BarcelonaEscondido en el hall de un hotel, basta con esperar unos segundos para empezar a ver el desfile. El vidrio es translúcido, pero deja un pequeño resquicio transparente a la altura de los ojos que habilita una visión clara y lúcida del portal. Es importante esconderse. Los traficantes están pendientes de si alguien observa más rato de la cuenta y, ante la duda, siempre optan por abortar la transacción. La recepcionista no se opone a que el hotel se convierta en un espacio de vigilancia y unos turistas miran curiosos lo que hace una persona amorrada contra un cristal.
De repente, un chico silba levantando la cabeza en dirección a una ventana de un primer piso. Todo ocurre en el barrio del Raval, en el corazón de Ciutat Vella de Barcelona. El silbato tiene una respuesta inmediata: sin conversación previa, el chico puede abrir la puerta del blog y entra. Pasan pocos segundos hasta que otro joven se planta frente al mismo portal y se pone el móvil en la oreja para iniciar una llamada. Se alarga unos minutos, mientras anda un poco nervioso y, sobre todo, vigilando su entorno. Por último, le dejan entrar.
Cuando uno entra, el otro sale. Ya ha comprado su dosis de droga y mientras se aleja del portal llega otro chico, que también llama con su móvil. También le dejan entrar poco después. El impasse de la llamada siempre es un momento que el traficante aprovecha para descartar desde la ventana que nada sospechoso. El barrio es un ir y venir constante de personas, ajenas al tráfico de drogas, presente en muchas calles que conforman el Tetris del Raval.
Desalojo de un narcopis en una imagen reciente.Marc Rovira
La escena de jóvenes entrando en el blog y saliendo poco después se repite. Uno de ellos admite que ha comprado hachís. Es una piedra muy pequeña; no da por mucho más de seis puerros. Viene de Marruecos y recientemente ha llegado a Catalunya. Dice que el boca a boca le hizo saber que aquí se compraba droga. Comenta que le va bien fumar chocolate por los "problemas mentales" que tiene. Fuentes policiales también confirman que en este piso del Raval se vende droga y que puedes comprar hachís, pero también cocaína. Tres calles más allá, hay un blog donde ocurre exactamente lo mismo. Ahora es de noche, pero el punto de venta de drogas está abierto todo el día.
Datos positivos
Según ha explicado este viernes el teniente de alcaldía de seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle, en estos momentos hay unos 14 puntos de venta de droga identificados en Ciutat Vella. Desde enero, se han desmantelado 51 y se han realizado 72 detenciones. Sin embargo, los narcopises se mueven mucho: son, sobre todo, pisos vacíos que ocupan durante unos días para vender droga y, una vez la han explotado, buscan otro. Todas las fuentes admiten que es difícil realizar un cómputo aproximado.
A estas alturas, sin embargo, los datos generales en el barrio no son malos: este viernes se ha celebrado la Junta de Seguridad de Ciutat Vella, un distrito donde han descendido un 13,3% los hechos delictivos hasta septiembre de este año. El 88% son delitos contra el patrimonio, que caen también un 14,9%. En el distrito operan nueve multirreincidentes muy activos. Cuando se les detiene, se realizan una serie de gestiones con judicatura y otros policías para acreditar la condición de multirreincidente cuando lleguen al juzgado. Con todo, Batlle ha dicho que la droga es el "tema fundamental" de la lucha del consistorio contra el delito, unas palabras que van en la misma línea de lo que dijo el jefe de la Guardia Urbana, el intendente mayor Pedro Velázquez, en una entrevista reciente con el ARA.
