Drogas

Mafias de la marihuana cada vez más violentas: hay armas de fuego en mitad de las plantaciones

Los Mossos consideran la irrupción de los clubes cannábicos "el caballo de Troya" que facilitó la implantación del negocio criminal

3 min
Dos agentes de los Mossos d'Esquadra en una de las plantaciones desmanteladas este 2022

Barcelona"Catalunya es el epicentro del mercado ilegal de la marihuana en Europa", dice Montserrat Escudé, portavoz de los Mossos d'Esquadra, al ARA. Y los datos lo certifican. Solo el año pasado, los Mossos detuvieron a cerca de 2.000 personas, desmantelaron 662 plantaciones e intervinieron cerca de nueve toneladas de esta droga. Las cifras van cada año al alza y corroboran la implantación en nuestra casa de las organizaciones criminales que viven a expensas del negocio de la droga. La actividad de estos grupos va acompañada también de una escalada de la violencia. En una de cada dos plantaciones intervenidas por la policía catalana se han encontrado pistolas o fusiles.

Las armas de fuego también han estado presentes en un tercio de los 107 narcoasaltos registrados el año pasado. En los últimos dos años, a pesar de la pandemia, se han producido de media dos asaltos violentos en plantaciones cada semana para robar droga. Para protegerse de estos ataques las mafias han optado también por otros sistemas, como por ejemplo situar trampas mecánicas alrededor de las plantaciones o electrificar las vallas.

Según Escudé, el cuerpo ha redoblado esfuerzos en los últimos años para luchar contra las organizaciones criminales de la marihuana y no solo investiga el tráfico de drogas, sino el resto de los delitos que se asocian a esta actividad ilegal. A raíz de esto, se han doblado los agentes destinados a las unidades de blanqueo de capitales y delitos económicos. "El crimen organizado busca infiltrarse en la economía legal a través de la marihuana; por eso no solo se investiga el tráfico de drogas, sino también el blanqueo", explica. El objetivo de la policía con esta estrategia es también erradicar por completo la actividad de los grupos criminales desmantelados consiguiendo condenas no solo por narcotráfico, sino también por organización criminal, tenencia de armas o blanqueo de capitales.

Armas decomisadas por los Mossos d'Esquadra en un operativo contra una plantación de marihuana en Esparreguera.

La infiltración de las mafias de la droga en las estructuras legales también tiene otra derivada: la corrupción. En los últimos años, se ha detenido a varios agentes de los Mossos y policías locales por su implicación en redes de narcotráfico, que facilitaban información para que eludieran operaciones policiales o participaban directamente del negocio. Uno de los casos más sonados es el del cabo real de la Policía Local de Llinars del Vallès, que tenía por apodo Titán.

Un "caballo de Troya"

¿Pero cómo ha llegado Catalunya a convertirse en el polo de la producción y la exportación de marihuana de Europa? El comisario Eduard Sallent, miembro de la Jefatura de los Mossos, sitúa el inicio de la implantación del negocio criminal de este cultivo en 2015, concretamente en la irrupción de los clubes cannábicos: "Teníamos la convicción de que eran un caballo de Troya y el tiempo nos ha dado la razón".

Sellent apunta a que las organizaciones criminales vieron en Catalunya un territorio ideal para establecerse por dos factores: por las bajas penas que establece el Código Penal español por delitos como el de tráfico de estupefacientes o las ocupaciones ilegales y por la permisividad social de la marihuana. Este contexto de "laxitud", combinado con la actividad turística, la posición geográfica del país –cerca de Francia o Italia– y en medio de la autopista de la droga entre Bélgica y Marruecos, transformó Catalunnya en un "entorno favorable para su negocio". El comisario admite que, a la hora de luchar contra el fenómeno, la inteligencia policial "llegó más tarde de lo que habría sido deseable": "En aquel momento tendríamos que haber estado más atentos a este fenómeno y tomar las medidas adecuadas", dice Sellent.

Aprovechando la precariedad

Las organizaciones criminales de la marihuana también se han aprovechado del aumento de la precariedad derivado de la crisis de la pandemia para sumar efectivos a sus redes, sobre todo vigilantes que mantengan protegidas las plantaciones ante otros narcotraficantes o de operativos policiales. "Han encontrado un nicho de mercado en personas con una situación muy precaria", dice Escudé.

La infiltración de las mafias en la economía catalana también tiene otra derivada y es que las plantaciones han supuesto una puerta de entrada en mundo delincuencial para muchas personas que han visto una manera fácil de hacer dinero: electricistas que montan las plantaciones indoor e inmobiliarias que ofrecen naves donde ubicarlas, por ejemplo. Un 53% de los 1.998 detenidos el año pasado debido a la marihuana –un 14,5% más que en 2020– no tenían antecedentes.

stats