Patrimoni

Un viaje por el mundo de los carros y los carruajes

El torrenco Jordi Rovira ha reunido durante medio siglo a más de un centenar de vehículos de este tipo procedentes de todo el mundo

Algunos de los carros que pueden verse en la exposición de Jordi Rovira en Tarragona.
19/11/2025
4 min

TarragonaDos carretas del Far West, un trineo finlandés de hace más de dos siglos que le puede arrastrar un reno o un caballo, el carruaje con el que la madre del General Prim iba de Reus a la Masía de Vila-seca o un carro que lleva 72 cajas de botellas de Chartreuse con el embalaje original preparadas para ser. Son algunos del más de un centenar de vehículos tirados por la fuerza animal que forman parte de la colección de carros, carruajes y carretas que el torrenco Jordi Rovira Fortuny ha reunido durante más de medio siglo de investigación y muchas horas de trabajos de restauración.

Rovira tiene claro que, con más de cien vehículos, la suya es la principal colección de carros de Catalunya y en todo el Estado se cuentan con los dedos de la mano las que se pueden comparar en algunos de los aspectos. La mayor parte de los carros que colecciona los tiene en una exposición dentro de una nave del polígono Francolí, y este noviembre y primera semana de diciembre puede visitarse de la mano de la Asociación Contra el Cáncer de Tarragona. El coste es de 5 euros por persona y toda la recaudación conseguida se destinará a la entidad, que impulsa proyectos de acompañamiento, investigación y prevención en la lucha contra el cáncer. Las personas interesadas deben escribir un correo a tarragona@contraelcancer.es e indicar el día, la hora y la cantidad de personas que son y se intentarán ajustar los grupos.

Homenaje al hermano

En la exposición destaca el carrito de bomberos, una referencia clara al hermano del coleccionista, fallecido de cáncer a los 44 años. Era bombero de Tarragona. A él le dedica la exposición, y durante este mes hace de guía a todos los grupos que la visitan: "Me hace mucha ilusión". Rovira no sólo cuenta con una gran colección de carros y carruajes, sino que conoce mucho este mundo y tiene ganas de compartirlo con sus visitantes.

La parte de carros dedicados al mundo del vino es muy completa y, además de los carros que realizaban los distintos trabajos relacionados con este sector productivo vital para el país, hace unas herramientas, o se complementa con herramientas y diferentes máquinas como prensas, ensulfatadores, arrancadores de cepas o bocoyes. Se puede ver la evolución tecnológica en el mundo del vino, como en el caso de las ensulfatadores en los depósitos de madera y después de bronce, las primeras fabricadas en el País Vasco. También hay dos carros –uno trapero y otro para la venta de vino a granel o vasos en las ciudades– de la época de la posguerra que incorporaron el caucho en las ruedas de madera, ya que Franco prohibió las ruedas de hierro porque estropeaban el pavimento. Uno de los carros más impresionantes es uno de arrieros de grandes dimensiones, que debía ser arrastrado por cuatro caballos. En los años sesenta desaparecen los carros del día a día del mundo rural. En la ciudad había pasado antes.

De película

La evolución de la fuerza animal en el motor de combustión puede verse con un carro mortuorio y el Mercedes que le sustituyó, o un tractor alemán de la época de la Segunda Guerra Mundial que jubiló los arados tirados por animales. Dos piezas que generan siempre mucha expectación son dos carretas del Far West, de las que se utilizaban en la emigración hacia las nuevas tierras conquistadas a los indios. Rovira las adquirió en un viaje a Nueva York. También tiene una réplica de la carreta que conducía Clark Gable a la película Lo que el viento se llevó.

En la exposición encontramos carruajes franceses, ingleses, alemanes y uno holandés. Este último salió a la película Fiebre del oro y el propio Rovira aparecía haciendo de cochero. También hay carruajes que aparecieron en el largometraje del cineasta catalán Antoni Ribas Tierra de cañones. Encontramos las típicas tartanas catalanas o de las Islas Baleares y carruajes con mucha historia de todo el Estado. Algunas piezas denotan, por el lujo que exhiben, la posición social y la capacidad adquisitiva de quienes eran sus primeros propietarios.

Rovira se queja del nulo apoyo de las administraciones públicas en la compra de carros y su restauración. Promete sacar más piezas que ahora no caben en la nave cuando tenga un espacio mayor. Aunque no pierde la esperanza, ve muy difícil que esta colección se convierta un día en un museo que permita lucir a todos los vehículos que la integran.

El coleccionista torrenco ha organizado durante cuatro ediciones los Tres Tombs de Tarragona, y durante 28 años pudimos ver a Jordi Rovira o alguno de sus hijos llevando al Home dels Nassos en uno de sus carros.

¿Y cómo empezó?

Una persona ha marcado mucho la vida de Jordi Rovira, y su muerte en 1975 fue el punto de partida de la colección de carros y carruajes. Se trata de Joan Fortuny Mercadé, más conocido como Joanet o Joanet Sereno, ya que además de hacer de labrador toda la vida fue sereno de Torredembarra durante veinte años. Durante la Guerra Civil murieron su esposa y su hija, y uno de sus hijos a causa de la metralla un año después. El único hijo que le quedaba murió de tuberculosis a los 25 años. En la calle Muralla, en pleno casco antiguo torrenco, se encuentra la casa-museo del Joanet, con las estancias como estaban a medio siglo pasado y con su carro en la entrada.

La relación entre Joanet y Jordi Rovira fue muy intensa durante más de veinte años. De hecho, le ahijó y le transmitió el amor por la tierra, que ya no ha abandonado nunca. "Íbamos con otros niños con el carro a su finca y también estableció relación con mis padres. Pidió a los padres que fuera a vivir con él y dijeron que sí. Me educó con unos valores. Y en agradecimiento por todo lo que hizo le dedico esta colección a él", recuerda Rovira.

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