Crónica

"Si Sorrentino fuera catalán habría hecho una película en Casa Leopoldo"

Un grupo de amigos y clientes habituales homenajea a Rosa Gil, la carismática restauradora, en el icónico restaurante

04/06/2025

"Rosa es fantástica. Con los años era una amiga más y se sentaba en la mesa con nosotros", dice Eduardo Mendoza, quien reconoce que desde el 2015, cuando la restauradora se traspasó el negocio, le había perdido la pista. Cuando supo que le montaban un homenaje no dudó ni un segundo en aceptar la invitación. "Vengo seguro", dijo.

Había gente que creía que ya no estaba viva, pero no era así. Rosa Gil vive en una residencia y sufre algunos problemas de movilidad. Cuando los actuales propietarios de Casa Leopoldo la localizaron, no dudaron en montar una comida para devolver la carismática restauradora a la que fue su casa tantos años y el lugar donde nació. El local lo gestiona ahora el grupo Banco de Boquerones, e hizo una gran inversión para lustrar el local y servir de nuevo los platos de siempre. Así se cerraba una etapa en la que había sido un establecimiento de comida china.

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"Hoy mi ego me sale por los poros", dice Rosa Gil, quien afirma que desde que el grupo que dirige Bruno Balbás ha abierto ha venido dos veces. "Por suerte le han recuperado, porque los chinos que había habido lo destrozaron", dice Gil. Todo el mundo la visita y la besa. Es su día. "Para trabajar en hostelería tienes que ser generoso por naturaleza y te debe gustar la gente. Y así era Rosa Gil", declara con convencimiento la cocinera Carme Ruscalleda.

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"Yo que me he dedicado a la promoción de la ciudad, sé que se necesitan lugares emblemáticos como este. Aquí no hay estrellas Michelin, hay calidad y tradición. No es solo un homenaje a Rosa, también a su padre ya su abuelo. Esta casa sólo triunfará si mantiene la tradición. Aquí no hay que inventar nada", dice la empresa.

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De los intelectuales que le frecuentaban solo queda Maruja Torres, que no ha podido venir porque vive en Madrid, y Eduardo Mendoza, que se sienta junto a Gil mientras comemos todos los clásicos del restaurante. Le pido por los recuerdos que tiene y el escritor explica que "venía con Vázquez Montalbán, Marsé, Segarra, y tanta gente que ya no está". "En ese momento había cuatro o cinco instituciones donde esto ocurría. Veníamos, nos encontrábamos, charlábamos, nos discutíamos, nos peleábamos, comíamos mucho, bebíamos aún más, fumábamos puros. Imagina lo que era eso", añade.

De Édith Piaf a Sisqueta

Por ahí han pasado personalidades de todo tipo. Gil recuerda Édith Piaf, Charles Trenet y Maurice Chevalier. O Picasso, que explica que le llevaron la familia Gaspart. También muchos toreros y aficionados a la tauromaquia. No es de extrañar, pues, que en la mesa de Gil esté también Pedro Balañá. Mientras, aparece un mar y montaña, que Gil explica que empezaron a cocinar después de la luna de miel de sus padres. Fueron a Tossa de Mar, en el Hostal Tonet, por recomendación de un cliente. Allí cocinaba Sisqueta. De ella aprendieron a hacer las albóndigas con sepia y gamba y también el pollo con langosta.

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Gil recuerda que no era un restaurante económico. Especialmente cuando empezaron a preparar las cenas de duro. Estaría bien ver por un agujero cómo era el comedor de Casa Leopoldo en aquella época. Carles Vilarrubí, presidente de la Acadèmica Catalana de Gastronomía y Nutrición, explica que estar hoy aquí es "un baño de nostalgia". Reconoce que "las ciudades pueden evolucionar y cambiar pero nunca deben perder el aroma que se ve en películas como La Grande Bellezza o Parthenope". "Si Sorrentino fuera catalán habría hecho una película aquí", asegura Vilarrubí.

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También ha asistido al homenaje el alcalde de Barcelona, ​​Jaume Collboni, y se nota que no es la primera vez que visita el local. "Estamos buscando ideas sobre cómo preservar locales de barrio. Qué podemos hacer desde el Ayuntamiento para promocionarlos", dice. Por eso, me cuenta que hace unos días llevó a Ferran Adrià al restaurante 5 Hermanos de Nou Barris. Le pregunto si es un habitual de Casa Leopoldo. Vino un 1 de Mayo en el que UGT hacía una butifarrada. Una sede se vuelve justo delante. Sánchez. "Vino a Barcelona y quería un lugar tranquilo para comer. Y estuvimos en la mesa de Vázquez Montalbán. No fuimos a ningún reservado. Debemos apoyar en lo posible a quien ha resucitado Casa Leopoldo", dice el alcalde. Cuando le pido cuál es el plato que más le gusta, exclama: "el rabo de toro, ¡qué pregunta!"