Un viaje cotidiano a las fábricas de Amancio Ortega convertido en una pesadilla
Más de 650 trabajadores del polígono de Tordera cogen una veintena de autocares como el accidentado todos los días
TorderaHacia las 7 de la mañana, un autobús recogía en Barcelona a una cincuentena de trabajadores de Inditex para llevarlos hasta las instalaciones del centro logístico de Tordera, haciendo parada por diferentes puntos del área metropolitana. Era el mismo trayecto de cada día de la semana: para entrar a trabajar a las 9 hy, a las 18 h, para volver a casa, también en autocar. Lo que debía ser una jornada laboral normal y corriente, sin embargo, ha acabado convirtiéndose en una pesadilla. A medio camino, en la carretera C-32, a la altura de Pineda de Mar, un autobús ha quedado empotrado en la entrada de un túnel. Con la investigación todavía en marcha, las imágenes que han circulado del siniestro muestran cómo el conductor del autobús habría perdido el control del vehículo, que habría hecho un brusco giro por la calzada. El vehículo ha quedado completamente atravesado en el arco que agujerea la montaña, casi suspendido en vertical, a punto de desprenderse contra el asfalto. El balance de los hechos: tres heridos graves y una veintena más de diversa consideración, que los equipos de rescate han trasladado rápidamente a los centros sanitarios de los alrededores.
Este mismo itinerario lo realizan cada día una veintena de autocares lanzadera de la empresa Monbus, alquilados expresamente por Inditex, para llevar de casa al trabajo a más de 650 trabajadores que viven lejos del polígono de Tordera, donde trabajan cerca de 1.500 personas. Pese a las circunstancias del accidente fatal, en esta planta, una de las más importantes de la marca de ropa de Amancio Ortega en Catalunya, donde se concentran las sucursales de Oysho, Lefties, Massimo Dutti y Bershka, la actividad laboral ha continuado con aparente –e incluso sorprendente– normalidad. Durante toda la jornada, en las diferentes franjas horarias de cada turno, se han ido sucediendo nuevas entradas y salidas de otros autocares llenos de trabajadores, todos ellos del mismo color y modelo del del accidente.
"La empresa no nos ha dicho nada"
En el polígono reinaba la incertidumbre. “Uno de los heridos trabaja en Oysho con nosotros, es de mantenimiento, y se le ha llevado un helicóptero porque estaba malherido, esperamos que se recupere; del resto, la mayoría trabajaban en las oficinas de compra y publicidad”, comenta una trabajadora a la salida del relevo de la tarde. "Los jefes de la empresa no nos han dicho nada, nos hemos enterado por la prensa y por los chats entre trabajadores, hay mucha confusión", añade otro compañero. Otros trabajadores comentan que dentro del almacén no pueden entrar el móvil, pero, por el boca a boca, las informaciones han corrido rápidamente –también los rumores y los bailes de cifras de heridos–, mientras que en las pausas o en los lavabos aprovechaban para remirar los mensajes y reenviar los vídeos de los hechos.
Los jefes de departamento que pasaban por el control de acceso del polígono no han querido realizar declaraciones y derivaban las preguntas a los teléfonos corporativos de atención al cliente. Inditex se ha manifestado finalmente por la tarde, en un comunicado en el que agradece el trabajo a los equipos de emergencia y explica que ha puesto servicios de atención psicológica, alojamiento y transporte a disposición de los afectados y sus familias.
Una posición inverosímil
En lugar de los hechos, la imagen del accidente es realmente impactante. La parte frontal del vehículo, donde quedó atrapado el conductor, el último en ser rescatado por la dificultad que requería la maniobra, quedó completamente siniestrada. Por el suelo, los arcenes e incluso en los árboles de debajo del túnel se esparcen rastros del vehículo, y la puerta de entrada de los pasajeros se esconde entre los matorrales a varios metros del accidente. También han quedado trinchadas las señales de luz que avisaban de la entrada al paso subterráneo. A media mañana ya no había humo, no se sentía olor a neumático y se habían acabado los gritos y las correderas de los servicios de emergencia. Pero la tensión todavía se palpaba en el ambiente. "Podría haber sido mucho peor, suerte que el autobús ha quedado colgado y no se ha caído", sueltan los profesionales de emergencia una vez evacuados todos los heridos.
Bomberos y mossos d'esquadra se hacen cruces de cómo ha llegado a accidentarse en esta posición tan crítica e inverosímil. Es una autovía ancha, de tres carriles, recta y sin aparente complicación en la conducción, así que la principal hipótesis con la que trabaja la investigación podría ser una rueda reventada. Esto explicaría los movimientos bruscos del volante que le habrían hecho chocar con la barrera de seguridad de la derecha, con la mala fortuna de que el vehículo habría subido por el marco del túnel, que sube y que, como un trampolín, el habría hecho rebotar hasta colgarlo boca abajo.