El radar suculento

No hay que esperar mucho a ir al Citrus del Tancat

El restaurante liderado por Aitor López hace cocina honesta y de nivel desde Alcanar

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Una de las propuestas de Citrus del Tancat hecha por su cocinero Aitor López.

AlcanarNo me cabe la menor duda de que del restaurante Citrus del Tancat oiremos hablar. Y cuando esto ocurra, estaría bien no haber obviado las señales, y ser una de las comensales que ya han disfrutado del inmenso menú que sirve Aitor López a un precio imbatible.

El restaurante se encuentra en Alcanar, en un pequeño hotel boutique ubicado en una masía del siglo XIX que sólo tiene 18 habitaciones. Es un entorno idílico rodeado de 2.500 naranjos y huerto. Un espacio de paz. Allí encontrará cocina honesta construida sobre la base de productos del Delta y unos cimientos muy bien asentados en la cocina tradicional catalana y valenciana. Aquí el reparto habitual se da la vuelta y las verduras serán las reinas del menú, irán al centro, y la proteína animal, que está ahí, será el acompañamiento. Pruebe cangrejo del Delta, pescadilla de la lonja de la Rápita o una ostra del Delta frita. Pero en realidad lo que no se podrá sacar de la cabeza serán los gustos intensos y puros de las hortalizas: tomate, pimiento o puerro. Sabores que demuestran que para sacar la esencia hace falta producto, técnica y mucho amor.

El cocinero Aitor López en el jardín de Citrus del Tancat.

El artífice de todo ello es Aitor López (Xàtiva, 1992). López es un chef que el sector comienza a tener en el radar. Fue uno de los finalistas de la distinción Cocinero Revelación en el congreso de gastronomía Madrid Fusión de este año. Un hito relevante si tenemos presente que no se compite igual desde la gran ciudad que desde un pequeño pueblo. A pesar de su juventud, Aitor López lleva muchos años trabajando, e hizo buena parte de su carrera junto al cocinero Ricard Camarena, para quien trabajó en su bistrot Habitual y posteriormente en el restaurante de dos estrellas Michelin que lleva el nombre del cocinero valenciano. Citrus del Tancat es su primer proyecto personal, donde le han dejado hacer lo que creía. Fue el propietario Ángel Llasera quien le dio confianza. Abrieron en 2021 y recientemente ha recibido un Sol Repsol y una recomendación en la Guía Michelin. Aitor López dice que sólo trabaja con producto que le gusta. Y ha resultado que la inmensa mayoría viene del propio Delta, donde se ha sentido muy bien acogido por todos. Él no quería ser cautivo de una idea que no pudiera aplicar: “Muchos restaurantes tienen un discurso que acaba comiéndose el restaurante”. No es el caso del Citrus, donde salvo la carne, casi todo es de proximidad. Y parece que la carne tiene los días contados en el restaurante, ya que López ha ideado un plato que podría sustituirla (y que no puedo avanzar), que hará que nadie la eche de menos.

Puerro confitado, meunier de café y vinagreta de lisa y cilantro.
Hinojo confitado con una bullabesa anisada de mejillones del Delta.

Alta cocina a precios ajustados

El restaurante ya tiene un alto nivel, pero tiene unos precios muy ajustados por lo que ofrece. Habrá que ver, si los reconocimientos comienzan a llegar, cuál será su proyección. Como decía, es el momento de ir. No hay carta, sino que es necesario elegir uno de los tres menús que ofrecen. De más largo a más corto: el Suelo de Río (83 euros), el menú Montsià (63 euros) y el menú Lo Canar (43 euros). El primer nombre hace referencia a la zona en la que desemboca el río que separa Cataluña del País Valenciano, el segundo a la comarca donde se encuentra y el tercero al nombre que tenía Alcanar cuando todavía era un barrio de Ulldecona. Es cuando se independiza como pueblo, en el siglo XV, que adopta el nombre de Alcanar.

Otro de los elementos que simulan que el restaurante apunta arriba es su bodega. Existen entre 300 y 350 referencias. En este momento es el propio Aitor López quien las elige, y tiene una voluntad de tenerlo actualizado y con botellas interesantes para satisfacer a los comensales de morro más fino. Tener una bodega de estas características –con el coste que implica– es una declaración de intenciones. Según López, antes tenía mucho más interés en recibir un reconocimiento que ahora. Con el tiempo, ha aprendido que el reconocimiento que vale es el de tener la sala llena, los clientes contentos y las personas que repiten. Ahora bien, esto no significa que las distinciones no ayuden a llenar tablas ya poder tener más ingresos que después podrán reinvertirse.

Mientras esperamos a ver cuál es el futuro próximo de este restaurante al alza, recomiendo que paladee muy lentamente el postre en homenaje a los naranjos que nos rodean. Son refrescantes, complejos, un punto picantes y nada empalagosas. Un plato con muchos gustos que podría funcionar bien lo pusieras donde lo pusieras. Un motivo para volver cuando los naranjos estén floridos.

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