Muere Montse Guillén, la mujer que llevó la cocina catalana a Nueva York
Empresaria polifacética, supo innovar y hacer uso de la gastronomía como una expresión artística más en consonancia con las demás
BarcelonaLa cocinera y empresaria Montse Guillén ha fallecido a los 79 años este fin de semana en Barcelona después de años luchando contra una enfermedad. Guillén fue el alma del legendario restaurante L'Internacional de Nueva York, donde personajes como Andy Warhol o Basquiat descubrieron la cocina catalana de 1984 a 1986. Posteriormente, abriría otros proyectos en diferentes rincones del mundo.
Guillén empezó a cocinar en Can Borrell, en la Cerdanya, en la población de Meranges, donde sus padres compraron una casa de payés y preparaban comida para los excursionistas. Madre joven de dos hijos, Guillén entró a trabajar en La Venta, en el Tibidabo de Barcelona, donde logró hacerse un espacio en un mundo de hombres. "Fernando [Amat] y Paco [Bosch] me dieron libertad. Abrí la cocina para que los comensales la vieran. No sé si en 1978 había muchos restaurantes con la cocina abierta, en Barcelona. Y fui a Francia a buscar cocineros. La nouvelle cuisine de Bocuse ya estaba en marcha y me pareció que visitar a Michel Guérard en Eugénie-les-Bains era una buena idea. Pero no funcionó. "¿Verdad que estamos cerca de San Sebastián?", les dije. ¡Gracias a mi amigo Llorenç Torrado, Arzak nos recibió y nos dejó dos cocineros fabulosos! Revolucionamos La Venta; ya no sólo era de ensalada y costillas a la brasa. ¡Estábamos entusiasmados!", explicaba al ARA hace unos meses conversando con el periodista Toni Vall.
Guillén fue creando una red de colaboradores y amigos con los que iniciar proyectos, como el icónico restaurante MG de Barcelona en la calle Marià Cubí, con interiorismo de Carles Riart y la ayuda de Xavier Mariscal. En este restaurante se formó, por ejemplo, Fermí Puig, también desaparecido hace unos meses. En 1981 comienza la aventura americana, con el restaurante Wheat&Steak en Kansas City. Pero lo que realmente marcó un antes y un después fue el famoso El Internacional de Nueva York. Conjuntamente con su inseparable marido, el artista Antoni Miralda, crearon el sitio del momento en la ciudad que marcaba las tendencias. "Se trataba de llevar la cocina catalana a Nueva York pero a través de las tapas, que allí no tenían ni idea de qué eran. ¿Y el pan con tomate qué es si no una tapa? El Miralda se enamoró de un viejo restaurante de los años 50 llamado Teddy's, en West Broadway, y lo transformó en una obra de arte suyo".¿Está el gallery o el restaurante?", preguntaba la gente cuando entraba. Abríamos a las doce y cerrábamos a las tres de la madrugada. Sólo te diré que venían 800 personas todos los días. Un camarero podía sacarse fácilmente 1.000 dólares al día en propinas", explicaba al ARA una mujer que haría amistad con el artista Keith Haring, hasta el punto de que ella sería clave para que hiciera un mural en el Raval de Barcelona poco antes de morir. Por las tablas de El Internacional pasaron nombres conocidos como Madonna, David By, David By estaba enamorado de una de las camareras. En el caso de Warhol, de lo que se enamoró fue de la butifarra con judías.
En los últimos años Guillén vivía entre Miami y Barcelona, trabajando en el proyecto FoodCultura, la fundación que investiga y mezcla la cocina con el arte y la ciencia, iniciada en 2000 conjuntamente con Miralda. Este proyecto les hizo chocar con las administraciones catalanas. El matrimonio tiene un espacio imponente en Poblenou, pero no lo suficientemente grande para toda la colección. Hubo la idea de hacer un museo en la Casa de la Prensa pero, finalmente, tal y como avanzó este diario, buena parte del archivo de FoodCultura, una colección de 8.000 objetos culinarios, acabó en Santander en manos de una colección privada.