entre 9 y 12 millones de euros. Durante los cacheos, encontraron más de 220.000 euros en efectivo y el jefe de la policía aduanera de la Agencia Tributaria en Girona, Antonio Lajusticia, ha explicado que ahora se investiga cómo la organización blanqueaba el dinero.

Lajusticia avanza que estudian tres posibles vías de salida del efectivo que ganaban. La primera es que enviaran grandes cantidades de dinero a Albania, escondido en viajes por carretera y avión, así como en importes más pequeños a través de empresas dedicadas a esto. La segunda es la compra de negocios en Catalunya, sobre todo bares y cafeterías, para inyectar el dinero procedente del narcotráfico; y la tercera es la compra de inmuebles por parte de los jefes del grupo. El subinspector de los Mossos argumenta que decidieron hacer las detenciones después de que hubiera un intento de narcoasalto para robar la marihuana de una nave, a pesar de que los autores se equivocaron de lugar. La red criminal estaba armada porque al menos tenía una escopeta, un revólver y una pistola de aire comprimido. También protegía las plantaciones con sistemas de videovigilancia. “La violencia se puede extender”, ha avisado Boixadé.

Esta organización de tráfico de marihuana había montado plantaciones en todo Catalunya, con los focos concentrados en municipios gerundenses –Lloret de Mar, Riells i Viabrea, Castell-Platja d'Aro, Santa Cristina d'Aro y Bàscara– y tarraconenses –Segur de Calafell, la Bisbal del Penedès, el Vendrell y Flix–. Otras localidades donde el grupo tenía presencia son Calella, Vilanova i la Geltrú, Santa Susanna y Solsona. Como implicaba las cuatro demarcaciones, la causa judicial ha recaído en la Audiencia Nacional.

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