Dolors, el chiringuito libre que triunfa en unos jardines de Vallcarca
El bar es un lugar de encuentro del vecindario y sirve buenos menús de mediodía y tapas para hacer un vermut como es debido

BarcelonaEs idílico. Tanto que incluso da un poco de respeto escribir este artículo. El chiringuito La Dolors se encuentra en medio de unos jardines una vez atravesado el puente de Vallcarca. Es una historia de éxito, porque es un espacio para el barrio gestionado por personas que aman al barrio. Hablamos de Cristina Mas, ya que ella lleva un montón de años en el mundo de la restauración, y los vecinos le decían "¿por qué no te quedas tú el chiringuito del consulado?" Los astros se alinearon, y varios años después de que el Ayuntamiento recibiera en herencia este espacio, ganó el concurso público y así fue. Explicamos la historia del lugar y, sobre todo, de Dolors que da el nombre a este lugar tan especial.


El edificio, que se encuentra junto al bar y ahora es un espacio vacío que se usa como sala polivalente, había sido el consulado de Dinamarca. Por eso la gente del barrio lo llama así. Pero que esta isla de paz ahora sea de la ciudad es mérito de Dolors Canals y Farriols. Dolors estudió medicina en contra de la voluntad de su familia acomodada. Se especializó en puericultura y fue una pedagoga y científica que sentó las bases para la educación en la primera infancia. Para apoyar a la República se hizo cargo de las guarderías de guerra cuando los hombres tuvieron que ir al frente y las mujeres en la fábrica, y las modernizó. Es la creadora de muchos conceptos pedagógicos que ahora damos por sabidos.
Se casó con el pintor Joan Junyer (de ahí el nombre de los Jardines de Canals y Junyer). Y como tantos intelectuales tuvo que exiliarse. Pasó por muchos países, y donde estuvo más años en Nueva York, donde tenía un programa de radio en la CBS. Regresó a Cataluña con el dictador enterrado, y se instaló en el lugar donde nos encontramos. En 2010, cuando muere, deja el espacio en el Ayuntamiento de Barcelona. Y aunque han tardado un mono en ponerlo en solfa, ahora es de todos.
Las mujeres de Dolors
Puede ver imágenes de Dolores en el bar. Y ahora son otras mujeres quienes viven. Cristina Mas en los fogones, Mireia Boya, que es la pareja de Cristina y le ayuda con cuestiones de gestión y lo que convenga, y Clara Juan, que se ha encargado del potente diseño gráfico. Mireia Boya quizá le suene porque fue diputada en el Parlament de Catalunya.
¿Qué encontramos en La Dolors? Pues desayunos, tapas, menús de mediodía, un enclave único para hacer el vermut, el lugar definitivo al aire libre para las cenas este verano, el lugar donde podrá celebrar su cumpleaños, un espacio donde los niños pueden correr sin que los atropellen, un parque donde se puede ir con el perro o simplemente un oasis.
El bar es un lugar de encuentro de personas eclécticas, pero en su grandísima mayoría locales. En un inicio ni siquiera le pusieron en Google Maps. Es un espacio de memoria, pero también de construcción de comunidad. Los fines de semana hay propuestas culturales tanto dentro del edificio como fuera del chiringuito. Música, monólogos, danza o lo que convenga. Si desea realizar una celebración, le cerrarán un menú; si va entre semana, disfrutará de cocina sencilla, saludable, a sólo 15 euros. El precio incluye bebida, pan y postre. Ofrecen platos como pollo asado con verduritas o bacalao a la catalana. Se miran quiénes son los productores y procuran servir ingredientes de proximidad. Además, si las mesas están llenas, hay unos bidones en los que poder instalarse. Han preparado unos vasos reutilizables para quien prefiera ir un mono más lejos del bar, para reducir residuos.
Este sitio puede llamarse un montón de cosas buenas, ya que está fomentado en valores que hacen red. Como el hecho de que las trabajadoras son del barrio o de personas que tenían una situación de vulnerabilidad. Y hay otro que creo que vale mucho la pena subrayar: no hay wifi. Aquí se viene a convivir con vecinos de carne y hueso, no con pantallas.