El radar suculento

Les Cosines: el nuevo lugar para hacer el vermut en Gràcia donde os atenderán en catalán

Laia y Olaz han creado un refugio de barrio para hacer red, comer y beber cosas buenas y, sobre todo, hacer largas sobremesas

Les Cosines: el nuevo lugar para hacer el vermut en el barrio de Gràcia de Barcelona donde os atenderán en catalán
06/11/2024
3 min

BarcelonaSituémonos porque en este cóctel tenemos vermut, familia, lengua y barrio (mucho barrio). Es el día de Reyes de este año, y durante la sobremesa una prima le explica a la otra el proyecto que tiene la cabeza. Abrir una vermutería que sea a la vez un refugio, un espacio de encuentro en la Vila de Gràcia, donde los vecinos no se sientan extraños. Un espacio para descubrir pequeños productores y hacer propuestas culturales. Debió de venderlo muy bien porque Laia, la prima que escuchaba, le compró la idea a Olaz. Así es como nace Las Primas (han añadido el subtítulo vermuts y sobremesas), que encontrará en la calle Rosa Puig-Rodon Pla –antes Santa Rosa– número 14.

Ellas son, por un lado, Laia Borràs Roig, técnica de farmacia que trabajaba en una escuela familiar, la escuela Roig-Tesalia, que cerró el curso pasado. Y por otro, el Olaz de Bilbao Roig. Olaz acababa de ser durante una década la directora pedagógica de la Bressola, en Perpiñán. Llegó gracias al libro Camino de Ítaca (Ed. Mina) que hicieron conjuntamente los sabadellenses Oleguer Presas y Roc Casagran. Cuando Olaz cerró su etapa allí, vio que era el momento de volver al barrio de Gràcia y ofrecerle lo que ahora ya es muy difícil de encontrar: el de siempre.

Fue en agosto, durante las gentrificadas Fiestas de Gràcia, que corrió la voz que pronto abrirían una vermutería en el barrio donde te entenderían en catalán. Puede parecer poco, pero ahora mismo en Barcelona, ​​no lo es. Así que subieron la persiana en septiembre, y el sitio no ha tardado en ser lo que querían que fuera: un local lleno de vida donde encuentras buena comida y bebida de pequeños productores a precios razonables.

Qué se come

Son una cooperativa de dos, y abren de miércoles a domingo. Tuvieron claro que no harían filigranas, todo está hecho en Catalunya y conocen quién lo produce. Encontrará embutidos del Valle de Camprodon, quesos artesanos, desgajada o ensalada rusa del Mercado de la Libertad, conservas, vinos de pequeños productores con grandes historias y licores, como el de nueces o el de endrinos, que hace la cooperativa Tres Sillas de Arbeca, o los que hacen desde Llançà Quevall licores. También la fantástica ginebra Rawal, hecha en Barcelona. El vermut lo hacen ellas. Aquí probaréis cosas que no encontrará en ningún lineal de supermercado. No hay platos calientes, pero no los echará de menos.

Si ve a una señora, o se fija en las fotos en blanco y negro que hay al entrar a mano derecha, habrá descubierto Pilar. Pilar es la vecina de encima del local, y lo regentó durante muchos años cuando era la Bodega Santa Rosa. Ahora sigue formando parte del proyecto de forma honorífica. Les ha cedido fotos de los años sesenta, y en una sale con su amiga Angelinas, con quien Pilar tiene el balcón delante por delante. Son vecinas y amigas desde que tenían diecinueve años. Son parte del alma del barrio, y ahora también del nuevo local, que por tener futuro, no se olvida del pasado. El mismo local, por cierto, había sido el Bonobo, después el Ítaca con sus tiradores de cerveza, y finalmente el bar de copas Mano a mano. Fueron ellos quienes le traspasaron a Les Cosines.

Tienen previstas también diferentes actividades culturales, que se realizan algunos martes o los fines de semana. Podemos encontrar catas, glosas, monólogos, música y si se animan, concurso de titivos y quinto. Están abiertas a escuchar propuestas de personas que estén en sintonía. Encontrará las actividades anunciadas a través de las redes sociales.

Bienvenidos, pase, pase

Como la pedagogía la llevan a la sangre, han comprado un babero hecho con ropa de fardo para atender a algún turista que se anima a intentar beber con porrón. Allí los extranjeros son escasos, ya que buscaron un local que no estuviera en ninguna arteria principal, pero, si alguien entra, ellas están listas para hacerles descubrir la ratafía y lo que convenga. "El vermut es el aplec", dice Olaz, así que han creado un lugar "sin romances" donde se mezcla gente de todas las edades.

Cogen reservas sólo por la franja de vísperas, pero es un lugar donde siempre encontrarás un rincón. Un espacio espontáneo para revertir en lo posible el "deterioro del barrio", dicen. Un deterioro que saben que trasciende a Gràcia, donde han tenido el recibimiento esperado: una muchedumbre de vecinos que por fin encuentran refugio.

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