Le toca el Gordo dos años seguidos: "No lo necesitamos"

Los trabajadores de Indútries Teixidó compraron 480 décimos del 72.897, el primer premio

Empresa de RIudecols agraciada amb el primer premi de la Grossa
Esther Mirall
22/12/2020
3 min

ReosReus ha vuelto a vender el primer premio de la lotería de Navidad y Riudecols (Baix Camp) lo ha comprado por segundo año consecutivo. El año pasado, la Associació de Dones de Puigcerver de este pueblo del Baix Camp de poco más de 1.100 habitantes repartió unas 60 participaciones del Gordo, comprado en el centro aragonés El Cachirulo de Reus. Y este año la administración La Pastoreta de Reus ha repartido 320 millones de euros con el 72.897. El propietario de la administración, Òscar Bausà, estaba pletórico: "El premio es la culminación de un trabajo de equipo, el de vender ilusiones". Algunos números los vendió por ventanilla, pero el 80% se los han llevado los trabajadores de Indústries Teixidó, una fábrica dedicada a piezas de alta precisión de Riudecols, donde los 480 décimos comprados han supuesto un premio de hasta 200 millones de euros que hará olvidar a los ganadores los dos expedientes temporales de ocupación (ERE) que ha sufrido la plantilla este año.

Algunos trabajadores, como Jordi Valero, han doblado la suerte. El año pasado tenía tres participaciones y ganó 300.000 euros. Este año, la fortuna le ha vuelto a tocar con un décimo premiado con 400.000 euros. Le sabe incluso un poco mal. "No lo necesitamos, en casa ya estamos todos encarrilados", admite. Una de sus hijas está a punto de ser mossa d'esquadra y la otra es maestra. Con el dinero hará "lo que diga la mujer", pero tiene claro que volverá a repartir y acabará de pagar el apartamento que se compró con el premio de 2019.

Otros –la mayoría– han probado la suerte de la lotería por primera vez. Òscar, también trabajador de Teixidó, explica: "Taparé agujeros, muchos agujeros". Su empresa tuvo que cerrar por la crisis de 2008 y todavía arrastra deudas que ahora podrá "solucionar". Está tan contento que tiembla y tiene prisa para irse porque se lo quiere decir a sus padres. Marta, muy risueña, explica que el 72.897 lo compró en verano el presidente del comité de empresa, José Laucena. "Tuvo muy buen ojo", afirma, eufórica. "Todavía no me lo creo, ya pensaremos en casa qué hacer con el dinero. ¡Ahora toca ser feliz!"

Algunos, con caras largas y sin querer decir ni su nombre, han quedado excluidos de la alegría general que ha estallado este martes en la empresa. "¿Cómo quieres que me sienta? Muy burro", dice un trabajador a quien no le ha tocado nada porque iban pasando los días y no compraba el décimo hasta que fue tarde. No es un caso único. Otro de los empleados tampoco tenía el número: "No compro porque no toca nunca".

En el bar Cal Sota de Riudecols han acabado todo el alcohol. Muchos vecinos han venido aquí a celebrar el premio, en medio de saltos, gritos, bocinas y muchas risas. Como Ricard, de 32 años, que volvía de Indústries Teixidó con la bici. "Mi pareja me ha dicho que nos había tocado, es que ni me lo creo todavía", explica entre gente brindando. El año pasado le tocó a la familia y este año es él quien lo repartirá con su padre y su hermano. "Es una gran alegría, ya tocaba después de un año tan malo".

Para malo, el año de otra ganadora, Sònia Pérez, que ya se merecía "algo bueno", dice, emocionada, su hija, Mireia López, mientras se abrazan llorando ante La Pastoreta de Reus. Sònia Pérez debe su suerte a una amiga, trabajadora de Indústries Teixidó, que ha resultado ganadora por segunda vez consecutiva. "Somos tres amigas y le dijimos «Cómpralo tú, que tienes buena mano». Y mira, de lleno", explica llorando y riendo a la vez. Por fin podrá comprar el coche que hace tiempo que pide su hija. Esta última solo repite que su madre "se lo merecía de verdad".

Mientras tanto, en la administración volaban tapones de botellas de cava y se rociaba, como manda la tradición, a la nube de prensa, cotillas y algún premiado que se ha acercado. Sin beber ni gota, claro, en plena pandemia.

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