El análisis de Antoni Bassas: 'Una semana como siempre: desastre en Cercanías y contra el catalán'
Es una forma del PP de decir que la lengua se puede votar, que es opinable. Es un intento más de menospreciar al valenciano, de convertirlo en problema, en estorbo, por miedo al descubrimiento de la verdad, que es el catalán de Valencia, para que Valencia pueda seguir siendo la playa de Madrid, en sentido literal y figurado
Cada semana deja un perfume cuando termina. Este viernes oímos las notas bélicas de la Unión Europea movilizando 800.000 millones de euros para rearmarnos ante Rusia y Putin recordándole a Macron que la invasión que Napoleón intentó en Rusia en 1812 terminó mal para Francia.
La semana también nos ha dejado las notas florales de La Caixa y Criteria volviendo a la sede social en Cataluña, de donde nunca habría tenido que irse. Es un estribillo parcial, ya lo comentábamos ayer, porque no ha vuelto CaixaBank. Pero es una noticia muy relevante, porque la Caixa sigue siendo más que un banco, y hoy, por ejemplo, El País titula un editorial diciendo "La Caixa: fin del 'proceso'". No se ponen por poco.
Pero la semana ha dejado un par de fragancias clásicas. Una es Cercanías: se habían terminado unas obras que debían acabar con los problemas. Ha sido a la inversa: más problemas que nunca. El Gobierno ha convocado una reunión diaria de control de incidencias. Mejor les iría si se constituyeran en asamblea permanente. Esta mañana misma, falta de tensión en la catenaria de la R2 de Cercanías en Hospitalet de Llobregat. Personas mayores saltando a las vías porque faltaba el aire dentro de los vagones. Adif sabe mucho hacer trenes de alta velocidad nuevos de trinca, porque nada te molesta cuando pasas por donde no había nada, pero cuando tiene que gestionar líneas ya existentes y en zonas densas, naufraga estrepitosamente y destroza la vida diaria de miles de pasajeros.
Y la otra fragancia clásica es la aversión al catalán de la cultura política española. Lo hemos visto con el pacto PSOE-Juntos por la inmigración. A Junts le ha dicho racista la izquierda española, ya Sánchez, traidor desde su propio partido hasta la derecha y la ultraderecha, valga la redundancia. Pero lo que más les ha escandalizado ya no es que los Mossos puedan pedir su pasaporte en la frontera, sino que el catalán sea un requisito para obtener el permiso de residencia, cuestión que en el pacto no queda clara.
Claro que el gran escándalo de la lengua se ha vivido en Valencia con la consulta a los padres sobre si querían valenciano o castellano. Es una forma del PP de decir que la lengua se puede votar, que es opinable. Es un intento más de menospreciar al valenciano, de convertirlo en problema, en estorbo, por miedo al descubrimiento de la verdad, que es el catalán de Valencia, para que Valencia pueda seguir siendo la playa de Madrid, en sentido literal y figurado.
Buenos días.