Sucesos

"El hacker se equivocó al pensar que lo más íntimo eran las fotos de mi vagina"

La directora Patrícia Franquesa realiza un documental sobre el chantaje que sufrió después de que le robaran el ordenador personal en Madrid

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Patrícia Franquesa, fotografiada en el centro de Barcelona.

BarcelonaEn agosto del 2019, dos meses después de que a Patrícia Franquesa le robaran su ordenador en un bar de Madrid, recibió un correo electrónico anónimo. Le pedían que ingresara 2.400 dólares en una cuenta de bitcoins a cambio de no enviar a todos sus contactos tres fotos íntimas suyas guardadas en el disco duro. Eran imágenes de su vagina, que casi había olvidado, hechas diez años atrás, cuando tenía 19. Tras el miedo a pensar que los ladrones habían estado removiendo las carpetas del portátil, se planteó por un momento la disyuntiva de pagar o no pagar. Finalmente, la barcelonesa eligió la segunda opción y regresó a la policía para presentar una segunda denuncia de unos hechos que apenas sabía cómo explicar.

"Me pregunté «¿Qué me está pasando? ¿Qué es esto?», ¿en qué momento unas fotos mías se me giraban en contra", recuerda. Una simple búsqueda en Google le dio la respuesta y el concepto: sextorsión, el chantaje sexual. "Me di cuenta de que no estaba sola, que es un delito mucho más común de lo que pensamos", reflexiona ahora, en plena promoción del documental Diario de mi sextorsión sobre su calvario personal. El trabajo, inicialmente bautizado como Vagina digital, se plantea como un thriller con pantalla partida que muestra mensajes de WhatsApp, posts de redes sociales, videollamadas y selfies.

En este diario, Franquesa se desnuda emocionalmente y reflexiona sobre la indefensión que siente, porque ni la justicia ni la policía son capaces de darle una respuesta. "Todo el mundo tiene coño, pero me siento violada y poco protegida", expresa en el documental. La angustia crece cada vez que el hacker contacta con ella a través del correo para insistirle en que pague. En los Mossos d'Esquadra encuentra poca ayuda e incluso explica que sale "alucinada" de la comisaría después de que uno de los agentes que le atienden le pida que les haga unas fotos desnudos con su mujer. Afirma que el hecho de ser mujer y joven aún la "expuso más" para que la hicieran sentir mal. "Los mossos me decían «Tranquila, que no veremos las fotos». Hasta que les dije «Míralas si así necesita hacer mejor su trabajo»", explica.

Patrícia Franquesa posando para la entrevista con el ARA.

Correos disuasivos

Pero sí recibe un consejo, que pone en práctica. Escribe a sus contactos para pedirles que, si reciben un correo electrónico anunciando unas fotografías suyas, no lo abran porque es un virus. Hasta que el hacker comienza a cumplir su amenaza y distribuye las tres fotografías a algunos de sus contactos profesionales y personales.

Sin embargo, no es una victoria del hacker, porque Franquesa acaba con las posibilidades de chantaje: “El hacker se equivocó pensando que lo más íntimo eran las fotos de mi coño”, afirma para indicar que en ese ordenador almacenaba documentos de su vida privada y profesional.

Dice que no busca revancha, pero sí, en este duelo virtual, se pregunta si el delincuente verá la película o qué efecto puede tener una historia como la suya entre víctimas y hackers. “He conocido a otra gente a la que le han hecho sextorsión, pero no les he preguntado si han pagado, porque pueden tener doble vergüenza, del material sexual y de haber pagado”, afirma.

Franquesa asegura que nunca se ha culpabilizado por haberse tomado unas fotografías íntimas y haberlas almacenado, algo que a menudo martiriza a las mujeres que sufren violencia machista. Ahora bien, sí admite que exponerse en el documental tiene un punto de terapia. "Necesito la validación de la gente que quiero, como si fuera una niña pequeña", indica. En este sentido, afirma que amistades suyas, muchas de ellas mujeres, sí le habían llegado a cuestionar la idea de retratar su vagina. En cambio, dice que de su padre sólo recibió comprensión, porque entendía que "no había hecho nada mal hecho".

A partir del documental, Franquesa reflexiona sobre hasta qué punto la vida digital de todos está desprotegida, porque los delincuentes van muchas veces por delante de la policía. Dice que los más vulnerables son la gente joven, porque tienen más material digital y también tienen menos herramientas para superar la vergüenza y las bromas de sus iguales frente a la sexualidad.

Diario de mi sextorsión, coproducido por la propia Franquesa, ya se ha presentado en varios festivales internacionales como Toronto, Austin y DocsBarcelona, y se podrá ver en los cines catalanes a partir del 30 de mayo.

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