Vuelven los hospitales y los CAP covid, como en marzo de 2020

Salud desprograma la actividad asistencial no urgente durante tres meses en los centros públicos y privados para preservar las vacaciones de los sanitarios y mantener el sistema

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Cues a la puerta de la CABEZA de Huerta en Barcelona en una imagen de archivo

BarcelonaEl sistema sanitario vuelve a centrarse exclusivamente en tratar los enfermos de covid-19. Como en marzo de 2020, cuando la gran incidencia del coronavirus colapsó la capacidad del sistema, la conselleria de Salud ha dado la orden de desprogramar toda la actividad aplazable en primaria y hospitales para poder dedicarse a la pandemia y a los casos inaplazables y urgentes. La orden tiene una vigencia de tres meses –es decir, hasta finales de octubre, ya en pleno otoño–, a pesar de que se puede corregir a la baja o al alza dependiendo de la evolución de los contagios. En esta resolución también se incluyen los centros del sistema privado, tal como ya se hizo en la primera oleada de la primavera del año pasado.

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A pesar de que los datos epidemiológicos apuntan a un ligero frenazo de casos positivos nuevos como señal de que se está llegando al pico de esta quinta oleada, la descongestión está lejos de llegar, hoy por hoy, a los centros sanitarios. La razón no es otra que la incidencia, que es la más elevada de toda la infección, de forma que la desescalada será gradual y lenta en los escalones asistenciales. Ya se han superado los 2.000 pacientes ingresados en planta, cifra que no se registraba desde febrero, y para este fin de semana se espera pasar de las 500 camas en la UCI, como a finales de abril, en plena cresta pos Semana Santa. Con la misma presión se encuentran los profesionales que atienen las llamadas en el teléfono 061.

Aplazar todo lo no urgente

El conseller de Salud, Josep Maria Argimon, se había referido esta semana a una situación “crítica, muy crítica” en cuanto a la presión en los hospitales y admitía que en algunos centros ya estaban anulando citas no urgentes. Lo cierto es que cuando lo decía ya había una circular firmada por CatSalut, el organismo encargado de las prestaciones del sistema público, que acordaba “condicionar la actividad” de los centros “de forma que se atienda solo aquella actividad urgente, emergente y clínicamente inaplazable”, según ha avanzado la ACN. Centros de primaria que todavía no han recibido el documento oficialmente ya hace días que han tirado hacia delante, forzados por la falta de personal para atender tanto los pacientes covid como los ordinarios.

A la gravedad de la situación en atención primaria y hospitales, que las autoridades sanitarias han destacado los últimos días subiendo el volumen de preocupación, se le suma que coincide con el verano, y el departamento se ha marcado como “línea roja” no tener que anular las vacaciones a unas plantillas exhaustas después de un año y medio de actividad desmesurada. 

Salvar las vacaciones

Fuentes de Salud insisten que el objetivo es preservar “por encima de todo el descanso del colectivo sanitario y a la vez, garantizar que se pueda hacer frente a una demanda muy importante”. Sí que se han rechazado las peticiones de permisos de un día, pero el departamento no quiere ir más allá, después de que el verano de 2020 hubiera un rebrote en plenas vacaciones y muchos de los profesionales tuvieron que aplazar sus planes de descanso. Para Salud, no hay alternativa si se quiere garantizar la atención a los enfermos covid y a los de urgencias o inaplazables, la reorganización de los equipos de profesionales y optimizar todos los recursos necesarios.

La situación de tensión se ilustra bien con el caso de un centro de primaria que habitualmente cuenta con seis médicos de familia. Desde hace una semana se ha quedado solo con uno. El resto, o ya hacía el descanso estival perceptivo o se han ido contagiado del covid. Ni siquiera el hecho de que algunos de los profesionales decidieran suspender sus vacaciones permitía garantizar las agendas, y por lo tanto la dirección decidió desconvocar ya hace unos días los pacientes que tenían que hacer visitas rutinarias o de patologías leves y de control. Desde la primaria se ha señalado siempre que los grandes damnificados de estas reducciones de la asistencia ordinaria son los pacientes crónicos, que necesitan controles para llevar a raya la enfermedad. 

A las puertas del segundo fin de semana con toque de queda nocturno, la incidencia acumulada a siete días –el valor que guía la restricción – se sitúa por debajo de los 600 casos por cada 100.000 habitantes, pero el nivel de seguridad del ministerio de Sanidad es de 200. Salud augura que quedan 10 días más para notar la desescalada en las UCI de una quinta oleada que, a pesar de la vacuna, se parece a la primera.

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