Los rescates en la naturaleza se doblan en la última década
El aumento de salidas a la naturaleza registrado después del confinamiento se consolida en el primer verano sin restricciones
Barcelona"El gusto por el descubrimiento de la naturaleza ha venido para quedarse", certifica el sargento del Grupo de Actuaciones Especiales (GRAE) de los Bomberos, Alfons Esterlich. En el verano del 2020, después del confinamiento, miles de ciudadanos optaron por hacer salidas y excursiones al medio natural, y esto se notó en el número de rescates que tuvieron que hacer los Bomberos. El año pasado las cifras llegaron a un máximo histórico y este año la tendencia se mantiene. Si bien no se han hecho tantos servicios como el año pasado, entre el 1 de enero y el 31 de julio se han efectuado 991, casi el doble que en el mismo periodo del 2013.
Agosto es tradicionalmente el mes en el que se registran más servicios, coincidiendo con el periodo que más ciudadanos tienen vacaciones. Durante los primeros quince días, los GRAE han hecho una media de seis rescates al día, 103 en total. La mayoría de los incidentes no son graves, se trata de personas que han sufrido una indisposición o una caída. A pesar de que en algunos casos los Bomberos se encuentran con gente inexperta, Esterlich subraya que la mayoría de rescates están "claramente relacionados con el riesgo de la montaña" y no con una falta de preparación o una imprudencia del accidentado. "En general la ciudadanía va bastante preparada a la naturaleza", dice el sargento.
Pocas negligencias
En 2009 la Generalitat empezó a cobrar los rescates provocados por una imprudencia, pero Esterlich asegura que son una "minoría": en los más de 16.000 servicios efectuados por los GRAE desde que la medida entró en vigor, se han abierto 15 expedientes. Una de las dificultades es determinar cuándo se ha cometido una negligencia. "¿Pasar por una cuerda tensa es una acción negligente o se puede tratar de un deporte?", se pregunta el sargento de los GRAE, que explica que tan solo se opta por determinar que ha habido una negligencia cuando se encuentran con casos de personas "mal equipadas de una manera flagrante", como por ejemplo excursionistas que van a la nieve con zapatillas o cuando el accidentado "se ha saltado una prohibición manifiesta".
Los Bomberos recuerdan la importancia de planificar la salida, el recorrido que se quiere hacer y la meteorología, de ir bien equipados, cargar la bolsa con el agua y la comida necesarias y minimizar riesgos. Una vez en ruta, recomiendan estar atentos, fijar puntos de referencia en el recorrido, llevar el móvil bien cargado y cerca o un dispositivo de seguridad para poder contactar con el teléfono de emergencias 112 en caso de que sea necesario y hacer paradas para hidratarse y comer.
Si la salida incluye un espacio con agua, hay que asegurarse que esté permitido bañarse, hacerlo en zonas vigiladas o localizar el punto de socorro más próximo, fijarse en los carteles y las indicaciones, tener cuidado especialmente de los más pequeños y no entrar de golpe en el agua si es la primera vez que se hace, si se ha sido mucho rato tomando el sol o después de hacer actividad física. En caso de encontrarse mal, hay que salir inmediatamente. En el caso de las rutas por alta montaña, Esterlich recuerda que a partir de esta segunda quincena de agosto y ya de cara a septiembre las temperaturas empiezan a bajar. "Hay que pensar que nos podemos encontrar con alguna situación de temperatura extrema, hay que llevar ropa de abrigo y una manta térmica", advierte.
Plantilla dimensionada
Pese al incremento de los servicios que han tenido que efectuar los Bomberos por la afluencia de más personas al medio natural, de momento el sargento considera que la plantilla de la unidad está dimensionada, aunque admite que algunos fines de semana se encuentran con "picos" de servicios. Desde hace un tiempo, los GRAE han incorporado un médico del SEM. "Dan mucha seguridad, y esto al rescatador le va muy bien, pero sobre todo a la víctima", dice Esterlich, que explica que ya han tenido dos servicios graves en los cuales la figura del médico ha sido clave para salvar la vida de las víctimas, que habían sufrido un neumotórax en una zona de difícil acceso. "Les pudieron atender in situ, colgados de la cuerda. Para nosotros ha sido un antes y un después".