Violencias machistas

Sólo una de las quince mujeres asesinadas ese año había denunciado

Expertas y el Gobierno piden en torno a las víctimas de violencia machista que informen de las agresiones

Familiares y amigos de la mujer asesinada en Rubí se abrazan durante el minuto de silencio.

BarcelonaSolo una de las quince mujeres asesinadas por violencia machista este año en Catalunya había presentado una denuncia contra su agresor. Si el cálculo incluye el histórico desde el 2011, cuando la Generalitat empezó a realizar el registro, sólo el 10% de las 139 víctimas habían dado el paso de llevar a los juzgados oa la policía al hombre que debía ser el su asesino. La historia se repite en el caso de las últimas dos víctimas, una mujer vecina de Castellbisbal y otra de Rubí, asesinadas a tiros por un mismo hombre –expareja y pareja, respectivamente–, que había sido el número dos de la Policía Nacional en Catalunya hasta su jubilación el pasado año.

Teniendo en cuenta la complejidad de la violencia machista, la infradenuncia es especialmente elevada, mucho más que en otros delitos. Solo el 18,4% de las catalanas que se habían oído violentadas presentaron una denuncia, según la encuesta del departamento de Interior del 2021, una cifra que se rebaja al 12% en las agresiones sexuales. ¿Qué explica esta baja denuncia? Las expertas coinciden en que las causas son múltiples. Hay una parte de vergüenza o estigmatización, de no querer ser percibida por los demás como una víctima, además de las mujeres que no tienen conciencia de que los golpes o insultos son violencia. Júlia Humet, abogada especializada en violencias machistas miembro del despacho Némesis, apunta que, en líneas generales, el maltrato es un proceso que dura años –una media de diez años, aunque su duración está bajando– y que las mujeres que lo sufren acumulan “un agotamiento y una baja autoestima que hacen que ni se planteen que pueden denunciar o irse de casa”.

Convocatoria en Castellbisbal en recuerdo de las dos mujeres asesinadas el martes en el Vallès.

En una casa de acogida, donde se refugian las mujeres temporalmente después de romper con el agresor, las historias se repiten: son mujeres que se han sentido muy solas, incluso aisladas de su red social, y que sin una alternativa donde vivir dignamente no se han sentido seguras de dar el paso. Es la "desconfianza" en el sistema judicial, policial e institucional, según la psicóloga Alba Alfageme, que admite que, pese a los esfuerzos realizados en las políticas públicas y en la eficacia de las leyes específicas contra la violencia machistas, todavía hay "mucho trabajo por hacer" en la mejora de los recursos y los circuitos establecidos para "evitar que se revictimicen a las mujeres". Se trata de reforzar la idea de que "denunciar sí puede ser una vía de salida" de la situación de violencia, incide esta profesional, que también está especializada en tratar supervivientes de violencias machistas.

Alejarse sin perjudicar al agresor

La relación de agresor y víctima en este tipo de violencia es tan especial que también es un factor a tener en cuenta a la hora de entender la infradenuncia. A menudo los hombres son la pareja y también los padres de los hijos, y muchas mujeres evitan notificar las agresiones por “no perjudicarle”, indica Alfageme, quien matiza que el afán de la mujer pasa más “por dejar de recibir golpes que porque el hombre vaya a la cárcel”. Aunque no existe un patrón concreto entre las víctimas, pesa también la “justificación y la normalización” de las actitudes violentas, alimentadas por siglos de patriarcado, que provoca que tanto las mujeres cómo sus entornos consideren, erróneamente, que los agresores “pueden cambiar”.

Por el contrario, los datos oficiales contradicen al imaginario colectivo que la denuncia es un papel mojado. Así, según el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), ocho de cada diez sentencias por violencia machista terminan en una condena para el agresor. "Cada vez que no se denuncia es un fracaso del sistema, porque detrás de un feminicidio hay miles de casos de violencia que quedan en la intimidad", señala Humet.

En esta misma estadística del poder judicial también se revela que el entorno de las víctimas mantiene un perfil muy bajo y que, de todas las denuncias presentadas, menos del 2% son de familiares o amistades. Para Alfageme, ésta es una asignatura pendiente: conseguir que vecinos, amigas o compañeros de trabajo “se impliquen y no miren hacia otro lado”. Sin embargo, subraya que el foco en torno a la violencia machista debe situarse en los hombres y el concepto de masculinidad. No puede recaer sobre las mujeres la responsabilidad de no denunciar ni de salir del círculo violento, insisten las expertas.

La violencia machista es transversal tanto en el caso de los agresores como en el de las víctimas que la padecen, y no hay ninguna frontera que salve por raza, edad, religión, procedencia o nivel de estudios o profesión. En el doble crimen machista del Vallès, el asesino era Juan Fortuny, un comisario retirado de la Policía Nacional que fue el segundo en el mando en Catalunya. Cuando se jubiló, sus compañeros le rindieron un homenaje por los 44 años de servicio público. Aunque no existe ninguna investigación local sobre la relación entre policías y violencia machista, un informe de la investigadora argentina Maria Hereñú sobre los trece crímenes perpetrados por agentes en el área metropolitana de Buenos Aires entre 2015 y 2017 señalaba la carga de la masculinidad tóxica, la autopercepción masculina de los cuerpos o la construcción que lo femenino significa debilidad e inferioridad. Alfageme, que ha sido asesora del departamento de Interior, afirma que, aunque se ha hecho un esfuerzo en los últimos años por “formar” a los agentes en la igualdad, puede pesar el hecho de que las policías tengan una “cultura organizativa en la cual se ha puesto mucho el valor del poder o el uso de la autoridad”. A esto hay que sumar la forma en que un hombre entiende sus relaciones afectivas. "Si está en una relación asimétrica, desde el poder, que niega que nadie pueda dejarlo, supone un cóctel que añade riesgo".

Isla: "No podemos desfallecer, hay que perseverar en la denuncia"

Rubí y Castellbisbal han realizado este miércoles actos colectivos en recuerdo de las dos mujeres asesinadas en el doble crimen machista del martes. En Rubí, el acto de condena ha contado con la participación del presidente, Salvador Illa. Estamos consternados, pero no podemos desfallecer, hay que perseverar en la denuncia contra la violencia machista", dijo, al tiempo que instó a "hacer más" para denunciar "a quienes niegan la violencia".

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