El análisis de Antoni Bassas: 'La nación está viva'

Hay que poner en valor que, pese a lo que Lluís Llach definió como “depresión absoluta”, más de 40.000 personas salieran en varias capitales del país a manifestarse en paz por la independencia, en una muestra de coherencia y de persistencia en la idea más que en los instrumentos

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12/09/2025
3 min

Si la Diada se mide en miles de manifestantes, elindependentismo de hoy no puede competir con el de hace diez años, pero eso ya lo sabíamos. Esas Diadas millonarias pertenecen al pasado y no volverán durante una buena temporada. Basta con recordar de qué partido es hoy el presidente de la Generalitat. Por tanto, la cifra de personas que salieron a la calle es directamente proporcional a la confianza que les inspiran las estrategias y los liderazgos de Esquerra, Junts y la CUP (con influencia disuasoria de la lluvia, que por la mañana en Barcelona tuvo forma de aguacero). En el fondo de esta actitud hay un razonamiento indiscutible: si cuando salieron dos millones de personas a llenar toda la Gran Via y toda la Diagonal, toda esa acumulación de fuerza no sirvió para hacer el pulso en España con más garantías de éxito, salir hoy o no salir no hará la diferencia. Pero esto, insisto, ya lo sabíamos.

Y por eso hay que poner en valor que, pese a lo que Lluís Llach definió como "depresión absoluta", más de 40.000 personas (o las que fueran, porque los contadores oficiales siempre tienen "cocina", como las encuestas de voto) salieran en varias capitales del país a manifestarse en paz por la independencia, en una muestra de coherencia y de por la independencia. Y, por cierto, si hacemos hincapié en la capacidad movilizadora del independentismo, preguntémonos cuántos proyectos políticos pueden hoy en día producir una imagen como ésta.

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Poca gente en comparación con el pasado, sí, pero cuatro gatos, no, sino miles de manifestantes dispuestos a exhibir sus convicciones, descritos así por Joan Burdeus en una crónica que les recomiendo:

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"La presencia de banderas palestinas es irrisoria (hay más ikurriñes) y, a pesar de la cobertura más o menos interesada que inevitablemente recibirán de los medios, desde dentro de la mani la presencia de Aliança Catalana es prácticamente irrelevante. Con gritos como "TV3 manipuladora" y "Fuera españoles y musulmanes" (el segundo español) los de Sílvia Orriols consiguen llamar la atención porque son una novedad, pero el espectáculo es más forzado que preocupante y la cosa se salda con indiferencia y tribunerismo sin ningún tipo de angustia [...] Es una reserva de creyentes tranquila y sin ninguna expectativa que se limita a recordar que, esperando entre los matorrales, todavía hay de país.

Incluso fue una Diada aseada:

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Por la mañana el mensaje fue el del juicio que define el gobierno de Isla, y por la tarde fue la desobediencia contra la sentencia del catalán del TSJC, que defendió a Lluís Llach en su papel de presidente del ANC.

Balance de la Diada de 2025: el independentismo sigue siendo un elemento estructural de la vida política y social catalana, capaz de mantener intereses comunes con el catalanismo autonomista, como la defensa de la lengua. Si acaso, ahora la novedad es la presencia de la ultraderecha islamófoba de Aliança Catalana, lo que va online, por desgracia, de lo que estamos viendo en toda Europa, y del que nosotros no nos hemos escapado. Y esto seguirá siendo así porque en España la cultura política dominante es la misma de hace siglos:

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La nación está viva. Esto quedó claro ayer, mañana y tarde.

Buenos días.

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