El decano de los arquitectos catalanes cree que el planeamiento urbanístico en Valencia ha fallado

Guim Costa dice que es necesario invertir en infraestructuras que funcionen y se adapten al cambio climático

Guillermo Costa Calsamiglia
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BarcelonaEl decano del Colegio de Arquitectos de Cataluña (COAC), Guim Costa y Casamiglia, cree que la gran devastación por la DANA en el País Valenciano se debe, sobre todo, a un problema de planeamiento urbanístico ligado a las infraestructuras y no tanto a la edificación. El decano de los arquitectos asegura al ARA que hace ya más de veinte años que "no se puede construir en zonas inundables", aunque eso no impide que haya edificios preexistentes fuera de normativa.

Sobre la construcción de los edificios, Costa indica que la normativa recogida en el Código Técnico de la Edificación de 2006 –modificado en 2022– "da plena garantía". De hecho, destaca que el gran problema en la comarca valenciana de l'Horta Sud ha sido la inundación, pero no hay imágenes, como se ve en ocasiones en fenómenos similares a otras partes del mundo, de casas arrastradas por el agua. "El planeamiento y las infraestructuras, en este caso, es lo que ha fallado", dice. Y añade: "No sabemos si porque no se ha invertido lo suficiente o porque son antiguas y no cumplen con la normativa que ahora tenemos. Y si añadimos el cambio climático, todo ello lleva a esto".

El decano de los arquitectos plantea que quizás deberá adaptarse la manera de construir al cambio climático. Pone el ejemplo de dos lugares donde, por los tornados o los monzones, hay inundaciones a menudo: Bangladesh y Estados Unidos. En estos territorios, dice, las construcciones son mucho más efímeras. "Pero nosotros no construimos como ahí, con casas de madera, estamos acostumbrados a entornos sólidos", añade.

Costa parte de la base de que, pese a que en la Comunidad Valenciana hay aguaceros periódicamente, en este caso el pataco de agua fue extraordinario. "Es increíble la cantidad de agua que se ha caído", señala, y recuerda que el agua ha entrado en pueblos que no están necesariamente en zonas inundables. Por eso, remacha: "Las infraestructuras no han sido capaces de asumir esa cantidad de agua".

Y ante las voces que ahora piden deconstruir, el decano de los arquitectos dice que esto tendría "un coste muy grande". "Aquí el problema ha estado en el planeamiento urbanístico y el planeamiento de infraestructuras que van mucho más allá de la construcción en sí", indica el decano del COAC. En este sentido, recuerda que en la zona del Mediterráneo las infraestructuras, como trenes, autopistas y carreteras, son perpendiculares a las torrenteras que desaguan en el mar, y muchas de ellas tienen más de cincuenta años. "Puede que haya algunas infraestructuras que no hayan sido suficientemente bien diseñadas, precisamente porque en su momento no había criterio urbanístico por esta cantidad de agua", indica.

En este sentido, pone el ejemplo de la ciudad de Valencia, donde se desvió y canalizó el Turia y no pasó nada. "Ha habido inversión en la gran urbe y quizás no en los pueblos pequeños", indica Costa.

Barcelona, ​​preparada

De hecho, el decano de los arquitectos indica que Barcelona es una ciudad preparada con muchos depósitos de expansión, para recibir mucha agua en un momento dado y después ir evacuándola poco a poco. "Se hizo una inversión muy grande para hacer depósitos. Es muy inteligente. Es una solución muy buena", dice el decano de los arquitectos, que apunta: "Esto es de políticos valientes, porque es una inversión muy grande y no se ve. Y nadie lo agradece cuando llueve, porque no ocurre nada".

El depósito pluvial del Parc Joan Miró, uno de los mayores de Barcelona.

En la capital catalana, el ingeniero Garcia Faria hizo una red de alcantarillado muy buena sobre cómo llevar el agua de Collserola al mar de una forma rápida y eficaz, según Costa. Y los depósitos, hechos ya en democracia, pueden recibir caudales enormes y soltarlos poco a poco. Eso sí, indica, quizás habrá que adaptarse algún día al cambio climático y hacerlo más o más grandes.

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