El teniente de alcaldía y concejal de Ciutat Vella, Albert Batlle, en la rueda de prensa posterior a la Junta de Seguridad de Ciutat Vella.Nazaret Romero / ACN
No es extraño andar por la Rambla y que alguien se te acerque a ofrecerte droga. Son los llamados punteros. Son grupos organizados que se reparten la avenida barcelonesa por tramos. Nunca llevan la droga encima; simplemente consiguen un cliente y le llevan hasta un club cannábico o hasta un punto de venta de sustancias. Uno de ellos explica que llegó hace siete años de Pakistán. Compró un billete de avión hasta Turquía y el trayecto hasta Catalunya, después de un breve paso por Italia, fue a pie y en buses. Una vez aquí, un amigo le dijo que podría ganar dinero fácil si se dedicaba a ofrecer droga en la Rambla. Busca sobre todo turistas. Gana entre cinco y diez euros por cliente. Al final del día, en temporada alta, logra atraer a unos cinco. Es decir unos 50 euros al día. Admite que vigila mucho si alguien le vigila, y cuando los pillan tienen una consigna de sus jefes: decir el nombre de otra persona y no llevar nunca el pasaporte encima.
El tráfico de pastillas sigue al alza
Sin embargo, el tráfico de drogas en Ciutat Vella va mucho más allá de las sustancias tradicionales. En la parte baja de la rambla del Raval no es difícil ver un intercambio de medicamentos. Tal y como ha explicado varias veces el ARA, son píldoras como Lyrica, recetada para dolores agudos, que los consumidores compran por uno o dos euros (por dosis) y se toman para activarse y desinhibirse. Según fuentes policiales, las consumen los ladrones antes de robar para perder el miedo. A menudo acuden a la farmacia personas, entre ellos toxicómanos, que las tienen recetadas, y después las revenden. En estos casos, al no considerarse drogas, la policía tiene poco que hacer.
Lo mismo ocurre con el gas de la risa. Cualquiera que haya caminado un poco atento por el Raval en los últimos meses habrá visto muchos tubos de esta sustancia, que se toma inhalada, por el suelo. Tiene un problema principal y es que no se considera una droga. Al igual que el pegamento: se han vuelto a ver toxicómanos poniendo pegamento en una bolsa para ir inhalando, como alguien que le falta el aire, en plena calle. Una de las sustancias al alza, como ya ha explicado en varias ocasiones este diario, es el chabu. Unas metanfetaminas importadas de Filipinas que te hacen estar días activo, sin necesidad de dormir.
Precisamente, en los últimos meses, los cuerpos policiales también han realizado 11 detenciones en siete asociaciones cannábicas que funcionaban como puntos de venta de droga. Ante el descenso de los hechos delictivos, Batlle reivindicó que se está en el "buen camino" y "vinclando la curva de la actividad delictiva". El concejal de Ciutat Vella achacó la mejora al incremento de la presencia policial tanto de la Guardia Urbana como de los Mossos d'Esquadra en el distrito, así como al refuerzo de la coordinación entre los cuerpos, y confió en que esta tendencia se confirme en las próximas semanas y meses. En el período de octubre del año pasado y septiembre de este año, que es el analizado en la Junta de Seguridad, se han detenido a 10.393 personas en Ciutat Vella.
Fiscal antidroga: España tiene "un problema de delincuencia organizada"
Este viernes la fiscal jefe de antidroga de la Audiencia Nacional, Rosa Ana Morán, ha advertido de la necesidad de que España reconozca que sufre "un problema de delincuencia organizada". Así lo ha indicado en una ponencia del Congreso de Legislación Antinarcotráfico en Galicia. La fiscal abogó por impulsar la legislación para dar una "mejor respuesta judicial y policial" en la lucha contra la droga, y advirtió de que la Fiscalía Especial Antidroga tiene 15 miembros en plantilla y otras tres plazas sin cubrir, así como 31 delegados que están repartidos por las provincias de costa y aquellas en las que hay más incidencia de tráfico de droga. Una de sus propuestas es contar con delegados en todas partes.
La fiscal confesó que "a veces" tiene la "sensación" de que nadie se lee la memoria de la Fiscalía y se ha remontado a la de 2022, sobre la que "nadie" del poder ejecutivo ni del legislativo le ha preguntado. En esa memoria proponen, por ejemplo, revisar y modificar las competencias de la Audiencia Nacional, que cuenta con "seis jueces de instrucción" y "no da para más".